Muere Lionel Dahmer, padre de Jeffrey Dahmer, a los 87 años

La crónica negra norteamericana vivió un estallido de macabros perfiles el pasado siglo que convirtió la locura criminal en uno de los rasgos del Estados Unidos profundo, aquel que cada país tiene y que sólo conoce quien se adentra demasiado en él. Fue también una brutal —en el puro sentido de la palabra— fuente de inspiración para productores de la pequeña y la gran pantalla.

La historia del Caníbal de Milwaukee era una de esos rostros que completaban la orla de la maldad cinematográfica, consagrada a una docuserie que se llamó Dahmer y que recorrió la vida de aquel psicópata que terminó con la vida de 17 personas. Tanto Jeffrey Dahmer como su padre, Lionel Dahmer, volvían al primer plano mediático; el primero no lo vio, puesto que murió en 1994, pero el segundo sí que lo hizo. Y con el pesado sentimiento de una fama tan amarga ha fallecido a los 87 años.

Según ha revelado The Sun, el padre del asesino en serie ha fallecido este martes en un centro del condado de Medina, en Ohio, mientras se encontraba en la unidad de cuidados paliativos. Las circunstancias de su muerte son todavía desconocidas.

Defensor de su hijo hasta el último día

Padre e hijo mantenían una relación peculiar. Si bien Lionel siempre reconoció que Jeffrey, en efecto, había asesinado, desmembrado y canibalizado a casi una veintena de adolescentes entre 1978 y 1991, también fue la primera persona que le defendió públicamente y que trató de justificar semejantes horrores. Por ello, cuando la serie hizo de la figura de Jeffrey un icono del crimen, la sensación que se instaló en la familia fue de pena.

Lionel solía explicar los asesinatos de su hijo a través de la problemática educación que recibió y de la enfermedad mental que le asolaba. Y algo de razón tenía: su infancia había estado marcada por una extraña pasión hacia la taxidermia que remediaba diseccionando animales muertos junto a su padre.

De aquellos días había quedado un poso en el recuerdo del progenitor. Así lo daba a entender cuando reconocía en diferentes entrevistas la incondicionalidad del amor que sentía por su sangriento retoño. Que daba igual lo que hiciera porque siempre le iba a apoyar y a querer, que iba a estar ahí. También lo repitió cuando entró en la cárcel. Y lo gritó todavía más cuando su compañero de celda, un tal Christopher Scarver, acabó con su vida dos años después de su ingreso en la penitenciaria. Aquel fantasma familiar regresó de nuevo en 2022, haciendo de lo macabro un hilo de vida que conectaba la ficción y la realidad de la crónica criminal norteamericana.