JUSTICIA
Rafael Amargo, desde la cárcel: “Hay libre maltrato hacia mí”
El bailaor ha roto su silencio con una carta a ‘Fiesta’ en la que reitera su inocencia y ahonda en la injusticia que está sufriendo.
La libertad provisional que gozaba Rafael Amargo vio sus alas cortadas cuando, a principios de noviembre, ingresó en la prisión de Soto del Real por un delito contra la salud pública. Desde entonces, los días han pesado como una lluvia de gotas calientes sobre el bailaor, que no ha cesado de insistir en su inocencia. De su estancia en la cárcel se sabe lo que su primer abogado dijo, Jaime Caballero: que se encontraba muy cómodo y que iba a “hacer una serie de Netflix”. No obstante, las horas van haciendo mella y, tras casi un mes dentro, ha sido el propio Amargo quien ha escrito una carta para denunciar su injusta situación.
Diez folios escritos a puño y letra. El destinatario, Fiesta, el formato de Telecinco. Tras reconocer que ve este programa desde el interior de su celda, ha establecido un alegato de sí mismo en el que habla de sí mismo para exponer la persecución que afirma sufrir. “Estoy cansado de decir que soy inocente, pero ya el tiempo lo dirá porque confío en que la justicia me dará la razón”, inicia su misiva.
“En estos tres años me dediqué a hacer un máster de salud mental. No he podido entregar la tesis porque ocurrió este accidente en el que me encuentro”, confiesa, admitiendo una de las múltiples pedradas que ha recibido en todo el proceso penal que rodea su caso; golpes que, dice, ha aguantado con el mentón alto “sufriendo mucho” y con “sudor, valor y resiliencia”.
“Maltrato por no haber querido posar como un león de circo”
Una de las claves de su confesión es la injusticia que él considera que se está cometiendo. “La justicia lenta es la mayor injusticia que existe”, reflexiona, antes de exponer con varios ejemplos el calvario de dudas que está atravesando en lo que a su defensa respecta: “dicen que la mayor defensa es un buena taque. Mis letrados anteriores lo han sabido de primera mano, incluso lo han sufrido conmigo, pero nunca han querido denunciar nada. Estas dudas me animaron a tener la valentía de cambiar de letrado”.
Además de reiterar su inocencia, ahonda en lo prolífico de su carrera, tanto en territorio nacional como en el extranjero, comenta su efectividad en la administración de sus bienes y detalla que el tamaño de su corazón es “enorme” y que sabe que su público le esperará porque “es un amor mutuo”. En lo que a la injusticia que plantea refiere, dice haber conocido a otras muchas “víctimas” en la cárcel.
Finalmente, sentencia su tesis epistolar sintetizando la idea que ha venido repitiendo durante todo su escrito. “Hay libre maltrato hacia mí, hacia mi familia y hacia mi carrera y hacia quizás no haber querido posar como un león de circo. Ya lo dijo Rocío Jurado: ‘Yo soy un artista, no un chisme’. Así que nada de exclusivas ni cosas como dice. Lo dicho queda en estas palabras”, que también son las últimas que se leen antes del punto y final.