Akapellah: “Para nosotros el rap español eran personas hablándote de cómo se sentían, de sus inseguridades”
Pedro Elías Aquino disecciona la esencia del ‘freestyle’ y señala las diferencias entre el rap latinoamericano y el peninsular en una charla que mantuvo con Diario AS horas antes de la Nacional española de Red Bull Batalla.
Fueron las calles y los libros de Venezuela los que forjaron la mirada artística, analítica, ligeramente cansada y profundamente risueña de Pedro Elías Aquino Cova (Maracay, 1991), cuyas iniciales convirtió, a través de un proceso a medio camino entre el anagrama y el fiero also known as —a su vez símbolo de la dualidad que en él habita—, en su rúbrica personal: Akapellah.
Hoy figura la firma de El Goldo Funky en diez álbumes y aparece subrayada de dorado en siete nominaciones a los Premios Grammy Latinos, méritos que le colocan en el puesto número doce de la lista de los 50 grandes raperos de la historia del rap en español de la revista Rolling Stone. Avala a Pedro Elías una trayectoria cocinada a fuego lento y urbanamente intelectual que congenia como pocas la esencia de la calle con la delicadeza del espíritu que se sabe frágil: el yin y el yang del rap, dos caras antagónicas condenadas a entenderse de por vida en un género poliédrico.
De todas las vías que pudo explorar para acercarse al verso, decidió Pedro Elías encomendarse al arte de la improvisación. Las batallas de rap le consagraron como un referente en Venezuela y, tras coronarse en la God Level 2014, a nivel internacional. Pese a otear el panorama desde la cima de la industria, Akapellah no olvida su posición en el freestyle. Por ello ocupó con orgullo uno de los asientos de juez en la Nacional de Red Bull España 2025 que, a la postre, ganaría Bnet. Horas antes del evento habló con Diario AS sobre la magna cita del free, así como de la coyuntura del circuito y, en pocas pinceladas, sobre el corazón de un género vinculado en cuerpo y alma a los valores del hip hop.
-¿Cómo te encuentras?
-Feliz, ansioso. He sido jurado en una Nacional de Estados Unidos y esta es la primera vez que lo soy aquí. Yo crecí viendo Red Bull España, esta fue la que nos llegó a nosotros. Para mí está chévere.
-Y esta Nacional en concreto, ¿cómo la ves?
-Desde que adquirí el compromiso he estado conociendo a los chicos. Me puse a estudiarlos y me gusta mucho Bnet. Le tengo mucho respeto. Demasiado. El cabrón es durísimo. Pero las batallas son batallas: son 15 personas más y todo el mundo se quiere matar. Ese día... O te traicionan los nervios o te salen las mejores rimas que te han salido en tu vida. Todo juega a favor y en contra.
-¿Y Barcelona como sede? Aquí fue la mítica Nacional de 2008.
-Me encanta, es una de esas ciudades muy internacionales. Cuando nombran varias ciudades del mundo dicen Londres, París, Nueva York y Barcelona. Es súper multicultural, y eso combina muchísimo con una final de Red Bull. Y con el hip hop: hay gente de muchas razas y de distintos países.
-Muy urbano...
-Exacto. Mucho skate; en Barcelona está todo el rato la gente patinando. Es muy urbana y muy gánster. Siento que hay más tensión que en Madrid o en otras ciudades de España. Todo eso es rap al final; es hip hop.
-¿Cuál es tu relación actual con el circuito de las batallas?
-Aficionado. Espectador. Tengo mucho rato que no... No sé. Respeto tanto el freestyle que, si no puedo hacerlo a nivel élite porque no tengo tiempo, no andaría por ahí haciéndolo y arruinando el catálogo y el buscador de YouTube. Me gusta mucho mi proceso y disfruto mucho lo que hice en el freestyle. Y siempre he dicho que si voy a volver es para hacerlo bien. Si no, no. Por ahora estoy desde las canchas viendo.
-¿Y qué ves?
-Hay demasiada gente increíble que me gusta muchísimo. Hay muchas tendencias nuevas; ha cambiado muchísimo todo: la manera de ‘juecear’.... Siento que el freestyle está ahora un poco en decadencia. Se impuso mucho el tecnicismo para quedar bien en el formato, para ganar, para acumular puntos. Siento que se ha perdido un poco... No sé. Es el sentimiento general cuando converso con colegas: siento que se ha perdido un poco el freestyle de verdad llevado a las batallas por tanto tecnicismo.
Se ha perdido un poco el ‘freestyle’ porque se impuso el tecnicismo para quedar bien el formato
Akapellah
-¿La magia?
-Hay altos y bajos. Pero por ahí debe estar el ‘chamito’ que va a ser la próxima bestia...
-¿Hay alguna oportunidad de que volvamos a ver a Akapellah compitiendo?
-Sí, seguro. Tampoco estoy tan viejo (ríe). No sé, simplemente no ha sido mi mood. Hace poco me invitaron a la Bazooka [liga argentina de batallas escritas] y fui de espectador, y en vez de ver la batalla estaba haciendo el ejercicio de imaginar que era yo a quien le tocaba estar delante de Chilli Parker; y decía: ‘No sé si estoy preparado para hacer esta vaina hoy’. Pero con preparación... Todo, hermano. No es nada que no haya hecho antes, eso es lo importante.
-¿Cómo crees que ha cambiado el panorama desde que te retiraste?
-Siento que las batallas han adquirido tanto poder y tanto alcance que se volvieron como un deporte. Y siento que eso ha hecho que se separe un poco del hip hop. Se independizaron: tienen una autonomía y un movimiento que, a veces, está un poco desligado del hip hop. Siento que, al ser una competencia, la prioridad de rapear o de improvisar no es la más presente, sino la de acumular puntos y ganar. Todo esto influye.
Igual si tú le preguntas a un beisbolista retirado te dirá que no, que en sus tiempos se jugaba mejor; y yo digo: ‘Uh, no quiero sonar como un viejo quejándome (ríe)’. Creo que cada quién se queda con la nostalgia de su proceso y la época que vivió. Yo no soy cerrado, me gusta también escuchar o entender todo lo nuevo que pasa, pero siento que está un poco aburrido el freestyle: falta gente más elocuente y menos técnica.
-¿Ese es el mensaje que enviarías a las nuevas generaciones?
-O ellos mismos. Que disfruten más el freestyle, que se diviertan un poco más. Yo no tengo ni idea de la presión que debe ser acumular puntos e ir en la tabla de una liga porque antes no era así. Intentad eso, pero también procurad dejar rounds bonitos, cosas lindas y que queden unas intervenciones en las que uno pueda ver highlights de flow y otras cosas. No todo el tiempo ahí en el cuadrado soltanto el punchline porque no es vistoso. Como el fútbol alemán.
-¿En qué se diferencia el rap español del venezolano?
-En aquella época, en Latinoamérica estaba muy presente el rap gánster. Y yo era de Venezuela, que era un país peligroso, de gánsteres y del tercer mundo, pero era una persona de clase media. Tuve una educación, tenía Internet. Yo no me sentía identificado con el rap gánster porque no era mi onda. Creo que el rap español aportó eso: hablar de conocimiento, rap de sentimiento, de estilo de vida. El rap español pasaba de armas; eran tíos hablándote de cómo se sentían, de sus adicciones, de sus problemas psicológicos, de sus inseguridades. Eran personas diciéndote lo que sentían y pensaban. Eso para nosotros era el rap español: tíos inteligentes hablando de cosas intelectuales. Así veíamos a Kase.O y a los raperos de aquí; allí solo hablaban de matar.
-Un poco el yin y el yang: ambas partes necesitan convivir...
-Obvio, es necesario. El rap es aquello. Aunque seas el tipo más tranquilo del mundo, todos morimos por Tupac, todos queremos ir de chungos: eso es el rap. Pero no cualquiera agarra un arma y hace algo de eso. Eso tienes que vivírtelo. Para mí el rap es lo que ‘te vives’. Y el que no va con eso... Mi mamá era maestra, yo crecí entre libros, entre muchas palabras, entre estudios. Y me identifiqué con lo otro. A mi mamá le encantaba cuando yo escuchaba rap español; se acercaba y me decía ‘wow, esos señores utilizan palabras chéveres’.
-Red Bull Batalla cumple 20 años. ¿Qué batalla de estas dos décadas se te viene a la cabeza?
-Buah, en Venezuela hay un clásico: Biancucci vs. McKlopedia. Se enfrentaron en 2006 y en 2009; la primera ganó Biancucci y la segunda, McKlopedia. Hermano, todavía hoy puedo ver esas dos batallas. Es el Real Madrid vs. Barcelona de Venezuela.
-¿A qué freestyler traerías de vuelta al circuito?
-A EL B de Los Aldeanos. Se cansó de ganar Red Bull, pero no pudo salir porque no le dejaban por el asunto de Cuba. Pero era una máquina freestyleando; es, porque asumo que todavía está activo.
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