TIKITAKAS MÚSICA | ENTREVISTA ALCALÁ NORTE

“Alcalá Norte se fundó en el pueblo en el que Barbosa conoció a Vinicius...”

Álvaro Rivas, vocalista, Jaime Barbosa, batería, y Carlos Elías, guitarrista y productor, tres de los miembros del grupo más aclamado en 2024 visitan la redacción de AS. Este viernes y sábado actúan en la Joy Eslava, un concierto con las entradas agotadas desde hace meses, como en un Madrid-Barça.

Lo primero que llama la atención de Álvaro Rivas cuando uno le tiene delante es la dulzura con la que miran sus ojos. Es un tipo de aura especial, con cuerpo de escalador, pelo castaño, alborotado, y una sonrisa de esas que alcanzan la mirada. Ojos grandes, ojos color avellana. Esos mismos que, cuando se sube a un escenario, se transforman. Álvaro Rivas se prende sobre el cabello una corona de laurel para alzarse sobre el público como tallado por Miguel Ángel, imponente y con un punto marmoleo, de príncipe clásico inalcanzable. Pero hoy al traspasar esa puerta que se abre con un leve traqueteo al sentir su presencia, la de tres de los miembros de la banda sobre la que más se ha escrito en el último año, sonríen, sonríen mucho, con esa dulzura que atrapa aunque sus letras tiendan más bien a lo oscuro. Es la de la redacción de Diario AS. Ellos, Alcalá Norte. A poco más de un kilómetro del centro comercial que les da nombre, en ese barrio en el que muchos de ellos viven, Ciudad Lineal, este periódico les abraza con sus letras gigantes casi como lo hace Tomás Roncero cuando les intuye asomar. A Álvaro, con su sonrisa dulce y esa camiseta que le define, y une, como huella dactilar en el fútbol, escudo-del-Madrid-sobre-fondo-negro. A Jaime Barbosa, con la risa punkie que nunca se le irá, tan divertido y auténtico, aunque se haya convertido en un “indie de tobillo grueso”. A Carlos Elías, el guitarrista del pelo blanco y larguísimo estilo Pantene, que nunca perderá la mirada analítica y profunda de médico, que un día llegó para ordenarlo todo. Y prender el vuelo. En enero de 2024 nadie, o muy pocos, sabían que existía Alcalá Norte. En octubre, todos buscan tener su nombre en los carteles de sus festivales.

Es el último, Carlos, el primero que se detiene ante el particular museo que cada fin de semana se ensancha alrededor del ordenador de Tomás Roncero, entre réplicas de Copas de Europa, fotos, regalos de peñas madridistas y ese libro que escribió sobre Butragueño que ya es imposible de encontrar, en el mercado de segunda mano a más de 300 euros el ejemplar. La pasión madridista es palpable en el paso solemne con el que los cuatro se dirigen hacia la sala de trofeos de AS, donde habitan la camiseta con la que Marcelino marcó el gol que le dio a España su primera Eurocopa (en 1964), la de Torres cuando la segunda (en 2008) y la de Iniesta en el Mundial de Sudáfrica (2010). La vida cañón, el gran hit de la banda, ese himno que el mundo de 2024 descubrió que tanto necesitaba bailar y gritar es para ellos, los miembros del grupo, este momento: todos alrededor de Tomás escuchando el por qué hay una sola foto en la que salen todos los Galácticos de Florentino (Beckham, Figo, Ronaldo, Zidane y Raúl). Esa que solo hizo AS. Esa que cuelga como un trofeo con marco de una de las paredes de esta sala, ante la que se detienen.

La conversación de música comienza iniciándose en el fútbol. Y termina siendo, en muchos momentos, en una charla entre ellos tres, Álvaro, Jaime y Carlos, en la que AS solo pone la grabadora, porque ellos mismos se preguntan, se repreguntan, se confirman y recuerdan mientras cuentan qué es Alcalá Norte. Cómo creció y cómo se ha convertido en lo que es. Entre risas, verdades meridianas y un fondo musical en el que se escuchan Los Planetas. En una hora con ellos se entiende. Por qué han triunfado como lo han hecho este 2024. No solo son las letras de Álvaro, quien, además de la sonrisa dulce de ojos, tiene una escritura cocinada entre libros y una fina y profunda inteligencia. Ni que el sonido en el que estas vienen es como lo hubiese envuelto el mismito Robert Smith en tela de araña y el Disintegration de los años 80. Es que son tan de verdad que queman. Este fin de semana dan un doble concierto en Madrid, el viernes y el sábado en la Joy Eslava. Las entradas, cómo no, hace meses que se agotaron. Nada más salir a la venta. Y en un solo día.

Carlos Elías, Jaime Barbosa, Tomás Roncero y Álvaro Rivas, en la visita de Alcalá Norte a Diario AS. DANI SANCHEZDiarioAS

Usted, Álvaro, ha sido muy ‘viuda’ de Cristiano. Las letras de Alcalá Norte dan fe...

Álvaro Rivas: Cuatro años tardé en superarlo. La de Superman habla de aquel momento que Cristiano se nos va. ¿Por qué esos brazos en jarra tras la batalla de Kiev? / ¿Por qué alejarte de ellos cuando ganan? Lo que pasa es que a mí me emocionó desde el comienzo Vinicius y eso me ayudó a superarlo.

Jaime Barbosa: Yo estaba con él, cuando...

Á. R.: Yo le presenté a Vinicius.

¡Eing?

J. B.: Sí, estábamos en Oropesa, en un bar que los dueños eran del Atleti y tenían los cubatas más baratos. Fuimos allí porque había un partido.

Á. R.: Un Madrid-Atleti.

J. B.: Sí, sí. Un bar de pueblo. Estábamos allí en la casa de mi exnovia. Pelotazos a tres euros y yo digo: “Vinicius, tal, ¿y ese quién es?”. “Uno nuevo”. ¿Qué año fue eso?

Á. R.: 2018. Salió de suplente y terminó dando el pase clave para el gol. Rompió el partido. No sé si fue empatar o directamente ganarlo.

J. B.: Recuerdo que te pregunté, ¿y este qué? (risas, dirigidas a Álvaro).

Pues seis años después va a ganar el Balón de Oro.

Á. R.: Está hecho.

Decía 2018. En 2018, aparte de estar en Oropesa, ¿qué era Alcalá Norte?

Á. R. y J. B.: Nada (a la vez).

J. B.: Yo tenía otro grupo.

Á. R.: Yo, nada.

J. B.: Yo, en 2014 empecé en uno que duró hasta 2019, cuando dije que me iba. A los seis meses o así empezamos con Alcalá Norte, que tampoco se llamaba Alcalá Norte, no se llamaba de ninguna manera. Solo era: “Vamos a hacer algo”. Pero en 2018, cuando Vinicius… Vinicius y Alcalá Norte no estuvieron nunca en la misma era, pero sí.

Á. R.: Y están atados también a Oropesa, el mismo pueblo en el que éste (señala a Barbosa) conoció a Vinicius se fundó Alcalá Norte.

Pero no de manera presencial, ¿no?

Á. R.: No, no.

J. B.: Pero, al año siguiente volvimos en verano y, en el Instagram de un colega, pusimos: “Buscamos a un teclista”. Luego ya rompí con aquella novia y ya no he vuelto por allí.

En el primer ensayo de lo que sería Alcalá Norte, usted, Jaime, invitó a Álvaro a verles ensayar, aunque, en ese momento, no quería saber nada de la música.

J. B.: No, no, no. Yo es que con el primer grupo que tenía…

Á. R.: Este estaba caliente. Dejó la banda porque veía que no iban a ningún lado. Solo estaban ahí para tomar litros y fumar porros.

J. B.: Que está muy bien, pero también quería hacer canciones propias e intentar tocar. Pero era como: “No, no, que estamos aquí muy bien. Venimos los viernes…”. Un tostón. Y ya me cansé. Y a los cinco o seis meses hablando con Juampi (Juan Pablo Juliá), que ya habíamos intentando unos años antes montar algo que no cuajó, le dije: “Ahora sí que sí”. Y ese mismo día que lo pensamos dijimos: “Pues vamos a quedar”. Y estaba éste (señala a Álvaro). “Ah, vais a quedar para tocar, ¿puedo ir?”, preguntó. “¿Quieres cantar tú?”, le respondí. Y así salió el primer ensayo.

“Yo repartía flyers por la calle, a la antigua usanza, para llevar a gente a los conciertos de Alcalá Norte... Y así nos llegó Carlos Elías...”.

Jaime Barbosa, batería de Alcalá Norte

Y mira ahora donde están.

J. B.: Pues empezó así.

Pero usted, Álvaro, había hecho antes algo. ¿Era vocalista?

Á. R.: Una vez Juampi, en su antigua banda, me invitó a cantar una canción al escenario, en un bar.

J. B.: Pero cantar como: “Venga, súbete a cantar”.

Cómo un karaoke, ¿no?

Á. R.: (Sonríe, dulce) Eso era lo que había hecho. Hombre, y en la ducha, está claro (carcajea).

J. B.: Y así fue. Pensamos un par de canciones y éramos batería, guitarra y éste cantando. Luego encontramos un bajista que estuvo un tiempecillo, luego vino el teclista que buscamos en el mensaje de Instagram en Oropesa. Más tarde fue viniendo más gente, se fue yendo y hasta ahora que aquí estamos hoy, en este museo de AS.

Á. R.: Hasta que éste no nos metió presión y nos dijo: “Vale todo está muy bien, pero vamos a ir en serio” (y señala al tercero de ‘los’ Alcalá Norte esta tarde en AS: Carlos Elías, hasta ahora en silencio).

Carlos Elías: Yo me los encontré tocando en la sala El Sótano, en el centro de Madrid, un 21 de noviembre de 2021, a raíz de que Barbosa me dio un flyer. A la antigua usanza, en papel.

J. B.: Sí, yo repartía en la calle.

24/09/24 VISITA DEL GRUPO MUSICAL ALCALA NORTE A LA REDACCION DEL DIARIO ASANGELA PARAMODiarioAS

Como los relaciones de las discotecas.

J. B.: Sí, yo repartía flyer por la calle para llevar a la gente a las salas de conciertos (risas).

C. E.: ¿En qué momento se ha dejado de hacer eso?

J. B.: Ahora no veo a nadie. Ahora todo el mundo es: “Me hago un Instagram y a funcionar”. Pues, mira, no te va a ver ni Cristo. Yo me hago mi flyer, me lo imprimo, me lo recorto con un cuter, me hago un taquito y me voy a los bares. A repartir. “Qué pasa, chaval, Alcalá Norte, te va flipar, tocamos la semana que viene”. Aunque haga 500 y vengan solo dos, estoy seguro de que trescientos se acuerdan de que un gilipollas fue por la calle y les dijo: “¿Qué pasa tío? Alcalá Norte es la poll… Escúchalos” (risas).

C. E.: Eso fue lo que me pasó a mí. Ya me habían hablado dos colegas de la banda, estaba por ahí, ya comenzando un runrún, y resulta que estoy en una zona de concierto y su batería me da un flyer. “Pues voy a verlos”, me dije. Y me encuentro esa maravilla. Sonaba increíble. Y digo: “A esta peña no sé cuándo, pero hay que hacer algo con ellos”. Y a partir de ahí iniciamos contacto y poco a poco...

Á. R.: Lo intentó en dos ocasiones. La primera no salió.

Ah, ¿si?

Á. R.: Sí, sí. Porque en la primera había una formación no oficial de Alcalá Norte que colapsó.

C. E.: Abril de 2022.

Á. R.: Y en esa ocasión ya fuimos al estudio de este señor a intentar grabar en calidad lo que antes solo teníamos en maquetas rosoñas, pero, como no había buena química en la banda, nos fuimos al garete.

C. E.: Yo notaba una dinámica como extraña, turbia. No se avanzaba y no era capaz de identificar qué pasaba, pero lo hablaba con mi socio, Pablo. “Voy a ir al próximo concierto que tengan, a informarme un poco más de lo que ocurre”.

“En 2022 no había grupo. En una semana no existió Alcalá Norte”

Carlos Elías, guitarrista y productor de Alcalá Norte

Á. R.: En un concierto tras el que nos disolvimos, de hecho.

J. B.: Es que, en ese último concierto había miembros con los que ni nos hablábamos, imagínate el rollo.

C. E.: En 2022 no había grupo. En una semana no existió Alcalá Norte. Y eso me llegó por varias personas. “Como sabrás la banda se ha disuelto”. “¿Y mis canciones?”, decía yo, “que aquí hay temazos”. Y se podían trabajar y hacer más nuevos. “¿Qué problema hay?”, me decía.

Á. R.: Me estuvo dando el coñazo un año más y el tío nos insistía: “Si grabáis un disco van a llegar nuevos miembros que estén dispuestos a trabajar. Con que esté grabado va a venir la gente. Vuestro material es bueno”. Y decidimos fiarnos. No sé muy bien por qué porque este tío era prácticamente un desconocido.

J. B.: A ver, que no existiera Alcalá Norte solo duró una semana. Y luego dijimos: “Pues buscamos a quien sea y ya seguiremos”. Y vinieron miembros nuevos.

Á. R.: Y se iban.

J. B.: Sí, estaba Rivas, estaba Juampi y yo y vino gente y se fue y vino, vino... Y ya un año después ya sí que dijo Carlos: “Tenéis que grabar un disco porque sino esto se va a diluir y os vais a hartar y le van a dar por cul... y esto se va a quedar en el aire para siempre”.

Á. R.: Que es lo que estaba pasando.

J. B.: Y dijimos: “Pues venga, pues vale”.

C. E.: El punto de inflexión fue cuando compusimos 420N.

Y hace dos años había esas turbulencias y ahora no solo es que estén en el Diario AS es que lo hacen con ese disco del que hablaban y que lo ha reventado. ¿Se imaginaban que iba a pasar todo lo que ha venido?

Á. R.: Ha sido una barbaridad. Hace un mes que dejé mi curro para dedicarme solo a la música.

¿Ha dejado de vender seguros?

Á. R.: Sí, ya solo eso imagínate la felicidad. Dedicarme solo a leer y a escribir canciones.

¿Cuál cree que ha sido el punto de inflexión con Alcalá Norte? En redes sociales, sobre todo en Twitter, comienzan a hacer mucho ruido a comienzos de 2024.

J. B.: Eso lo lleva el Admin.

Á. R.: Salió muy bien una conjunción. El trabajo que hicimos con el darle la brasa a todos los periodistas y medios musicales se dio la mano muy bien con la estrategia del Admin en Twitter: la misma gente que estaba recibiendo un mail de este señor estaba en Twitter leyendo cosas de Alcalá Norte y entonces decían: “¿Qué coño es esto que me llega por todos los lados?”. Y, como dice el Admin, de fondo había un buen producto, que es nuestro álbum, y se hizo la magia. Es la única explicación que puedo alcanzar a dar.

J. B.: Bueno, también que al final somos unos friquis. Que la gente ve una entrevista nuestra y dice: “Pero estos tíos de dónde coño salen”.

C. E.: El Admin que se vino desde Barcelona y se plantó aquí sin trabajo ni casa, con una maleta y un bajo a la espalda.

Á. R.: Sí, antes de este loco (señala a Carlos) tuvimos la locura de aquel que se mudó a Madrid para ser nuestro bajista, que ahora puede tener sentido, pero en aquel entonces no tenía ninguno.

“El indie siempre ha sido mi puto enemigo y ahora resulta que yo soy indie también... De tobillo gordo, eso sí”

Jaime Barbosa, batería de Alcalá Norte

¿Solo por haber escuchado su disco?

Á. R.: Sí.

Se definen como ‘indies de tobillo gordo’.

J. B.: Sí, sí. Lo del ‘indie del tobillo fino’ se lo escuché hace un millón de años a Piedrahita, el monologuista, y me hizo gracia. Y a mí, cuando me decían: “Alcalá Norte, indie…”, respondía: “Pues primera noticia” (risas). El indie siempre ha sido mi puto enemigo y ahora resulta que yo soy indie también, pues venga lo que queráis (risas). Pero, entonces yo, por desmarcarme, digo que yo soy indie también, pero de tobillo gordo. Una gilipollez como otras tantas que digo.

Sí que pueden encarnar lo que era la movida madrileña pero en el siglo XXI.

Á. R.: Nos mola hacer el teatro. Una banda de la movida en la que yo me he inspirado para hacer los conciertos es Glutamato Yeyé. Tienen dos o tres actuaciones en Youtube impactantes a nivel visual que he intentado copiar un poco.

¿Cómo viven ir de la mano de Los Planetas?

J. B.: A ver, yo escucho Los Planetas desde hace tres meses, entonces… Y de repente: “Ah, Los Planetas”. A este (señala a Álvaro) le gustan, a Juampi, a mi señora... Y digo: “Pues vamos a hablar con Los Planetas”.

Á. R.: A mí me hace muchísima ilusión. El Jota es un tío al que yo admiro desde hace mucho y verlo disfrutar con las cosas que yo hago, y mostrar interés, y preguntarme, y ponernos aquí a debatir sobre el trasfondo de la Calle Elfo, pues me hace mucha ilusión. Pienso: “Qué cojones es esto”. Hace dos años estaría haciendo cola para ir a verlo y ahora estoy aquí ahora departiendo con él.

C. E.: Es que es un disparate. Tuvimos la suerte de tocar en el Buenavistas, se enteró Jota que era a la misma hora y empezó a dar la brasa. “Que cambien a Alcalá Norte que así lo podemos ver”. “No, no se puede que justo es un hueco que se ha liberado y está muy cerrado el horario”. “Pues hombre pues cambiadnos a nosotros” (risas generalizadas). Y como al final no nos pudo ver se quedó ese fin de semana solo para vernos en la Wurlitzer el domingo, que nos invitó Carolina Durante. Y lo veíamos ahí, al final del todo, viendo el bolo y gozándolo. Qué maravilla.

Á. R.: Fue bonito. Ya te digo que a mí me impacta.

La vida cañon es un single más emblemático, que dicen que no suena a Alcalá Norte, porque es menos post-punk.

J. B.: Es que a mí eso de que suene o no suene... A mí me gusta la música que me gusta. Que no suene a no se qué me da igual.

C. E.: Hay once temas y ninguno es de desamor.

También. El tema de No llores, doctor G es una lección de historia.

J. B.: Sí.

Á. R.: A mí ese tema me gusta mucho, la verdad. Al final, lo único que va sobre Goebbels es la frase estribillo: Goebbels se mira en el espejo / Y ve a muchos chicos con su corte de pelo. Luego las estrofas, en el fondo, es un poema de Goethe. Así como traducido de aquella manera y dándole un poco la vuelta. La segunda es de Leonard Cohen, que se la fusilé. Él escribe de Goebbels también y pillé ahí una referencia y lo armé. Al final es eso. Un tío acomplejado, que se sentía en constante duda de si estaba recibiendo la aprobación que él soñaba, de su jefe, Hitler. ¿Y a qué se dedicaba? A tratar de cincelar en el pueblo alemán aquello que el espejo no le devolvía de sí mismo: esa imagen de ario perfecto. Goebbels era un enano, enclenque y cojo.

Y ríe y llora y ríe y llora, todo el rato.

C. E.: Y buscando la aprobación de todo el mundo acabó destrozando todo lo que quería.

Á. R.: Incluso a su familia. Porque así se murió. Mató primero a sus hijos y a su mujer y luego se pegó un tiro. Un personaje.

Usted, Álvaro, encuentra mucha inspiración en la lectura. ¿Es cierto que se leyó El señor de los anillos con nueve años?

Á. R.: Sí. Tras salir El retorno del rey. En 2003. Yo tenía ocho años.

“A mí me sentó muy mal lo de Cristiano en 2018, pero con Kroos no, a Kroos lo respeto...”

Álvaro Rivas, vocalista de Alcalá Norte

¿Ya había pisado el Bernabéu?

Á. R.: Mi primero fue ese 4-1 al Alavés en el que debutó Ronaldo. El 6 de octubre de 2002.

C. E.: Mi primero fue un 4-2 que le metimos al Barcelona. Con dos goles en cinco minutos. En 2005. Los galácticos.

¿Álvaro, de dónde le viene a usted la pasión por el Madrid?

J. B.: De que su padre es del Atleti.

Á. R.: ¿Sabes qué pasa? Que la parte materna, mi abuela vive en Chamartín. El Bernabéu estaba muy cerca y ya solo esa magia. Desde una terraza se veía una parte de arriba y es eso lo que lo explica. Estar ahí, tan cerca. Sentir la magia. Los goles. El puto bramido. El puto “grrrrr” del Bernabéu.

En sus canciones está muy presente.

Á. R.: A mí me sentó muy mal lo de Cristiano en 2018, pero con Kross no, a Kroos lo respeto. Kross, tío, vete cuando quieras. Te lo has ganado.

¿Ya le ha perdonado a Cristiano?

Á. R.: Me cuesta, la verdad. Es que no entiendo. Había por lo menos dos, tres años de grandioso fútbol por dar. Y no lo dio.

Alcalá Norte, en Diario AS, con Tomás Roncero.DANI SANCHEZDiarioAS

Carlos, usted era médico de familia.

C. E: Sí, en julio dejé de ejercer. Dejé de aceptar contratos. Aquí, en Madrid, si quieres algo fijo en plan interioridad, tienes que trabajar de tarde porque es lo único que te dan y yo era el último en llegar. Eso era incompatible tocar en Alcalá Norte, o con el estudio de grabación, donde hicimos el disco. La medicina siempre va a ser parte de mí.

Alcalá Norte, su nombre, bebe del centro comercial de Ciudad Lineal. ¿Les han dicho algo? ¿Se ha puesto en contacto con ustedes?

J. B.: Sí, sí. Yo iba allí había una tienda de camisetas heavys. Me compraba allí las de rock. Había tiendas de video juegos, que también me los compraba, de películas, el cine por supuesto, el kebab, los recreativos… Allí había de todo. Y ahí iba yo.

Á. R.: Hay más negocios que se llaman Alcalá Norte. El Ilunion Alcalá Norte que está aquí al lado. Un parking también por aquí. La agencia de viajes. Lo que sí que hemos tomado del centro comercial es la mascota, el monolito en la entrada como emblema. Tenemos una buena relación con ellos.

Se habla con tanto cariño del primer bebé, su disco primero... ¿Está en marcha el segundo?

J. B.: Hombre, a ver, hace cuatro meses que salió ese primero…

Á. R.: Yo dejé el curro hace un mes.

J. B.: Hace tres meses ya nos decía gente: “Bueno, el segundo, cuándo”. Tío, hace tres meses que ha salido el disco. Vale que el mundo ahora es muy frenético y va todo con prisa, pero...

Hay muchos grupos que aprovechan el impulso creativo del primero para que, a lo mejor, les queden canciones que no les han entrado.

J. B.: Tenemos canciones a medias. Algunas más hechas que otras.

Á. R.: Ahora va a salir una que la presentamos con Los Planetas. Como una versioncilla de ellos, volviendo antes a la buena relación que tenemos y con lo mucho que a mí, al menos, me han inspirado.

¿Una versión literal?

Á. R.: Bastante libre. Digo versión por llamarlo de alguna manera. Inspirada más bien.

¿Cómo es su proceso creativo?

Á. R.: Cada canción manda.

J. B.: Depende de muchas cosas.

Á. R.: El escenario perfecto es que nos metemos al local de ensayo sin nada en la cabeza y salimos dos horas después con una canción. Eso es lo que más nos gusta que pase.

J. B.: O con un germen de canción.

Á. R.: Y eso igual nos ha pasado diez o doce veces y en el disco, seguramente, haya seis que nacieron así. Eso es el happy paz como se dice en este mundo.

C. E.: Luego a otras muchas hay que darles vueltas. Es un viaje de ida y vuelta. “Venga, vamos a producir”. Y no funciona. Y vamos a cambiar esto. Ahora otra vez a tocar. No. Otra vez al estudio. A producirla. Hasta que ya se va asentando. Algunas se enquistan.

Jaime Barbosa, Álvaro Rivas y Carlos Elías en el patio del edificio en el que se encuentra la redacción de AS. DANI SANCHEZDiarioAS

¿Cuál es la que más les ha costado?

Á. R.: La calle Elfo.

J. B.: Fue un parto jodido.

Á. R.: Es que empezar a trabajar con Carlos ha cambiado un poco nuestra manera de construir las canciones. Igual antes nosotros éramos un poco menos exigentes. O nos faltaba esa visión extra del productor que éste (señala a Carlos) trae consigo. La Calle Elfo, en concreto, fue una canción rara porque la construimos a distancia entre Pablo, el bajista, cuando vivía en Barcelona y yo, aquí, que le mandaba cosas y él me las devolvía. Y, luego, partiendo de esa base, un día nos juntamos en el local todos y la cerramos. Y le dijimos al Carlos: “Carlos, tenemos una nueva canción”. Y dijo: “No: esto se cae aquí”. Y claro por aquel entonces era el productor sin más. Luego ya después de darnos tanto la brasa, con tantas cosas, y de colaborar tanto y de involucrarse tanto, se abrió, por así decirlo, un puesto de guitarrista en la banda y le dijimos que si lo quería ocupar.

C. E.: Básicamente las guitarras de casi todo el disco las acabé grabando yo por circunstancias excepcionales.

Á. R.: Estábamos pidiéndole que si, por favor, podía enseñarle las guitarras a otras personas... Hasta que nos dimos cuenta que lo más razonable era que las tocara él mismo. Pero, bueno, en fin, La calle Elfo, ¿por qué se nos hizo bola? Quizá fue donde sufrimos el encontronazo con Carlos. “Una canción no está porque digáis que esta. Una canción está cuando realmente está”, nos decía.

“¿Los sueños? Tampoco tienes muchos más allá que algo así: y dejar el curro y compadrear con Los Planetas, que es la poll...”

Álvaro Rivas, vocalista de Alcalá Norte

C. E.: Yo lo preguntaba en el local. Veía las caras. “Esto, ¿a alguien le camina?”, y nadie me respondía. “Esto no camina, te estoy viendo, a ti tampoco, por qué no lo dices”.

Á. R.: Luego hubo un día que éste ya me agarró de la pechera y me dijo: “Vente a mi casa que vamos a cerrarla ya”. Y ya está, y así fue. Y ya solo faltó que otro día volviese el bajista para meterle un solo.

C. E.: Sí, porque esa canción como empezaron a trabajarla el bajista y Álvaro a distancia muy lineal. Molaba pero no terminaba de arrancar en ningún momento. Treinta segundos que molan mucho y han pasado dos minutos y medio y no ha pasado nada.

Á. R.: Eran como treinta segundos prolongados en dos minutos y medio. Y eso no pasaba los estándares del Carlos aunque a nosotros nos parecían debuti (risas).

C. E.: Empezamos a cambiar cosas. Aquí metemos un preestribillo, aquí no sé qué. Y entonces él dijo: “A ver si voy a tener que inventarme más letra”. “¿Pero te gusta?”. “Sí, sí, ahora se está poniendo la cosa más seria”. “Pues a ver qué letra te inventas”.

Y la vida cañón.

Á. R.: Esa también es una buena historia.

J. B.: Nace de la revista que yo encontré y que dije: “Me ha hecho gracia esto”. Se lo enseño a este y a Juampi, que tenemos un grupo los tres en WhastApp. Un día le mando un vídeo de un pibe que se da un hostión y otro un artículo de 1935: “Mira qué guay, La vida cañon”. Un tema muy macarra, muy pichi. Ahí quedó. A los días estábamos en una fiesta por ahí y este se puso a escribir y soltó así como varias frases y dije: “Ah, bien”. Y luego ya terminó la letra y le dije: “Te has cargado la letra, esto no es lo que yo quería con esa movida”. Este hablando de Giorgina, de cocaína y no sé qué (risas). Le dije: “Que has hecho, has mancillado el espíritu del señor Juan y estará en su tumba revolviéndose. Y luego ya se quedó así la letra porque puso la frase esta de: “Hace tiempo que no pienso en el horror”, que me parece una frase muy buena y que nos representa mucho a Rivas y a mí y ya está. Y luego la música salió un día en el local. De casualidad. Estábamos ensayando para otra movida.

C. E.: Ha puesto un buen ejemplo de una buena idea que es un bucle y que no va a ningún lado.

Á. R.: Eso es. Ahí es donde yo quería llegar. Cuando nosotros hicimos La vida cañon hicimos tres acordes y una estrofa que se repetía dos veces lo mismo. “La vida cañón, La vida cañón...”. Y para nosotros, temazo.

C. E.: Era plano.

Á. R.: A nosotros nos encantaba. Pero este decía: “No”. Y nosotros: “Que sí, que da igual”. Todo el rato los mismos acordes también mola. Y este en el fondo dijo: “Cambiadle uno, que meta un poquito de tensión. Que es cuando digo: ‘Hablando de mí’. Y con eso básicamente, e insistirnos en que había que hacer una intro... Y un día de inspiración de este (señala a Jaime) que hizo ahí unos buenos redobles mientras este (a Carlos) introducía la riqueza de un reef en vez de sencillamente de tres acordes repitiéndose con eso ya hicimos el tema. Justo La vida cañon es un buen ejemplo de un día en el local para crear el germen y otro día para cerrar el tema.

“En La vida cañón este (señala a Álvaro) hablando de Giorgina, de cocaína y no sé qué (risas) y le dije: “¡¿Que has hecho, has mancillado el espíritu del señor Juan, que estará en su tumba revolviéndose?!”

Jaime Barbosa, batería de Alcalá Norte

C. E.: Y otro día yo arreglándolo en casa para cuadrar las dinámicas. Esto por aquí, esto por allá...

Á. R.: Ahí, honestamente, lo único que hiciste fue la guitarra carbonizada. Todo lo demás venía ya del local.

C. E.: Y también los preestribillos, y la salida y el final, y una versión incluso que nunca os mandé que sonaba perfecto y me la cargué porque no era a porquería, ese sonido de zorrera que te gusta a ti (mira a Jaime).

J. B.: De zorrera, ¡coño!, pues así, punkie, del local.

C. E.: Lo pasé a limpio todo y dije: “¡Esto no se lo va a creer nadie!” (risas).

J. B.: Claro, por eso me cabreo muchas veces con él. Vete a tomar por el cul..., hombre. Luego al final, yo qué sé.

¿Había producido usted antes, Carlos?

C. E.: Sobre todo a bandas noveles que es lo que a mí más me gusta. Coger a alguien que está empezando y cuando salga del estudio haya aprendido, en la buena dirección.

Jaime Barbosa, Carlos Elías y Álvaro Rivas, en la sala de tomos de la redacción de AS.DANI SANCHEZDiarioAS

¿Alguna vez había tenido el impacto como aquella vez en El Sótano, con Alcalá Norte?

C.E.: No. Y mira que he visto conciertos. Tres o cuatro a la semana.

J. B.: Este va todo el rato. Y de todo tipo de estilos. No solo el indie de tobillo fino... O gordo.

¿Y qué fue lo que le gustó?

J. B.: La liturgia.

Á. R.: Lo que vio fue bastante crudo.

C. E.: En lo que podían convertirse.

“Yo a Álvaro lo conocía de los 13, 14 años, y era mi enemigo”

Jaime Barbosa, batería de Alcalá Norte

¿Cómo se conocen ustedes, Jaime, Álvaro? ¿Es de toda la vida?

Á. R.: Juampi, el que falta, de Ciudad Lineal también, ha estado en mi cole y en el suyo. Es el que nos hizo de pegamento.

J. B.: Yo a él lo conocía de los 13, 14 años, y era mi enemigo.

¿Cómo?

J. B.: A mí no me gustaba su persona.

¿Por qué?

J. B.: Porque no me molaba su rollo.

Á. R.: Lo llevábamos distintos.

J. B.: No me molaba el suyo y, como no me molaba, era mi enemigo (risas). Luego con el tiempo se me olvidó. Y conocí a Juampi a los pocos años, y bien, y tal. Yo con Juampi me llevo muy bien desde el primer día. Y hubo uno, en 2013 o así, que quedé con Juampi un bar allí y estaba éste. Y le digo al Juampi: “¿Qué haces con este gilipollas?”.

¿Y qué le contestó Juampi?

J. B.: “Que no, que el Rivas ya no es como hace años”. Y era verdad que ya no. Ese día nos hicimos todo colegas y hasta ahora. Así fue la cosa.

Á. R.: (Risas) Sí, sí. Yo recuerdo esa época, yo me sabía odiado por él. Sabía que no le caía bien. Pero bueno, qué le iba a hacer.

J. B.: Tú sabes que te lo merecías.

Á. R.: Sí, sí (risas).

J. B.: Era odiado por mí y por alguno más de mi clase también.

Á. R.: También era una cosa entre colegios.

J. B.: Yo muchas veces lo pienso. Madre mía. Si me llegan a decir a mí en 2008 que iba a pasar esto con éste pavo...

“Muchas veces lo pienso, si me llegan a decir a mí en 2008 que iba a pasar esto con este pavo (Álvaro) me hubiese parecido una perversión tremenda”

Jaime Barbosa, batería de Alcalá Norte

Á. R.: Además, tú ahí estarías a tope con la música, y tal, y te parecían una perversión tremenda que yo me hiciese cantante (ríe)...

J. B.: Yo ahí estaba a tope con Los Porretas. ¿Perversión? “¿Qué va a ser de mí en el futuro, que me estáis contando? ¿En qué me voy a convertir, soy un monstruo?”, hubiese pensado.

C. E.: Ahí está un poco la base de todo. Que cada uno tenemos una forma de ser muy diferente. Debatimos mucho. Discutimos mucho. Y al final eso es necesario. Desde fuera parece que las bandas son todo ok y no, pues claro que se debate. Y es la base de superar las cosas y avanzar juntos. Si no sería una mentira. Si fuéramos todos iguales acabaríamos hasta las narices los unos de los otros.

Y saldría algo lineal.

Á. R.: Eso lo dice mucho éste (señala a Jaime).

J. B.: Una de las cosas que ha podido ser clave en esto es que, al tener tantas referencias... Cuando tú copias una cosa solo... Los colegas: “Me mola Iron Maiden, vamos a hacer un grupo como Iron Maiden”. Pues mal, porque va a sonar peor que Iron Maiden, ¿sabes?. Pero si le gustan 17 cosas a cada uno va a ser una mezcla de tantas que se va a convertir en un producto original que puede ya llamar la atención. “Coño, qué novedoso esto”. El Frankenstein.

“Conservo un buen recuerdo de cuando, para aprender a ser banda, me fijé en ‘los’ Cure”

Álvaro Rivas, vocalista de Alcalá Norte

Todo en la música está inventado.

J. B.: Claro, es que qué vas a hacer. Ya no sé que más se puede hacer.

Á. R.: Saber que no queremos ser Fontaines DC en español y, por eso, yo me siento a gusto diciendo lo de los Cure porque, en aquel momento, sí queríamos ser losCcure del 78 al 82 (golpea la mesa) pero poco duró eso. En algún momento, pronto, empezamos a ser nosotros. A meter influencias. Pero conservo buen recuerdo de cuando, para aprender a ser banda, me fijé en los Cure.

J. B.: Y también fue por eso, por descarte, que es lo único que nos mola a los tres.

Á. R.: De: “Aquí empezamos y a ver adonde nos lleva”.

J. B.: Dijimos: “Vamos a juntarnos para aprender un par de temitas de no sé quien, para tocar, pero, yo que sé, luego dejarse llevar”.

C. E.: Sobre todo tiene que ser verdad, porque, si no, no se lo va a creer nadie, empezando por la propia banda. No impostado. Tiene que ser lo que están haciendo.

¿Lo mejor que les ha pasado estos meses?

Á. R.: Pues fuera de coña, que ya es como demasiado cliché que hemos estado hablando todo el rato de eso, pero a mí me ha hecho mucha ilusión lo de compadrear con Los Planetas. A mí eso me ha encantado porque tampoco tienes muchos sueños más allá que algo así, y dejar el curro, que tío, es la poll...

J. B.: A mí también me hace ilusión.

24/09/24 VISITA DEL GRUPO MUSICAL ALCALA NORTE A LA REDACCION DEL DIARIO ASDANI SANCHEZDiarioAS

¿Usted de que curraba, Jaime?

J. B.: Diseñado grafico. A mí me hace ilusión ya no algo concreto sino en todo en general. Tienes un disco, ir a los conciertos, y tocar, y ver que la gente se lo sabe, y te diga que le ha encantado, y ver lo que está pasando. También me acojona, evidentemente, porque lo ves ahí, tu cara un día en la contraportada de El País y digo: “Chico, a ver si alguien me va a disparar por la calle o algo”.

Morir de éxito.

J. B.: No, no de un disparo (risas entre los demás). O de un pinchazo o algo. Que asusta. Ahora ya me he relajado un poco, pero cuando empezó todo aquello a subir, pa-pa-pa-pa, empezaron a salir todas las fechas de los conciertos, diez, quince, ¡cuarenta!, ¡tú, cuándo va a parar? Yo estaba guiñado.

Claro, porque antes tocaban una vez...

J. B.: Cada tres meses en Madrid. Y ahora, de repente, dije: “Hostia”. Y me achanté, eh. Luego con el tiempo ya ves todo organizadito. “Va a ser así”, y ya te mentalizas. Yo soy muy de mentalizarme. No voy a pensar en todo lo que queda sino en esta semana qué tenemos y así.

Á. R.: Ya va casi la mitad, eh.

J. B.: No tanto.

Á. R.: Estamos a punto de cerrar la primera columna.

C. E.: Sí, quedan uno o dos bolos.

Á. R.: Tres o cuatro.

J. B.: ¡Qué va! Mi vieja tiene ahí en la cocina un papel que va tachando los que sí y debemos llevar más de un pelín de un tercio.

Á. R.: No. Míralo bien.

J. B.: Luego te voy a mandar yo la foto de la cocina, ya verás lo que ahí vas a ver...

“Peineta pa mi chica y un mantón / Butaca en teatro / La vida cañón”.

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