Un soltero de 87 años en ‘First Dates’: “Estoy sin echar un polvo, con las ganas que tengo”
Miguel hizo todo por lucir su atractivo ante su cita, desde bailar hasta confesar sus pasiones más íntimas. “Si me quieres con 87, bien. Si no, tú te lo pierdes”, le dijo.
Uno de los últimos episodios de ‘First Dates’ dejó para el recuerdo la cita entre Miguel y Manoli. Él, madrileño y frutero de toda la vida, trató de hacer todo lo posible para lucir su atractivo ante su cita hasta el punto de llegar a confundirla con la edad. “A mí los hombres me daban la mano de cómo bailo y las mujeres se quedaban loquitas. Soy un bailón, lo que pasa que ya la edad... Ahora tengo 87″, pronunció ante el asombro de su compañera.
“No me lo creo, anda ya. ¿Cómo vas a tener 87 años?, le insistió en varias ocasiones. Para resolver la duda, decidido, Miguel sacó el carné de identidad. “Nací en 1936, así que tengo 87 años. Yo te digo la verdad. Si me quieres, es con 87 años. Si no, tú te lo pierdes”, respondió haciendo gala de un inusual sentido del humor.
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La cita había empezado antes con un regalo por parte de Manoli: una botella de aceite de oliva de Jaén, la ciudad de la que procedía. “¿Esto qué es, coñac?, le preguntó Miguel, sacando a pasear una broma que podría haber salido de la boca de cualquier cuñado promedio en el bar. “Me he quitado de fumar a los 87 años. Se lo dices a cualquiera y se ríe, pero no veas la fuerza de voluntad. He fumado 71 años como un carretero y llevo 15 días sin fumar. Así, si palmo, me voy al otro barrio más sano”, prosiguió con su carta de presentación.
Tanto Miguel como Manoli estaban encantados con la dirección que iba tomando su encuentro y ni siquiera el tema del sexo les descarriló del todo. Y no sería por la insistencia que él le puso y la explicitud con la que manifestó sus deseos. “Estoy sin echar un polvo... Con las ganas que yo tengo. El sexo no se olvida nunca. Si hay que echar un polvo, se echa en cualquier momento”, le dijo. Manoli, de 80 años, llevaba dos sin mantener relaciones. “Eso va poco a poco. Puede venir un abrazo, un beso, un achuchón, que es lo que necesitamos nosotros”.
Los dos quisieron seguir conociéndose pese a la distancia entre Madrid y Jaén y, como despedida, se arrancaron a bailar un bolero de Julio Iglesias. Todavía hubo tiempo para que Manoli le hiciera una cobra a Miguel y para una última perla de este: Si yo me arrimo mucho a ti, se me pone...”, advirtió desatando las risas de su cita.
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