La canción que AC/DC se ha negado a interpretar durante décadas para no tocar la gaita: “Eran su locura”
Una canción con gaitas, escrita por tres tipos duros, que se convirtió en símbolo del rock y en tabú absoluto tras la muerte de Bon Scott. Esta es la historia de “It’s a Long Way to the Top” y de por qué AC/DC nunca volvió a tocarla.
Hay canciones que definen a una banda. O mejor dicho, que la retratan con tanta precisión que parecen escritas por un biógrafo con guitarra. En el caso de AC/DC, esa canción es “It’s a Long Way to the Top (If You Wanna Rock ’n’ Roll)”. Un título larguísimo, sí, pero que resume como pocos el camino pedregoso, sudoroso y a veces ridículo que hay que recorrer para triunfar en el rock. Y sin embargo, esa joya del álbum High Voltage (1975) lleva más de cuatro décadas sin sonar en directo. ¿La razón? Una mezcla de respeto, superstición y gaitas. Sí, gaitas.
Bon Scott y las gaitas: una historia de amor breve pero intensa
La canción fue escrita por Angus Young, Malcolm Young y Bon Scott, el vocalista original de la banda. Y fue Bon quien, en un arrebato de locura o genialidad, decidió que la canción necesitaba gaitas. ¿Por qué? Porque él había tocado gaitas en su juventud, en una banda escocesa. O al menos eso decía. En realidad, según contó el bajista Mark Evans, Bon no tenía ni idea de cómo tocar la gaita. Lo que había hecho era ser tamborilero en una banda de gaiteros. Pero eso no impidió que se presentara en el estudio con un set de gaitas que había comprado por 479 dólares australianos y se lanzara a grabar. El resto de la banda lo miraban estupefactos. Por ese precio habrían comprado dos guitarras Fender Stratocaster nuevas. ¡Era de locos!
El resultado fue glorioso. Las gaitas entran en el segundo verso como un ejército de escoceses borrachos y le dan a la canción un aire épico, callejero y completamente inesperado. El videoclip, grabado en las calles de Melbourne, muestra a la banda tocando sobre un camión en marcha, con Bon soplando la gaita como si estuviera invocando a William Wallace. Es una imagen tan icónica que se ha convertido en parte del ADN de AC/DC.
La canción fue parte del repertorio habitual de la banda hasta 1979. La última vez que se interpretó en directo fue en el Hammersmith Odeon de Londres el 17 de diciembre de 1979, pocas semanas antes de la muerte de Bon Scott. Desde entonces, “It’s a Long Way to the Top” ha sido tratada como un himno sagrado. Brian Johnson, que tomó el relevo como vocalista tras la tragedia, se negó a cantarla. “Esa canción era de Bon. No me parecía correcto tocarla sin él”, dijo en una entrevista.
Y no fue el único. Angus Young también se mostró reacio a recuperarla. “Bon era el alma de esa canción. Y las gaitas eran su locura. No podíamos replicar eso sin que pareciera una parodia”, explicó. Así que la canción quedó fuera del repertorio, como una reliquia intocable.
La gaita, ese instrumento traicionero
Pero hay otra razón más técnica, y más curiosa, por la que AC/DC no ha vuelto a tocarla: las gaitas son un infierno. Literalmente. Son difíciles de afinar, imposibles de integrar con guitarras eléctricas, y requieren una técnica que ni los dioses del rock dominan. En el estudio, Bon grabó las gaitas por separado, y el ingeniero de sonido tuvo que hacer malabares para que encajaran con el resto de los instrumentos.
En directo, aquello era un desastre anunciado. Según Mark Evans, Bon nunca tocó la gaita en vivo. Fingía que la tocaba mientras sonaba una pista grabada. Y eso, en una banda como AC/DC, que vive del directo crudo y sin artificios, era como meter un unicornio en un concierto de Motörhead.
La canción, que habla de los sacrificios del rock —“Gettin’ robbed, gettin’ stoned / Gettin’ beat up, broken boned” (“Que te roben, que te coloquen, que te den una paliza, que te rompan los huesos”)— se convirtió en un himno para los músicos callejeros, los grupos de garaje y los fans que sabían que el camino al éxito no tiene ascensor. Pero sobre todo fue un símbolo de Bon Scott. Tanto, que cuando se inauguró una estatua en su honor en Fremantle (Australia) en 2008, se eligió esa canción como banda sonora del evento. En 2016, se levantó otra estatua en la que Bon aparece con un micrófono en una mano y una gaita en la otra en Kirriemuir, su ciudad natal en Escocia.
Y sin embargo, AC/DC ha preferido dejar la canción en paz. No por falta de cariño, sino por exceso de respeto. En una entrevista con Classic Rock, Angus Young dijo: “Hay canciones que son tan de una persona que no puedes tocarlas sin que falte algo. Y en esa, lo que falta es Bon”.
¿Y si la tocaran ahora?
Con Brian Johnson de vuelta en la banda tras superar sus problemas auditivos, y con la gira de Power Up en marcha, muchos fans han vuelto a pedir que se rescate “It’s a Long Way to the Top”. Pero la respuesta sigue siendo la misma: no. Ni con gaitas grabadas, ni con gaiteros invitados, ni con hologramas. La canción es de Bon, y así se quedará.
Eso sí, sigue sonando en películas, anuncios y homenajes. Fue usada en School of Rock, en Talladega Nights, y hasta en un anuncio de cerveza. Pero en los conciertos de AC/DC, el silencio que rodea esa canción dice más que mil solos de guitarra.
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AC/DC ha sobrevivido a la muerte de Bon Scott, a la pérdida de Malcolm Young, a los problemas legales de Phil Rudd y a los achaques de Brian Johnson. Y sigue llenando estadios como si fuera 1980. Pero hay canciones que no se tocan. No por miedo, sino por memoria. “It’s a Long Way to the Top” es una de ellas. Porque el camino al rock es largo, sí, pero también está lleno de gaitas, de amigos perdidos y de himnos que no se pueden repetir.
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