El emotivo discurso con el que Pablo Motos despide ‘El Hormiguero’ en 2025: “Ojalá os sirva”
El de Requena ha dedicado unos minutos de su último programa a revelar 12 consejos que a él le ayudan a ser feliz.
Hay pocas semanas más atípicas —en lo que a la rutina respecta— en el calendario que las que cierran y abren el calendario; esto es, el período navideño. Entre todas las particularidades que colman el día a día se encuentra la que concierne a la parrilla televisiva: más allá del sinfín de programas especiales y reportajes nostálgicos, numerosos formatos se ‘van de vacaciones’ hasta el siguiente año, dejando en su lugar un hueco que rellenan las mentadas opciones —o, directamente, reposiciones—.
Es consciente de ello Pablo Motos, de ahí que este jueves decidiera dedicar unos minutos a dirigirse directamente a su público —tanto el que se encontraba en plató como el que veía El Hormiguero desde su hogar—. “Llega la Navidad y me gustaría compartir con vosotros 12 consejos que yo me suelo dar a mí mismo y ojalá que alguno os sirva”, adelantaba, sacando su lado más humano.
La mente como empleada y el mundo real como tarea
Primeramente, y como “la Navidad y los recuerdos van unidos”, recomendaba apartar los “recuerdos dolorosos” porque de ellos, dice, no se puede aprender nada y no hacen sino incrementar el “ruido mental”. En línea con esto, aconseja “dejar de lado los calentones para evitar discusiones” y hacer ‘algo’ con cada uno de los sentidos para distraer al cuerpo. “Tres, las personas que cuidan a los demás, ni te imaginas lo que necesitan que las cuiden a ellas. Hazlo tú y verás como te miran”, proseguía. En cuanto a los excesos, si uno se despierta en mitad de la noche con insomnio, detalla, basta con que cuente hasta 60 para volverse a dormir.
“No obsesionarnos con las expectativas del año que viene”, advierte, en quinto lugar, indicando que “lo importante en la vida no son los planes, sino los desvíos”. Esto va ligado a su sexta idea, que es ocultar el ego de los demás, sin eliminarlo. En el séptimo se rindió al amor: “Encuentra una pareja que acabe con los dramas, no que los inicie”. Y en el octavo amplió, si cabe, su anterior punto: “Eres tú quien tiene que darles felicidad a las personas que quieres, no cogerla de ellas”.
“Nueve, la gente es como es, acéptalo o vete. Si no quieres que te decepcionen no le pidas a alguien lo que no te puede dar porque es una trampa para ti y a esa persona la vas a frustrar”, proseguía. En el décimo invitaba a los telespectadores a poner en práctica “el olvido” para hacer que la vida sea “infinitamente más amable” y sustituir pensamientos negativos por positivos porque, si uno lo desea, la mente puede ser su empleada. En el undécimo aboga por una dieta equilibrada y sana.
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El último adquiere, cada año, un poco más de importancia. “Si sales a la calle te darás cuenta de que la gente no está tan contenta como en Instagram. Las pantallas son una trampa que te quita atención de lo real”, advierte, finalizando su interesante monólogo con una máxima que cada uno debería aplicarse con disciplina: “A menos pantallas, más felicidad”.
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