Lea, la soltera de ‘First Dates’ que inventó la ‘hora de ligar’ en Mercadona: “Tienen cervezas y patatas en el carro”

Suben los precios y se disparan las hormonas. Los últimos días de agosto han convertido en viral una curiosa forma de ligar que escapa de noches eternas y fiestas improvisadas, que poco tiene que ver con aplicaciones de citas y que se desarrolla entre frutas y congelados. Lo que comenzó como una anécdota en redes sociales ha terminado por desarrollar un fenómeno que amontona a personas en los pasillos del Mercadona para encontrar el amor. La ‘hora de ligar’.

El concepto consiste en asistir al citado supermercado entre las 19:00 y las 20:00 y, por el mero hecho de estar ahí, sumado a la capacidad intuitiva de cada uno, el lugar se transforma en un lugar de reunión entre anónimos pretendientes. Desde la cadena aseguran que la clientela no se ha visto ni aumentada ni disminuida en la famosa franja horaria, pero las publicaciones que recorren Internet afirman lo contrario.

Lo que poca gente sabe es que, en realidad, el origen de este frecuente baile de enamorados se rastrea mucho antes de que diferentes creadores de contenido hicieran conocida la confidencial técnica de discretos y desconocidos amantes. Ha sido la hemeroteca quien ha destapado la antigüedad mínima: hace siete años, una concursante de First Dates aseguró a su cita que ella también lo hacía.

La italiana que vivía en la Costa del Sol y ligaba en Mercadona

Era una noche cualquiera de 2017. Apenas había pasado un año desde que el popular restaurante abriera sus puertas. Entró por un pasillo Lea, una italiana nacida en Johannesburgo y afincada en la Costa del Sol. Aguardaba Carlos Sobera en la barra. Al presentarse, quizá fueron los nervios, quizá la televisión, pero ella reveló, apenas unos minutos después de ingresar en el local, cuál era el truco que en ocasiones realizaba.

Para ella todo comenzó cuando su madre le advirtió de que podía encontrar el amor en cualquier sitio. Y ella, que admitió que tenía “un problema con los flechazos” porque se enamoraba muy rápido, decidió salir a buscarlo. “Yo decía vale, pues cualquier sitio... Entonces me iba a Mercadona cuando todos los solteros hacían sus compras, y sabes que son solteros porque tienen cervezas y patatas en el carro”.

La clave estaba en el reloj. “Hay una hora exacta en Mercadona a la que van a comprar todos los solteros, entre las siete y las ocho, y ahí voy”, dijo, admitiendo que no compraba nada y únicamente se dejaba llevar por sus pasos. No debió surtir efecto porque allí estaba sentada.

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