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Jose María Peredo: “Hay posibilidades de que la guerra salga militarmente de Ucrania”

El catedrático en comunicación y política internacional habla con Diario AS y analiza la posibilidad de que el conflicto se internacionalice y apunta el papel clave de China.

Universidad Europea de Madrid

Se especula sobre el final del conflicto en Ucrania desde el mismo día que comenzó. Semanas, meses o años, pero lo que siempre ha sido común en todas las estimaciones es la importancia del invierno, un momento decisivo para poner sobre la mesa la situación de los dos países y, quién sabe, sentarse a negociar.

Armas nucleares, la figura incuestionable de Putin, la falta de libertades informativas en Rusia, la visión de Occidente, China y la ONU. Jersón, las estrategias rusas y las opiniones públicas. ¿Está en juego el orden internacional? De ello y mucho más habla para Diario AS José María Peredo, catedrático en comunicación y política internacional de la Universidad Europea de Madrid.

¿Se puede calificar como derrota para Rusia su retirada de Jersón?

Desde luego, indica un cambio de estrategia que asume el fracaso de la estrategia anterior, es decir, de controlar los territorios del Donbás. En ese sentido, Jersón es una capital de especial importancia estratégica porque supone el control de la desembocadura del río Dniéper. Además, la provincia de Jersón tiene una importancia estratégica adicional porque significa el paso directo con Crimea. Yo no lo calificaría como derrota, pero indudablemente es un fracaso de la estrategia rusa y un cambio de orientación que puede hacer pensar en distintos escenarios a partir de ahora.

¿Cuál es ese nuevo escenario o estrategia que planea Rusia?

En primer lugar, no provocar enfrentamientos directos que produzcan un número de víctimas alto y un deterioro de la confianza del ejército y de la opinión pública. Ahora, Rusia quiere evitar ese enfrentamiento que sí ha buscado en anteriores avances, pero eso no quiere decir que quede concluida la estrategia de debilitar a Ucrania mediante movimientos como los ataques puntuales a fuentes de energía, infraestructuras críticas, etc. ¿Hay alguna otra acción prevista de mayor calado o de distinta orientación? No lo sabemos. Hay que tener en cuenta que los planes estratégicos son secretos, por lo que entramos en un mundo de especulación e ir contando de lo que puede pasar, no de lo que va a ser.

¿Es el primer movimiento que hace Rusia pensando en cómo puede afectar a la opinión pública?

No es el primero, pero indudablemente es un movimiento que refleja un cierto temor a que la opinión pública rusa, no internacional, sino prorrusa, vea en el número de bajas y en el no avance del ejército una debilidad importante. Además, el deterioro era inasumible porque el número de víctimas estaba siendo muy alto, estaba siendo una tragedia.

¿Cómo cree que queda valorada la figura de Putin tras esta derrota?

Es mejor hablar de fracaso que de derrota, hay que matizar bien eso. Todavía hay que ver cómo queda su imagen. De momento, Putin parece responder a una situación en la que afronta y sigue manteniendo su liderazgo sacando cosas positivas desde una visión distinta a la nuestra. Hay una parte de la opinión pública muy condicionada por la falta de libertades informativas que hay en Rusia que considera que el movimiento es una acción casi defensiva y solidaria con la población de esos territorios. Es complicado de prever. Si tenemos en cuenta lo que dicen los líderes de opinión en Rusia, la opinión pública es muy pro-Putin. La retirada se interpreta como algo sensato y realista que intenta no generar más destrucción. Sin embargo, la opinión más social y ciudadana no la tenemos tan clara.

Parece que la figura de Putin es la que sustenta la guerra y el propio país. Siempre que hay algún fracaso, las críticas se dirigen a altos cargos militares. Putin es el último en ser señalado.

Eso es así, y también tiene que ver con el liderazgo que siempre se intenta mantener, que sea intachable y que sea el último en verse deteriorado en una crisis. Pero una cosa es una crisis y otra una guerra, que tiene unas consecuencias muchas más trágicas y tienen impacto social, porque los soldados que van a la guerra y vuelve, traen experiencias y relatos terribles. Han sido víctimas y los que no regresan, han fallecido. Todo eso se acumula y con el tiempo la opinión pública se debilita. Por eso Putin está utilizando esa fuerza contra la población con ataques a sus fuentes de energía y suministros para debilitar también el apoyo que tiene el ejército ucraniano y Zelenski en su país. Estamos en constante en un terrible juego de desgaste en la opinión pública.

¿A qué cree que responde sus últimos cambios en la cúpula militar, por ejemplo, tras nombrar a Shurovikin y Kadirov?

Son movimientos que en algún caso pueden responder a una decisión táctica, es decir, a dar a determinado mando el poder porque es lo que necesitan las fuerzas armadas en un momento concreto; y en otros casos se trata de trasladar los errores y fracasos a la cúpula militar. También puede deberse a fisuras en el Ejército en cuanto al grado de convicción, por ejemplo.

¿Se extenderá la guerra más allá de las fronteras ucranianas?

Hay posibilidades de que la guerra salga militarmente de las fronteras ucranianas desde el principio. Que se hubiera extendido a algún país, a algún miembro de la OTAN, que se hubiera producido la intervención de un tercer estado como Bielorrusia, etc. Pero la internacionalización ya es evidente, en términos económicos, en términos de política internacional, en las alertas de las organizaciones internacionales. Ha afectado internacionalmente a todo. En cuanto a esa posible escalada que condujera a una guerra más abierta, debe considerarse como un riesgo. Hay un campo de batalla abierto y activo en territorio europeo. El riesgo existe, pero viendo las declaraciones de los líderes políticos y de las organizaciones más importantes, no creo que ocurra. La OTAN ya ha dicho que no va a intervenir directamente, la UE ha dicho que va a mantener la firmeza pero sin enfrentamiento directo. Hay que confiar en que las cosas sigan así.

¿Cuál es la posibilidad de que Rusia utilice armas nucleares en Ucrania?

El riesgo existe porque las armas existen. ¿Es más alto ahora que antes? Pues creo que es de una manera similar, es decir, un riesgo no inminente. En primer lugar, Rusia es un país con muchos compromisos en materia nuclear, y se los saltaría. En segundo lugar, porque las armas nucleares han sido armas de agresión nada más que en una ocasión en la historia. Es decir, son armas de disuasión. Y, en tercer lugar, porque si utilizasen una bomba nuclear táctica, tampoco estaría claro que sirviese para ganar la guerra. Es ponerse en una dinámica de pensamiento completamente atroz, yo no creo que eso se haya planteado como una opción.

Hasta ahora, ¿cómo valora el papel de Occidente desde que comenzó la guerra?

Es un papel firme, bien construido, un papel que ha reaccionado con unanimidad y con compromiso, ambos aspectos muy importantes. De momento, la reacción es buena y positiva, pero debería fortalecerse con iniciativas que condujeran a alguna negociación. Habría que incrementar el papel negociador y diplomático.

¿Es China el país clave para desbloquear la situación?

China tiene un papel que no diría que es prioritario, pero sí que tiene influencia en Rusia y puede dejar de acompañar económicamente a Rusia, por ejemplo, entrando en las sanciones, lo que sería definitivo. Pero no creo que China sea la que decida por Putin y quien maneje los hilos. Putin, de momento, ha jugado con la carta de la neutralidad de China, y ese es el mundo que concibe Putin, que no tiene en mente una sumisión a China en este momento, aunque parcialmente ha quedado en manos chinas, desde el punto de vista económico.

Cuando hablamos de negociaciones hay que hablar de la ONU. ¿Sale debilitada Naciones Unidas? ¿Qué puede hacer para revertir la situación?

En la ONU si sería importante un cambio de China. La ONU es una organización que tiene que pensar si se quiere reforzar. Tienen un foro de debate y de exposición de puntos de vista, pero no de decisión. Puede buscar iniciativas de sanciones, de negociación, de buscar la mediación. Puede tener un papel más activo. Esa es la figura del propio secretario, si pudiera ser el caso, y sino del Consejo de Seguridad, pero ahí está la propia Rusia, por lo que estaría bloqueado.

Justo eso. Da la sensación de bloqueo, de que están atados de pies y manos.

Yo creo que para la mediación, el papel de la ONU es uno de refuerzo de algún actor de refuerzo que entrase como mediador. Ese actor ha intentado serlo Turquía, también con menos éxito Francia, se puede crear un grupo de países que mediaran. Hay distintas fórmulas.

India, por ejemplo, dijo que no era momento para guerras a pesar de mantener un papel neutral. ¿Comienzan a dudar los aliados de Rusia?

India tiene un papel neutral, pero más integrado en el orden internacional. No es crítico con el orden occidental. Es una potencia que juega bien la baza de estar en medio, aunque tiene compromisos importantes con Estados Unidos en materia de seguridad. Es un país con una población enorme y con un papel importantísimo en el Indopacífico, que tiene una visión propia de las cuestiones que nosotros no entendemos o no sabemos interpretar bien, porque nosotros tenemos un muy claro posicionamiento europeo, occidental y atlántico. Otros países tienen otras interpretaciones que hay que entender y que, si movieran ficha, también afectaría a la credibilidad, economía y exportaciones rusas.

¿Es la guerra en Ucrania una batalla de Rusia por cambiar el orden mundial?

Sí, está en la raíz, no es una cuestión puntual. Es esa revisión que solicitan y ha impuesto mediante una invasión del orden internacional, en términos territoriales, en toma de decisiones, en no respetar determinados marcos o acuerdos, etc. Es lo que ha puesto Rusia, no es solo la cuestión territorial. Es mucho más que eso.

¿Hasta cuándo cree que se extenderá el conflicto?

El invierno va a ser importante para ver la situación y la resistencia de la población ucraniana. Hay que tener en cuenta que en estos meses de frío, y en una situación de cansancio, viene el momento decisivo, no desde el punto de vista militar, sino estratégico. Es decir, si están dispuestos ya a ponerle fin y a ceder. ¿Podemos ver el final? En una guerra siempre se pretende ver el final. La guerra, su objetivo, es llegar a un final, conseguir unos objetivos y encontrarle una salida. Cuando se hace una intervención militar se hace para buscarle un final. La expectativa está ahí ¿Está más cercano el final ahora? Pues da la sensación de que está más cercano que este verano. Esa retirada nos hace pensar que podría abrirse un camino de asumir el fracaso de una iniciativa rusa, que puede dar pie a negociar. Por no querer provocar más víctimas y porque los ucranianos no quieren sufrir más, porque llevan un año luchando contra el segundo mayor ejército del mundo. Con las víctimas, el temor y el sufrimiento que eso significa.

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