MÚSICA

Justin Bieber vende los derechos de casi toda su música por una millonada

El cantante canadiense se ha embolsado 200 millones de euros por vender su catálogo musical como ya hicieran Bob Dylan o Bruce Springsteen.

Justin Bieber ha seguido la estela de otros grandes artistas y ha decidido vender los derechos de su catálogo musical a Hipgnosis por la espectacular cifra de 200 millones de euros. “Hipgnosis ha adquirido todas las participaciones de Justin Bieber en sus derechos editoriales (incluida la parte del autor correspondiente a la interpretación), grabaciones maestras y derechos conexos de todo su catálogo”, ha expresado en un comunicado la compañía, que ya cuenta con los derechos de la música de los Red Hot Chili Peppers.

Este millonario acuerdo forma parte de la asociación de Hipgnosis con la firma de gestión financiera Blackstone, que anunció a finales de 2021 una inversión de 1.000 millones de dólares para la compra de música. Desde la empresa destacan que Bieber “es uno de los artistas musicales más vendidos de todos los tiempos” a pesar de tener solo 28 años, pero los problemas de salud que arrastra en los últimos meses le han impedido continuar desarrollando su carrera como él hubiera deseado. De hecho, el año pasado tuvo que cancelar varios conciertos de su gira por problemas derivados del Síndrome de Ramsay Hunt que padece y que paraliza su rostro.

Justin Bieber saltó a la fama siendo un adolescente y muy pronto su canción Baby se convirtió en todo un fenómeno mundial, un tema que todavía sigue interpretando y que le trae inigualables recuerdos. Ahora su música cambia de manos de igual manera que ha ocurrido recientemente con la de Justin Timberlake, Bob Dylan o Bruce Springsteen.

Los derechos de Bieber, un valor seguro

El nombre de Justin Bieber lleva con él un gran potencial de marketing y son muchos los que han tratado de beneficiarse. En diciembre del pasado año H&M aseguró que tenía los derechos de imagen del artista para poder vender ropa con su imagen y con algunas de sus letras, pero el canadiense aprovechó su perfil de Instagram para desmentir tal información y calificó la ropa de la marca sueca como “basura” que estaba a la venta sin su aprobación.

La compañía finalmente retiró los productos de sus tiendas, a pesar de que poco antes habían afirmado contar con “los contratos adecuados” y haber seguido “todos los procedimientos de aprobación apropiados para cada diseño”.

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