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Susana Molina, de ‘La isla de las tentaciones’, cuenta el retoque estético del que más se arrepiente

La murciana considera que se equivocó a la hora de inyectarse ácido hialurónico: “Un tratamiento cuyo resultado no era para mí”.

Como la mayoría de influencers, Susana Molina también ha sucumbido a la moda de los retoques estéticos con el fin de mejorar su apariencia física y poner remedio a algún que otro complejo. La exconcursante de la primera edición de ‘La isla de las tentaciones’ y ganadora de ‘GH 14′ reflexiona sobre esta cuestión en sus redes sociales donde suma más de un millón de seguidores.

La murciana admite que se arrepiente de uno de los retoques estéticos a los que se ha sometido en los últimos tiempos ya que no logró el resultado esperado. Asimismo, coincide en que cada vez se recurre “demasiado rápido” al ácido hialurónico o al botox para mejorar ciertas partes logrando a veces un efecto contrario.

Su ‘drama’ con el ácido hialurónico tuvo lugar en 2017 cuando optó por reducir sus ojeras. Según ella, no lucían “un aspecto sano”. “Es un tratamiento cuyo resultado no era para mí. Tengo amigas a las que les queda increíble, pero para mí no era y me hizo el efecto de una bolsa”, explica tras arrepentirse del consejo de su entorno. Si bien los retoques de ácido hialurónico no tienen una duración muy larga en el tiempo, lo cierto es que el producto nunca termina de reabsorberse por lo que Susana Molina todavía tiene restos en la zona.

Tras su mala experiencia, la ex de Gonzalo Montoya ha optado por otro tipo de tratamientos que no impliquen la infiltración del ácido hialurónico; por ejemplo, los que se ejecutan con láser. “Me he hecho una serie de tratamientos que persiguen conseguir un efecto ‘buena cara’ utilizando láser picosegundo que unifica el tono y mejora la textura de la piel, y luego un tratamiento con polineclótidos que es un antioxidante que aumenta la defensa de la piel y la formación de colágeno”, dice.

Su faceta como empresaria

La murciana lleva varios años alejada de la televisión para centrarse en su rol como influencer en redes sociales. Y no solo eso. Susana Molina también es empresaria. Cuenta con un negocio a medias con su actual pareja, Guille Valle. Ambos han desarrollado una aplicación dirigida a creadores de contenido que está siendo todo un éxito y con la que no descartan desembarcar en Latinoamérica y el resto de Europa.

Vimos la oportunidad de profesionalizar el sector, adaptarnos a la nueva era y encontrar la forma de optimizar las colaboraciones entre influencers y experiencias”, dice la joven.

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