Susanna Griso se pronuncia sobre su ‘guerra’ con Ana Rosa Quintana

Susanna Griso (52) se ha convertido por derecho propio en una de las mujeres más influyentes de España después de una trayectoria profesional que le ha llevado a codearse con las personalidades más importantes del país. Y es que tras 15 años presentando ‘Espejo Público’ (Antena 3) no es para menos, aunque ella rehúye en cierto modo del calificativo de poderosa.

“Me cuesta decir que soy poderosa, pero algo habrá cuando recibo mensajes de Zarzuela y del Congreso”, confiesa en una extensa entrevista en ‘Yo Dona’ en la que también reconoce que a pesar de vivir tan expuesta a la opinión pública ha logrado que no le afecte. Entre otras cosas porque “nunca” se busca en Google ni le hace caso a las redes sociales.

“No me preocupa. Es un ejercicio que he aprendido con los años, abstenerme de las redes sociales y endurecerme. Los haters me afectan poco y las críticas más graves ya me las hago yo sola. Me da igual lo que digan de mí”, zanja la periodista. Y es que a lo largo de los años ha escuchado y leído auténticas barbaridades.

“Es muy importante abstraerse de todo este ruido, porque no puede ser que te condicione. Con eso de los labios y las operaciones... No me he hecho nada, pero cuando vuelvo después de cada verano empieza a salir que me he operado de mil cosas. ¿Cuándo? Tengo la sensación de que la gente piensa que todo es fruto del bisturí aunque lleve viéndome 25 años engordar, adelgazar, pasar embarazos... Hay un puntito de cosificación evidente con las mujeres en la televisión. Está muy presente pero, bueno, va en el sueldo. Ni me quejo ni me quita el sueño”, añade la catalana.

De su trabajo en televisión y su ritmo de vida quizá lo que pero lleva es vivir pendiente de las audiencias, que es “terrible para la salud mental” y el hecho de no dormir bien. “Es un tema que me obsesiona. Madrugar mucho es terrible para el sueño”, asegura Griso, que revela cuál es su verdadera relación con Ana Rosa Quintana, su gran competencia en las parrillas televisivas de la mañana.

“Se ha querido vender una guerra entre nosotras que da mucho morbo y, en realidad, no existe. En lo profesional, nuestros programas son muy distintos. En lo personal, el hecho de que seamos dos mujeres probablemente ha potenciado el relato de la confrontación y se ha jugado mucho con ello. Se nos ha comparado en multitud de ocasiones, pese a que nuestras trayectorias no tienen nada que ver, porque yo he hecho toda mi carrera en informativos. Se ha forzado ese enfrentamiento y a nosotras siempre nos ha hecho mucha gracia”, explica.

“Ana Rosa y yo siempre hemos llevado la competencia profesional con mucha elegancia, aunque eso no quita que en un momento dado hayamos tenido peleas. Sobre todo con las guerras de los pinganillos por meter antes al mismo protagonista, pero son cosas del directo y parecen mucha más bronca de lo que son en realidad”, confiesa la periodista, que en el futuro espera “hacer más reportajes fuera de plató, quizá volver a la radio y, tras tantos años dando la cara, me atrae probar a estar detrás de las cámaras. Pero ya habrá tiempo”.