DINAMARCA

La proclamación que nadie vio venir: los escándalos y tatuajes de Federico X, el ‘príncipe turbo’

La reina Margarita deja hoy el trono de Dinamarca en manos de su hijo mayor, quien siempre ha sido un polémico verso suelto.

“Si no soy reina, me vuelvo a Australia”. No se sabe si en inglés o en danés, pero con estas palabras se rumorea que Mary Donaldson forzó el anuncio de abdicación de la reina Margarita de Dinamarca en favor de su primogénito, Federico, después de que este fuese pillado por los fotógrafos paseando por las calles de Madrid sin escolta y durmiendo en casa de Genoveva Casanova, a la sazón, ex de otro aristócrata, Cayetano Martínez de Irujo, hijo de la malograda duquesa de Alba.

Ante la tesitura de un nuevo escándalo del heredero, divorciándose tras presuntamente haber sido infiel a su esposa, con cuatro hijos en común, Margarita de Dinamarca se unió al selecto grupo de monarcas que no reinan hasta la muerte, sino que deciden jubilarse: véanse los casos de Juan Carlos I o Beatriz de los Países Bajos, entre otros.

Las 14:10 es la hora en que se pone punto final a su reinado y comienza la proclamación (porque en Dinamarca ya no celebran coronación, como sí ocurrió con Carlos III en el Reino Unido) que nadie vio venir, ya que nadie esperaba ver como jefe del Estado tan pronto al otrora heredero, más conocido como “el príncipe turbo”.

Cómo se granjeó su apodo

Lo del “príncipe turbo” hace honor a toda una vida de playboy que trajo de cabeza a la reina Margarita, pese a que siempre le defendió ante los políticos de turno, asustados por ver que el siguiente monarca venía con antecedentes debajo del brazo (recuérdese que fue pillado en un coche manejado por una novia con exceso de alcohol, al igual que él).

En lo que a novias se refiere, el hoy Federico X, quien dio con sus huesos en un internado durante su juventud para intentar ser reconducido, parecía que nunca acertaba tampoco con los gustos de su madre. Todas en las que se fijaba estaban cortadas por el mismo patrón: guapas, modelos y plebeyas. Pese a la insistencia de su madre por que eligiese a una de su estatus, y ante los rumores de boda con una de estas, Margarita debió conformarse con Mary Donaldson, la que menos le disgustaba y que hoy le “roba” la silla.

Con certeza, la australiana es quien mejor conoce, aunque quizá no sea la única, las marcas del cuerpo del otrora heredero al trono. La más llamativa: un tiburón. Federico X decidió, pese a su inevitable futuro, tatuarse un escualo en una pierna. Se ve que, de todos los animales sobre la faz de la tierra, era con el que más se identificaba. Eso sí, no fue el único dibujo, ya que, pese a ser más difíciles de captar, el hoy rey lleva otros dibujos en su cuerpo grabados con tinta. Caprichos de príncipe díscolo.

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