Qué fue de Rick Moranis, el actor y comediante canadiense popular en los años 90 que se mantuvo alejado del cine

Hay pocos intérpretes que encarnen como Rick Moranis la esencia que destilaba el cine norteamericano de los años ochenta, aura que él asumía detrás de unas gafas gigantes que le convertían en el arquetipo del personaje nerd, carismático, algo torpe y entrañable. Su inconfundible impronta actoral le aupó en aquellos años a la primera línea de Hollywood; y cuando más alto se encontraba, entonces, decidió desaparecer del séptimo arte para cumplir con su sueño vital, aquel que había idealizado siendo niño.

Todo empezó en los setenta. Moranis se desempeñaba como DJ en tres emisoras de radio de Toronto bajo el nombre Rick Allan. Aquello fue bien y no tardó en dar el salto a la televisión, donde, a raíz de sus apariciones en 90 minutes Live, empezó a coger fama y cartel. Era cuestión de tiempo que triunfase. Y no se demoró: en 1980 dio el salto al programa de humor Second City TV, donde también trabajaba como guionista.

El Olimpo de Hollywood

Durante los siguientes años compaginaría su labor en este formato con apariciones esporádicas en otros, a medida que su figura humorística iba creciendo y abriéndole hueco en la industria de la interpretación, donde, tras varios cameos, terminó por tirar la puerta abajo con su papel de Louis Tully en Los cazafantasmas.

En este tiempo, cuando encadenaba taquillazos de Hollywood, la vida se vistió de crueldad: en 1991 falleció su esposa, la diseñadora de vestuario Ann Belsky, con quien había contraído matrimonio cinco años antes, debido a un cáncer de mama. Aquello cambiaría su vida para siempre. De ahí en adelante, aunque siguió actuando algunos años más, solo escogería proyectos que se rodasen en la ciudad donde vivía con sus dos hijos (cuyos nombres jamás ha desvelado para protegerles) o, de tener que viajar, en vacaciones de verano. Fue en estos años cuando protagonizó Cariño, he encogido a los niños, otro de sus más populares filmes.

Distanciamiento de la vida pública

Y en 1997, en Muppets Tonight, actuó por última vez. Desde entonces únicamente ha hecho doblajes, acudido como invitado a algún programa, grabado algún disco humorístico o escrito. Quería cumplir su sueño y la vida que llevaba se lo impedía: a diferencia de otros actores de su generación, su infancia había sido espléndida y colmada de alegría. Él solamente quería darle lo mismo a sus hijos.

“Soy un padre solo y descubrí que era demasiado difícil criar a mis hijos y vivir viajando para hacer películas. Así que me tomé un descanso. Y un descanso se convirtió en algo más largo, y luego descubrí que realmente no lo echaba de menos”, confesó, tiempo después. A sus 72 años sigue residiendo en Manhattan, Nueva York; cuando le preguntan si se ha retirado, siempre responde que no, que él lo que se ha vuelto es selectivo con los proyectos que escoge.

Y es cierto. Tanto como que ya tiene planeado su regreso a la gran pantalla: será en 2027, en la secuela de La loca historia de las galaxias, cinta de 1987 que, entonces, catapultó su trayectoria. Volverá al ruedo tres décadas después; y lo hará con la tranquilidad de que hizo siempre lo que le apeteció y, sobre todo, lo que el corazón le aconsejó.

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