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Lucía Rivera cuenta la verdad sobre su padre biológico: “Extorsionó a mi madre”

En su libro ‘Nada es lo que parece’, la hija de Blanca Romero se abre en canal sobre uno de los aspectos más privados de su vida.

Lucía Rivera siempre ha optado por mantener un perfil de lo más discreto a pesar de venir de una familia con dos padres mediáticos: Blanca Romero y Cayetano Rivera. Sin embargo, este hermetismo queda a un lado en su libro autobiográfico ‘Nada es lo que parece’, donde se abre en canal para hablar de uno de los aspectos más privados de su vida: la verdad acerca de su padre biológico al que se refiere como “el villano”.

La modelo nació en 1998, sin que se supiera la identidad de su progenitor. Tres años más tarde, Blanca Romero inició una relación con Cayetano Rivera que decidió adoptar a la pequeña. Si bien Lucía se refirió a su padre biológico en alguna ocasión, hasta ahora no había profundizado en su historia más personal y en el día que conoció a ese hombre.

“Luci, ven, tenemos que hablar”, fueron las palabras de Blanca Romero cuando la joven tenía tan solo nueve años. “Tu padre W. quiere conocerte. Acaba de escribirme por Facebook”, añadió la actriz. “W. se quedó un par de días en casa y después se iría a Alemania. Yo estaba ilusionada e impaciente”, recuerda Lucía Rivera.

“Idealicé la figura de mi padre. Pensaba que sería un superhéroe y terminó siendo un villano. Me pareció altísimo, media 1.90. ¿Era como me lo había imaginado? Seguramente mejor, mucho mejor. Tenía una voz grave que sigue sonando en mi cabeza. Tenía los ojos verdes, el pelo largo hacia atrás, una nariz igual de afilada que la mía y barba de unos cuantos días. Era mucho más guapo que todos los súperheroes que había visto en las películas. Yo no paraba de observarlo e imitarlo para ver en qué me parecía a él”, relata Lucía en su libro.

Su peor descubrimiento

Esa relación que a priori parecía idílica se rompió tras una situación muy tensa en uno de los rodajes de Blanca Romero. “W. ya llevaba varios chupitos de no sé bien qué y entonces le llamé para decirle algo. No me hacía caso e insistí. ‘¡Cállate!’, me gritó”, cuenta. “Yo no paraba de llorar mientras mi superhéroe se convertía en villano. Entonces me di cuenta de quién era de verdad mi superheroína: mi madre”, añade.

Tras este episodio, W. regresó a Alemania. Pocos días después, la modelo escuchó a su madre hablar por teléfono como un abogado sobre algo relacionado con un burofax. “Mi padre no había venido a conocerme. Había venido a extorsionar a mi madre y pedirle dinero a cambio de unos videos de cuando ella era niña y mantenían relaciones sexuales”, confiesa.

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