Virales

Una española cuenta cómo es el ocio en Suecia: no es oro todo lo que reluce

La creadora de contenido catalana ‘De Fika con Paula’ adora el país escandinavo, pero rastrea tres elementos a los que no se acostumbra.

Nació en Santa Marta de Tormes en 2001 y creció entre Guadalajara y Badajoz. Amante de la literatura, estudió Periodismo en la URJC. Se estrenó como jefe de Cultura en El Generacional. Ha sido corresponsal para El Estilo Libre y conductor de informativos en Cadena COPE. Entró en Diario AS en 2023 como redactor en Actualidad.
Actualizado a

Hubo un día en el que Paula pensó que sería una buena idea hacer las maletas, cambiar la costa barcelonesa por los aires del norte y la brava catalana por la salsa que se le echa al salmón sueco. Nació entonces ‘De Fika con Paula’, cuenta de TikTok que la catalana emplea para narrar sus aventuras por la Europa septentrional mientras termina el doctorado en Suecia. Puede uno pensar —quizá cayendo en el prejuicio propio del niño que, sentado en el campo, mira cómo los aviones sobrevuelan la tierra hacia algún lugar lejano— todo lo que se halle en los gélidos países del Viejo Continente es bueno y llena de dicha al emigrante. Pero no.

“Tres cosas que menos me gustan de vivir en Suecia”, dice, tajante, al inicio de un reciente vídeo y a modo de presentación. El primer punto es un mordisco al calendario. “Enero y febrero; no los soporto”, dice, a lo que añade que sufre, como tantas personas, una especie de “depresión invernal” que llega tras la Navidad y que, allí, se ve incrementada: “Quitan las luces, siguen siendo meses muy oscuros y apenas ves el sol... La gente, también”. Son tantos los elementos que se empapan de esta negatividad que ella, confiesa, aprovecha esta época del año para “irme un par de semanas a Barcelona o hacer un algún viaje”.

Disección de un estado escandinavo

El segundo punto se encuentra en la cartera. “El ocio es caro”, expresa. Aunque insiste en que “vivir en Suecia no me parece caro”, o, al menos, en la ciudad donde ella reside “alquilar un piso, hacer la compra y las cosas básicas no son caras”, sí que aumenta la cifra de la factura cuando uno pisa un restaurante. “Aprovecho mucho cuando voy a Barcelona porque aquí para ir a un buen sitio pagas mucho dinero; y siento que la oferta que hay no es tan buena como la que tenemos en España”, cavila.

Y lo último, las relaciones personales —que no las personas—. “Esto creo que es abrir otro melón, pero pienso que, aunque los suecos no son personas bordes o secas, cuesta mucho cruzar esa barrera que profundiza en la amistad”, trata de trasladar a sus seguidores, tildando este aspecto como propio del sur de Europa o de los latinos. “Al final sí que es verdad que te acabas juntando pero... De cuatro años aquí, solo tengo una amiga sueca”, se sincera, reiterando que los suecos son “súper encantadores”.

Noticias relacionadas

Pese a todo, parte de la culpa de esta falta de integridad, reconoce, es de los que allí emigran. “Al final te acabas juntando con gente más similar a ti o de países más similares, y creas una comunidad más similar a la tuya”, explica. Pero ella no cambiaría nada. Y volvería a hacer las maletas aquel lejano día en el que cambió la costa mediterránea por la del mar Báltico.

¡Tus opiniones importan! Comenta en los artículos y suscríbete gratis a nuestra newsletter y a las alertas informativas en la App o el canal de WhatsApp. ¿Buscas licenciar contenido? Haz clic aquí

Etiquetado en:

Lo más visto

Más noticias