Una soltera se marcha enfadada y sin decir ni adiós en su cita de ‘First dates’

María se ha convertido en una de las estrellas de First dates tras dar la espantada durante la decisión final. La abogada había acudido al programa con la ilusión de encontrar a un hombre afín a ella, una mujer tradicional que no ha tenido mucha suerte en el amor hasta el momento y que se fue sin decir siquiera adiós.

La abogada, cuyo deseo es tener hijos y confiesa que va tarde para ello, se mostró feliz con Álvaro, su cita, quien se había definido como votante del Partido Popular, cristiano, y con ansia también por pasar por el altar y formar una familia.

La cena entre ambos parecía ir viento en popa rápidamente, con el objetivo común de tener una relación estable. Estuvieron hablando sobre sus profesiones. Él, informático. Ella, abogada. Eso sí, iba bien hasta que él descubrió que ella tenía un año más que él.

Durante su encuentro, Álvaro le confesó que le encantaban los pasajes del terror y disfrazarse, y aunque a ella le da miedo, se mostró dispuesta a probar, porque dijo no tener problema en vivir experiencias nuevas. También descubrieron que los dos son muy románticos, pero a él le pareció que ella iba muy rápido, ilusionada con haber dado con un chico religioso y tierno, y que llora con las películas de amor.

En la zona del reservado, estuvieron hablando de música, de que a los dos les gusta el karaoke y hasta llegaron a darse unos besos en el cuello, por lo que nada parecía presagiar el desenlace.

Un desenlace con espantada

Cuando llegó la hora de la decisión final, María lo tenía clarísimo y apostó por tener una segunda cita con el soltero. Sin embargo, Álvaro de desmarcó del buen tono con el que había transcurrido la velada y dijo que prefería conocer a alguien más joven. “No tendría otra segunda cita contigo. Me has caído muy bien, pero no he sentido ese feeling que necesito tener y, aparte, estoy buscando a alguien un poquito más joven que yo, entre 18 y 35 años”.

Para ella, la respuesta de Álvaro fue tan dolorosa y fuera de lugar después de lo que había vivido que no dudó en levantarse enfadada y marcharse sin siquiera decirle adiós. “A mí no me gusta que me rechacen en público, me lo podía haber dicho fuera. No le hubiera costado decirme: ‘Pues mira, sí me has gustado, pero nos conocemos fuera’. Rechazar así en público me parece una falta de educación e hiriente”, dijo respecto a que le estuviesen dando calabazas en televisión.

María se acordó también de las palabras que le había dedicado su hermano: “Ya me lo dijo mi hermano, que iba a hacer el ridículo y que me iban a hacer daño. Pues no se ha equivocado. Es que no me gusta que me rechacen delante de toda España. Ahora, todo el mundo, todo el Colegio de Abogados de Marbella, todo el Colegio de Abogados de Málaga, todo el Colegio de Abogados de Madrid van a tener cachondeo conmigo. Y encima, menos trabajo. No sé, a mí me ha parecido mal”.

Ante su reacción, Álvaro trató de disculparse públicamente, explicando que prefería ser sincero. “¡No! Lo siento, no. El daño ya está hecho”, sentenció ella y se levantó y se fue.