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Víctor Elías: “Parece que cuando todo te va bien no te puedes quejar”

El músico y actor, quien se dio a conocer en ‘Los Serrano’, publica ‘#YoSostenido. Historia de un juguete casi roto’: un libro donde hace un ejercicio de sinceridad extrema.

Hoy miércoles llega a las librerías #YoSostenido. Historia de un juguete casi roto, un texto en el que Víctor Elías, con la ayuda de Pablo Díaz Morilla, se abre en canal y hace un ejercicio de sinceridad extrema en el que narra su infancia y adolescencia como un niño prodigio que triunfaba dando vida al hermano menor de la serie Los Serrano, mientras su realidad se tambaleaba con unos padres con adicciones que lo hicieron lo mejor que supieron.

Se dio a conocer al gran público gracias a Los Serrano. ¿Queda algo de aquel niño en usted?

Queda mucho: la ilusión, las ganas, la pasión por todo lo que hago…, todo eso se mantiene, por suerte también. Sigo estando enamorado de mis carreras, de mis profesiones, y me sigue encantando a lo que me dedico.

¿Le gustó a usted el final de la serie?

A mí me gustó mucho. Fue muy emotivo poder volver a vivir eso. Desde dentro nos gustó mucho. Entiendo que para fuera fue un poco más chocante.

Culpa, tristeza, lágrimas de alegría, adicciones…, ¿da vértigo pensar que se ha desnudado tanto ante el lector o siente uno orgullo por ese acto de valentía?

Eso lo podré contestar mejor casi más en unos días. Me he desnudado en la función de teatro, que empezamos ahora en diciembre. Pero cuando te desnudas ante 100-120 personas es controlable, esto es diferente. Ya veremos cómo es. Pero creo que, si cuentas una historia, y más una tan personal, no te puedes quedar a medias, hay que contarla toda.

También se desprende de la lectura que ha hecho un enorme trabajo de autoconocimiento. Esto no debe de ser fácil, porque se pueden descubrir cosas que nos agraden, pero también otras más duras.

Sí, claro. Cien por cien ha sido una forma de aceptarme, de perdonarme, de perdonar. De aceptarme y ser aceptado. Ser consciente de lo que hemos vivido cada uno. He buscado transmitir una normalización de ciertos problemas que pensamos que solo vivimos nosotros, y que a veces nos da vergüenza contarlos. Parece que cuando todo te va muy bien no te puedes quejar. Y he querido eliminar ese prejuicio de la gente que te señala con un ‘qué bien le va todo y está en la tele’.

Además, hay mucha empatía en el libro, especialmente hacia sus padres.

Mis padres lo hicieron lo mejor que supieron. No me cabe ninguna duda de lo muchísimo que me quisieron. Hay una parte de perdonar y de autoperdonarme.

¿Ha sido terapéutico?

Sí, me ha ayudado a conocerme más. Lo que me permite escribir el libro es el ya conocerme. Ver cómo soy, qué cosas no me gustan. Este no es un libro de autoayuda, de pena…, sino un testimonio más, que he tenido la oportunidad de contar porque tengo esa voz, pero son problemas que tiene mucha gente.

Y ¿qué es lo que no le gusta de usted?

Esta sensación de querer agradar todo el rato, de caerle bien a todo el mundo. Mi autopercepción en ocasiones también. Y mi sobreperfección con el trabajo. Son cosas positivas, pero depende de cómo las gestiones no lo son porque te llevan a no disfrutar.

Da la impresión de que este libro es un relato de reconciliación, consigo mismo, con sus padres, con la profesión… ¿Cómo se sigue adelante cuando uno ha vivido tanto siendo tan joven?

Viviendo el día a día. Teniendo mucha pasión, mucha fuerza por lo que más te gusta: la música, lo que me salva y me sigue salvando. Hay una parte del libro, lo digo al final, de encontrar tu lugar en el mundo, de estar en el sitio en el que quieres estar.

Si pudiese reescribir su vida, ¿cambiaría algo?

La verdad es que nada. Todo esto me ha llevado a ser el que soy hoy. Alguna cagada o algún tropiezo intentaría evitarlos. Todo me ha llevado al hoy, a quedarme con la gente que me sostiene.

Hace unos días le vimos darse el ‘sí, quiero’ con Ana Guerra. ¿Qué ha supuesto ella en su vida?

Ana es una familia. Es mi familia. La elegida, la que formas. Es un sustento. No es este sustento de pareja, sino esa persona con la que quieres compartir todo. Una familia.

Y ¿qué cree que le aporta usted a ella?

Supongo que algo parecido. Familia. Compartimos pasiones. Nos entendemos. Sabemos estar el uno para el otro.

Dicen que las bodas pasan muy rápido, pero ¿hay algún momento que guarde en la retina?

Toda la boda fue increíble. Pero quizás ese vernos por primera vez. Es lo más impresionante. Es una boda de la que recuerdo con cariño cada minuto, sobre todo por el cariño que hemos recibido de la gente.

Y ¿qué le pide al futuro?

Lo que pido ahora es, virgencita, virgencita, que me quede como estoy. Estoy feliz, pleno, puedo escribir este libro desde la felicidad y la plenitud. Aguantar así todos los años que pudiera sería el mayor éxito de mi vida.

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