BALONCESTO

Steph Furry, el ‘perro adivino’ de la Champions, da su ganador de la Liga Endesa

El corgi, que se viralizó tras vaticinar los semifinalistas de la competición europea a golpe de canasta y desde una escalera, da el salto al baloncesto.

Perdió un pastor una cabra en la noche de los tiempos. Su búsqueda le llevó a caminar por el monte Parnaso, cerca de la actual villa de Delfos, hasta que, de pronto, vio cómo emergían vapores de una gruta; al acercarse a la curiosa caverna tuvo una revelación y empezó a profetizar. No fue el único. Es difícil atribuir a este relato clásico de la tradición grecolatina, cuya voz fue la de Diodoro Sículo, la primera adivinación de la historia; de la misma forma que tampoco puede decirse que las brillantes canastas de Steph Furry, el ‘perro adivino de la Champions’, vayan a ser las últimas.

La historia del agradable can, un corgi con talento para el baloncesto y duende, magia, para la adivinación —además del nombre en homenaje a Stephen Curry—, se hizo viral tras acertar los ganadores de la ronda de cuartos de final de la Champions League. Entonces han sido muchos los que han peregrinado a través de su teléfono móvil para localizar su templo, sobre la cima de unas escaleras, y en busca de su sabiduría. Tanto es así que sus vaticinios han cruzado las fronteras deportivas y han penetrado en el campo —cancha— mental del baloncesto.

Dos semifinales muy diferentes

Sus adivinaciones funcionan de la siguiente forma: lanzan al pequeño y atento Steph una pelota, que se entiende de plástico por su celeridad, y el can devuelve la bola con un inteligente testarazo, que cae por las escaleras hasta entrar en una de las dos canastas ubicadas en el primer escalón. Cada cesto tiene una pegatina y corresponde a un semifinalista: el primero que sume tres puntos, entendiendo por punto que entre dentro, y complete la palabra ‘win’, ganará la ronda.

Podría parecer parejo, pero no opina lo mismo el astuto Steph Furry. El desenlace del primer encuentro de los Playoff de la ACB, que enfrenta a Unicaja contra UCAM Murcia, es transparente a los ojos del can: tres lanzamientos, muchos rebotes y un 3-0 que otorga la victoria a los murcianos. Furry ha hablado.

No ocurrió lo mismo con el duelo entre Real Madrid y Barcelona. Tras adelantarse los azulgranas con un remate casi limpio, los blancos empatan la eliminatoria; vuelven a ponerse por delante los de Grimau, empata después el conjunto comandado por Chus Mateo. Un único lanzamiento, dos canastas. Y Furry. Siempre Furry. Vuela la esférica desde lo alto de la escalera, rebota en la canasta del Barcelona y, empujada por la fuerza de lo inexplicable, cae dentro del cesto del Real Madrid. Los blancos, a la final.

Probó suerte Furry con las semifinales de Champions, acertando un contendiente, el Real Madrid, y errando otro, colocando al Paris Saint Germain en la final y no al Borussia Dortmund. La suerte es un asunto complejo que empezó, quizá, con una cabra perdida en el Parnaso.

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