EUROVISIÓN

La derecha suiza amenaza con bloquear la celebración de Eurovisión por difundir “satanismo”

La Unión Democrática Federal de Suiza y el Partido Popular Suizo han solicitado unas votaciones para concretar si realmente se debe acoger el festival.

Cuando Nemo levantó el Micrófono de Cristal se colocó el punto y final a una edición de Eurovisión en la que la tensión podía cortarse con un cuchillo. La presencia de Israel fue motivo de críticas y despertó la animadversión de gran parte del público eurovisivo, que recibió con pitos la aparición de la representante israelí, Eden Golan, y celebró la irrupción sorpresa del candidato suizo, que se impuso a lo que las apuestas predecían horas antes del evento.

Como dicta la norma, la siguiente edición del festival deberá celebrarse en la nación que quedó en primera posición; esto es, en el país de los Alpes. El aterrizaje del evento dentro de estas fronteras ha suscitado todo tipo de reacciones en los diferentes grupos políticos, abriendo un abanico de opiniones que va desde el festejo hasta el absoluto rechazo que ha manifestado la derecha conservadora.

A falta de que se aten muchos cabos, entre ellos la ciudad que albergará el certamen (Zúrich, Ginebra, Berna y Basilea se disputan tal honor), comienzan a aparecer las primeras tensiones —de nuevo tras prevalecer el escenario político que rodea el festival—. La Unión Democrática Federal de Suiza (EDU) y el Partido Popular Suizo, que también recibe el nombre de Unión Democrática de Centro, han solicitado la realización de unas votaciones para concretar si realmente se debe celebrar Eurovisión.

En el caso de la primera de las dos formaciones ha definido a través de redes sociales al concurso como “una espantosa ocasión propagandística”, asumiendo que alojar el certamen no hace sino denigrar al anfitrión: “Un país que proporciona un escenario a tan repugnante basura no elevará su imagen, sino que simplemente mostrará su propia decadencia intelectual”.

Las causas de esta petición

Los motivos de este contundente mensaje son, según ha confesado Samuel Kullmann, del citado grupo político, a la emisora Suiza SRF, el aumento de la “celebración, o al menos tolerancia, del satanismo y el ocultismo”. “Cada vez más artistas presentan mensajes abiertamente ocultistas y los subrayan con sus respectivos símbolos”, ha dicho, en clara referencia a la performance de Bambie Thug, la representante irlandesa que, por otro lado, estuvo cerca de no presentarse en la final por el rechazo a la admisión la candidatura israelí.

Estas declaraciones, cuyo recorrido podría ser cuestionable por la presencia de la EDU en el Consejo Nacional de Suiza (apenas un escaño), encuentran su mayor apoyo en el ala más joven del Partido Popular Suizo, que critica duramente al festival por visibilizar a personas no binarias y el “antisemitismo manifiesto”.

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