RUSIA

La duras condiciones que afronta Brittney Griner en las temidas cárceles rusas

Tras casi seis meses bajo custodia, Brittney Griner ha sido condenada a nueve años de prisión por los cargos de posesión y contrabando de drogas.

Hace una semana, el calvario de Brittney Griner (31) sumaba un nuevo capítulo tras ser condenada a nueve años de prisión por los cargos de posesión y contrabando de drogas, tras introducir en territorio ruso aceite de cannabis -menos de un gramo- en cartuchos para vapear. Un “error” que le puede costar muy caro si la apelación que preparan sus abogados o las gestiones del Gobierno estadounidense, que tiene en mente un intercambio, no fructifican.

Pero hasta que un hipotético final feliz se produzca, el panorama que afronta la estrella de baloncesto no es nada halagüeño. “Espero que la envíen a una colonia con un gobernador indulgente”, explica a People, Ivan Melnikov, vicepresidente del Departamento Ruso del Comité Internacional de Defensa de los Derechos Humanos

En toda Rusia hay 35 colonias penales para mujeres que albergan a unas 60.000 reclusas según Ivan Melnikov y Yekaterina Kalugina, una activista rusa de derechos humanos que comprobó en marzo las condiciones de reclusión de Griner. Las celdas tienen poco más de 3 metros de espacio privado, y la mayoría de ellas albergan entre 40 y 60 mujeres que duermen en literas.

Los activistas Melnikov y Kalugina, que no pueden revelar en que colonia penal se encuentra la jugadora, comparten cómo puede ser su vida entre rejas. Griner se verá obligada a trabajar y esto significa coser, limpiar, cocinar y servir la comida, pero, debido a su carrera como jugadora de la WNBA, Griner podría entrenar a otras reclusas.

“Es probable que permanezca allí durante el tiempo que dure su apelación, que podría ser de hasta tres meses si no es indultada e intercambiada antes, pero si su apelación fracasa, podría ser enviada a otra colonia”, señala Melnikov, que sin embargo considera que hay un beneficio por permanecer: cada día cuenta como dos en relación con la sentencia.

El día a día, enfermedades y desnutrición

“Las presas se despiertan a las 6 de la mañana, se lavan, se visten, hacen la cama, se ponen firmes para el registro, van a desayunar y luego empiezan una jornada laboral de ocho horas, normalmente como costureras. Su tiempo libre lo fija el gobernador, de media a dos horas al día, y durante ese tiempo pueden simplemente charlar entre ellos, leer un libro de la biblioteca, escribir cartas a casa, hacer deporte, jugar a juegos de mesa y llamar a amigos y familiares”, señala el activista que además confirma que reciben un salario mínimo de 180 dólares al mes para gastar en la tienda de la prisión en artículos como artículos de aseo, tampones, cigarrillos y fruta y verdura fresca.

Pero las condiciones son muy difíciles. La tuberculosis es común en las colonias, muchos presos están desnutridos por la escasa comida y la atención médica es deficiente, y la mayoría necesita que sus amigos y familiares les envíen comida y artículos de aseo básicos, pero eso no es posible para algunos presos. Sin duda una situación que, de prolongarse, puede minar la moral de la jugadora, que está viviendo una auténtica pesadilla.

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