JUEGOS OLÍMPICOS

Tamberi pierde su anillo de bodas en plena inauguración de los Juegos Olímpicos

El atleta italiano, abanderado de su delegación, ha pedido perdón a su mujer en redes sociales tras revelar que la joya voló de su dedo y cayó al río Sena.

La estampa de Gianmarco Tamberi levantando el brazo de Essa Barshim ha pasado a la historia de los Juegos Olímpicos. Fue en Tokio 2020. El italiano, que ya captó la atención del ateneo, además de por su habilidad en el salto de altura, por el carisma que derrochaba (luce mitad de su cara afeitada y la otra mitad sin afeitar) compartía con el oro con el catarí tras saltar ambos sin fallo hasta los 2′37 metros. El atleta ha llegado a París 2024 con la pretensión de revalidar el título. Y en el camino no ha podido evitar convertirse en noticia por un motivo radicalmente distinto.

Tamberi era abanderado de su país y, como tal, ondeaba la bandera italiana en el barco que surcaba el río Sena durante la presentación de cada delegación en la inauguración de los Juegos. Junto a él, la esgrimista Arianna Errigo. Era tal la euforia que se respiraba en el ambiente, las ganas de hacer historia, que los bruscos gestos terminaron por hacer que el anillo de bodas del atleta se escapase de su dedo anular.

Anatomía de una caída

La anécdota ha sido relatada con una precisa y sentida descripción por Tamberi, quien ha compartido una fotografía en sus redes sociales para relatar tal suceso y las sensaciones que este ha despertado en su interior. “Lo siento, mi amor, lo siento mucho”, inicia el atleta, achacando la explicación de lo sucedido a un cúmulo de motivos: “Demasiada agua, demasiados kg perdidos en los últimos meses o tal vez el incontrolable entusiasmo de lo que estábamos haciendo. Probablemente las tres cosas”.

Después procede a explicar con detalle cómo vivió cada segundo —literalmente— del suceso. “Sólo el hecho de que lo escuché desfilar, lo vi volar... Lo seguí con la mirada hasta que lo vi rebotando dentro del barco. Un destello de esperanza... Pero lamentablemente el rebote iba en dirección equivocada y flotando más de mil veces en el aire la vi zambullirse en el agua como si fuera el único lugar donde quería estar”, expresa, refiriéndose a estos fragmentos de euforia y tristeza como “unos momentos que duraron una eternidad”.

Pero el enamorado, si imaginativo, no tiene tiempo para lamentar. “Si tenía que suceder, si realmente voy a perder esta fe, no podría imaginar un lugar mejor. Quedará para siempre en el lecho de la ciudad del amor, volando mientras intentaba llevar la tricolor italiana lo más alto posible durante la ceremonia de apertura del evento deportivo más importante del mundo”, razona, admitiendo que “si tuviera que inventar una disculpa nunca habría sido tan imaginativo”.

“Sólo tú puedes convertirlo en algo romántico”

Puede que este hecho no sea sino parte de “un gran lado poético en las fechorías de ayer”, pero decide transformarlo en oportunidad para lograr su eternidad: “Si quieres, lanzaremos el tuyo a ese río, también, para que estén juntos para siempre, y tendremos una excusa más para, como siempre has pedido, renovar nuestros votos y casarnos con nuevos”.

“Te amo, mi amor”, escribe; luego cierra su misiva con otro deseo: “¡¡¡Que sea auspicioso volver a casa con oro aún más grande!!!”. La respuesta por parte de su pareja, Chiara Bontempi, está tatuada en la caja de comentarios con una brevedad y sinceridad que nadie duda después de semejante confesión: “Sólo tú puedes convertir algo similar en algo romántico”.

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