Música

Fleetwood Mac y la historia de amor y odio más feroz del rock: “Le di más de 300 millones de oportunidades”

Stevie Nicks y Lindsey Buckingham usaron Fleetwood Mac para echarse en cara todos los reproches posibles en las letras de sus canciones, mientras la banda se convertía, gracias a ellos, en una de las más grandes de la historia.

Empezó a trabajar en AS en 1992 en la producción de especiales, guías, revistas y productos editoriales. Ha sido portadista de periódico, redactor jefe de diseño e infografía desde 1999 y pionero en la información de NFL en España con el blog y el podcast Zona Roja. Actualmente está centrado en la realización de especiales web e historias visuales
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Hay relaciones que se apagan… y otras que explotan. Luego está la de Stevie Nicks y Lindsey Buckingham, que se apagó como una explosión atómica, y otra, y otra, y otra... Se amaron como si fueran los últimos dos músicos sobre la Tierra. Se odiaron hasta convertir en un juego de niños el cuarto pecado capital. Pero siguieron componiendo canciones que eran andanadas al otro, y cantándolas juntos durante décadas, como si el escenario fuera el único lugar donde podían desahogarse a gusto.

La historia no empieza en un estudio ni en un escenario. Empieza en un instituto de California, donde Stevie y Lindsey se conocieron cantando California Dreamin’. Formaron el dúo Buckingham Nicks, grabaron un disco en 1973 que pasó desapercibido, y en 1974 entraron en Fleetwood Mac como pareja sentimental y artística, porque Lindsey puso como condición que Stevie entrara con él para unirse al grupo. En 1975, el álbum homónimo Fleetwood Mac los convirtió en estrellas. Pero fue Rumours, publicado el 4 de febrero de 1977, el que los hizo inmortales. Y también los destrozó.

Durante la grabación de Rumours, la banda era un campo de batalla emocional. Christine McVie y John McVie estaban divorciándose. Mick Fleetwood se separaba de su esposa. Y Stevie y Lindsey acababan de romper. Todo eso se grabó. Literalmente. Las canciones eran mensajes cruzados. Reproches. Despedidas. Venganza.

Como Go Your Own Way, en la que Lindsey escribió y le lanzó a Stevie, sin anestesia, un “shacking up’s all you wanna do” (lo único que quieres es irte a vivir con otro). Ella lo escuchó y sintió que quería matarlo. “Cada vez que oía esa frase, me hervía la sangre. Me hacía parecer una cualquiera”, dijo en Rolling Stone. Stevie respondió con Dreams, más elegante, más etérea, pero igual de punzante: “When the rain washes you clean, you’ll know” (cuando la lluvia te limpie, lo entenderás). Dos canciones. Dos versiones de una ruptura. Dos ex que se cantaban sus reproches en estadios llenos.

Pero el momento más brutal no fue en el estudio. Fue en directo muchos años después. En 1997, durante el concierto The Dance, grabado el 23 de mayo en los estudios Warner de Burbank y publicado el 19 de agosto, Stevie cantó Silver Springs mirándolo a los ojos. No lo miraba. Lo fulminaba. “You’ll never get away from the sound of the woman that loves you” (nunca escaparás del sonido de la mujer que te ama), le gritó. Y él, con la guitarra temblando, aguantó la mirada. Fue un duelo sin pistolas. Mick Fleetwood lo describió como “un hechizo lanzado en directo”.

(Ver vídeo a partir de 4:30)

Lo más cruel es que Silver Springs había sido excluida de Rumours veinte años antes sin que Stevie lo supiera. Cuando se enteró, montó en cólera. “Me volví completamente loca. Grité todo lo horrible que se puede decir a otro ser humano”, confesó a la BBC. La banda le dio un ultimátum: o cantaba otra canción, o tendría menos espacio en el disco. Stevie claudicó con un “arma apuntándome a la cabeza”, pero nunca lo perdonó. Una de las mejores canciones del grupo quedó así en barbecho durante veinte años. Carne de ‘cara B’ cocinándose a fuego lento.

Y sin embargo, siguieron. Porque eso hacían. Se herían, se ignoraban, se admiraban. Y volvían al escenario.

La relación entre ellos se quedó flotando durante décadas, como una nota sostenida. Lindsey intentó cerrarlo con una canción que era como una caricia de despedida para Stevie. Say Goodbye fue su forma de rendirse. De aceptar que, después de tanto, ya no quedaba nada por lo que pelear. “Once you said goodbye to me / Now I say goodbye to you” (una vez me dijiste adiós / ahora te digo adiós yo a ti). No hay rabia. No hay venganza. Solo un hombre que no quiere seguir luchando.

La publicó en 2006, dentro de su álbum en solitario Under the Skin, aunque muchos fans la asocian con Fleetwood Mac por su temática y por haberla interpretado junto a Stevie en directo en varias ocasiones. No forma parte del repertorio oficial de la banda, pero sí del repertorio emocional que compartieron.

En 2013, en Las Vegas, la cantaron juntos una vez más. Lindsey la dedicó a Stevie antes de empezar. Y ella, al escuchar los primeros acordes, rompió a llorar. En mitad de la canción, se quedó sin voz. No pudo seguir cantando. El público lo vio. Y entendió que esa canción no era solo música. Era una herida abierta.

(Ver vídeo a partir de 2:40)

Y eso es lo que hace única esta historia. No es solo una relación que se rompió. Es una relación que se cantó. Que se grabó. Que se miró a los ojos en directo. Que se convirtió en arte. En himnos. En despedidas constantes que suenan en vinilo.

Stevie lo dijo con una frase que parece sacada de una novela de Faulkner: “Éramos tan compatibles como una boa constrictor y una rata”. Y aun así, siguieron tocando juntos. Porque tanto amor, tanto odio, son incombustibles.

En 2018, Lindsey fue expulsado definitivamente de Fleetwood Mac. Pero no era la primera vez. Ya había dejado, o sido expulsado del grupo en varias ocasiones. En 1987, justo después de Tango in the Night, porque necesitaba sanar. “No creo que nunca haya tenido cierre con Stevie”, dijo. “Cuando rompes con alguien y luego pasas diez años viéndola moverse lejos de ti, no es fácil”.

Stevie, por su parte, ya había avisado mil veces. “Si él está, yo me voy”. Lo dijo antes. Lo repitió después. Y cuando llegó el momento, lo echó. “Le di más de 300 millones de oportunidades. Ya no podía más”.

Lindsey Buckingham y Stevie Nicks durante un concierto de Fleetwood Mac en el Vorst Nationaal de Bruselas, Bélgica, el 12 de junio de 1980.Gie Knaeps

En julio de 2025, ambos publicaron frases sincronizadas en Instagram. Dos mitades de una línea de Frozen Love, su primera canción juntos. Stevie escribió: “And if you go forward…” (y si avanzas…). Lindsey respondió: “…I’ll meet you there” (…te encontraré allí). ¿Reencuentro? ¿Mensaje cifrado? ¿Último capítulo?

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Lo que está claro es que su historia no ha terminado. Porque hay relaciones que no se cierran. Se convierten en leyenda. Como dijo Stevie en una ocasión, “no se puede romper una cadena que está hecha de canciones”.

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