Un dueño de golden retriever muestra todos los objetos que su adorable mascota ha recuperado y no puede creerlo: “Los ojos de culpa”

El golden retriever es, por naturaleza y esencia, un perro tranquilo, inteligente (se considera la cuarta raza más astuta de todo el planeta) y dócil. Su carácter amigable convierte a estos canes en algo más que un animal de compañía: son amigos. No obstante, no solo de su cercanía brotan algunos de sus más reconocidos gestos juguetones. En muchas ocasiones, se divierten agarrando un objeto y llevándoselo a su dueño. Y tiene una explicación.

Esta raza comenzó a desarrollarse en torno a 1850 en Escocia y fue ampliamente conocida por ser un excelente perro cobrador, que son aquellos que recuperan las presas para un cazador, así como un hábil sabueso en estas batidas. Cuando la caza de aves comenzó a popularizarse entre las clases ricas de Reino Unido, se cruzaron los perros perdigueros y los perros de aguas para dar lugar a una raza que fuera experta en la tarea de recuperar los pájaros acertados por las armas de fuego y acercárselos a sus dueños. Así nació el golden retriever. Y algo de eso queda hoy en cada uno de estos animales.

Bear y los cien objetos por semana

Buen ejemplo de ello es Bear, golden retriever que, en los últimos días, se ha convertido en un fenómeno viral debido a la publicación que su amigo humano, ‘Hdbrosriley’, ha compartido a través de Instagram. En el vídeo en cuestión se observa cómo el perro, por motivos que el usuario desconoce, trae diferentes objetos a su dueño.

Ha resultado especialmente gracioso para la comunidad el carácter aleatorio de aquellos objetos que ha decidido acercar a su dueño. Como esto se repetía con cierta frecuencia, el creador de contenido ha encerrado en un clip aquellos que Bear encuentra en un margen de siete días. “Objetos que mi golden retriever ‘recuperó’ esta semana”, reza la publicación. Y así trae una camiseta, un zapato blanco, un libro, otro zapato, un monitor de bebé, unos pantalones cortos, una mochila, una almohada y un cepillo.

Fueron especialmente llamativos para el hombre, así como la comunidad, los “ojos de culpa” del can, tal y como han sido descritos por un seguidor del influencer: cada vez que traía un objeto, evitaba el contacto visual con su dueño. Quizá la clave se halle en su propia naturaleza.

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