Sonia Díaz Rois, coach: “El nuevo Grinch emocional de la Navidad se llama ‘phubbing’”

Es posible que esta escena te suene: estás contando algo y, de repente, la otra persona baja la mirada hacia el móvil. No es un drama, pero tampoco es agradable. Y en Navidad —con cansancio acumulado, conversaciones largas y expectativas altas— ese gesto tan automático puede convertirse en el detonante perfecto.

Ese gesto tiene nombre: phubbing. Mirar el móvil mientras alguien nos está hablando. Un hábito cotidiano que, según la mentora y coach especializada en gestión de la ira Sonia Díaz Rois, “puede convertirse en uno de los grandes motivos de enfado silencioso de estas fechas”.

Díaz Rois, autora de Y si me enfado, ¿qué?, lo explica así: “El nuevo Grinch emocional de la Navidad se llama phubbing. Pocas cosas molestan tanto como hablarle a alguien que no te está escuchando de verdad. No duele el móvil: duele sentirse ignorado”. Es como estar frente a ese jefe que mira la pantalla y teclea sin mirarte, mientras tú le cuentas algo importante. Y añade: “En estas fechas vamos con menos margen interno. Más prisas, más obligaciones y más gente opinando. Cualquier señal de desconexión se vive de manera más intensa”.

Cabrea más en diciembre que en marzo

El phubbing ocurre todo el año, sí. Pero en Navidad ocurre algo distinto: tenemos menos espacio interno para relativizar. Entre compromisos, cansancio emocional y conversaciones obligadas, mirar el móvil en mitad de una comida no se vive como un despiste, sino como un “paso de ti” emocional. Según Díaz Rois: “El enfado aparece rápido porque interpretamos el gesto como desinterés o rechazo. No es el móvil: es la historia que te cuentas cuando el otro lo mira.”

Durante las sesiones, Díaz Rois escucha a menudo frases como: “Estoy hablando y se pone a mirar el WhatsApp”, “Me siento tonta repitiendo lo mismo tres veces”, “Parece que lo que le digo no le interesa. El enfado digital, explica, tiene dos capas: la situación (alguien mira el móvil) y la interpretación: “no le importo”, “no soy suficiente”, “está aburrido de mí”. Es esa segunda capa —la interpretación silenciosa— la que duele y dispara una reacción más intensa.

Cómo ganar presencia

Para la coach, no se trata de prohibir móviles, sino de mejorar la claridad emocional, la presencia y el cuidado mutuo. Para ello, sugiere hacer pactos realistas y acuerdos previos (un “dejamos los móviles durante la comida, igual que dejamos los abrigos en la entrada” evita muchos malentendidos), decir si se necesita usar el teléfono (en lugar de coger el móvil en medio de una conversación sin avisar, es mucho más amable avisar antes: “Dame un segundo, estoy pendiente de un mensaje”), no interpretar en automático (antes de pensar “no le importo”, hay que plantearse más opciones: “Igual es urgente” o “Hace tiempo que no habla con esa persona y quiere felicitarle las fiestas”), comunicar aquello que molestar (“Cuando estoy hablando y miras el móvil, siento que no me tienes en cuenta. ¿Puedes avisarme si necesitas revisarlo?”), y no hablar de móviles, sino de conexión (porque, al final, eso es lo que se busca: presencia).

Díaz Rois insiste: “La Navidad no necesita calma forzada, necesita escucha, comprensión y acuerdos. Ese es el primer paso para evitar discusiones que no llevan a ninguna parte. La presencia es el verdadero regalo de estas fechas”.

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