Maite Galdeano pide a su hijo Cristian que acabe con Kiko Jiménez

Cuando Maite Galdeano hizo público en sus redes sociales el disgusto que se había llevado al ser expulsada de casa por su hija, Sofía Suescun, a quien acusaba de haber obrado influenciada por Kiko Jiménez, no podía imaginar el ascenso que aquel tema viviría en la crónica social española. Han pasado semanas y la temperatura mediática del asunto no ha hecho sino crecer y crecer, encontrando en la entrevista que Sofía Suescun dio en ¡De Viernes! un punto de inflexión que, ahora, encuentra su revés en la charla que la propia Galdeano mantendrá en el mismo plató que su hija.

Dicha emisión llega envuelta en polémica por la supuesta doble cara de la concursante de Gran Hermano. En el adelanto de su entrevista se ha observado a una Galdeano frágil, visiblemente emocionada y sobrepasada por la situación, pero una exclusiva de Omar Suárez en Vamos a ver desmonta esta faceta que la ‘reina de los realities’ pretende mostrar en el programa de Telecinco.

“Estoy pasando la peor parte de mi vida. No entiendo nada. Estoy con la vida desestructurada, hecha añicos y no sé ni cómo recomponerla. Llevo 24 días llorando sin dormir, desesperada, desubicada andando por la calle. Este castigo tan gordo... ¿por qué? Tanto castigo no me merezco. Estoy vacía”, decía, entre lágrimas, en el citado adelanto. Nada que ver con lo que Suárez muestra.

“Dale un par de hostias y mata al otro”

El periodista ha mostrado una conversación entre Galdeano y su hijo, Cristian Suescun, en la que hablan acerca de la relación que Sofía y Kiko mantienen. “O sea, entiéndeme, que no me la puede quitar”, se escucha en audio, a lo que el vástago de la televisiva resonde: “Ya vale, mamá. No le ha hecho nada. ¿Le ha hecho algo? ¿A ti te ha hecho algo? Pues no. Ya vale, mamá, ya está”.

Pero no bastaba para ella. “La ha manipulado. Eso no se hace con mi hija, tío. Yo tenía que entrar a la casa y ya está”, decía Galdeano, que entonces soltó una frase que enmudeció al plató: “Dale un par de hostias y mata al otro”. La incredulidad fue tal que ni siquiera su propio descendiente creía lo que escuchaba. “Pero mamá, ¿cómo voy a hacer eso, yo, con una persona que no me ha hecho nada?”, se preguntaba Cristian.

Y Galdeano continuaba. “Pero está haciendo daño a tu madre. ¿Quiere que la machaque? La machaco. Ella a mí no me va a machacar. ¿No nos machacamos? Que baje a casa. Me iré cuando me venga bien irme”, exponía muy alterada, asegurando que son los demás quienes alimentan la bola de este problema y resumiendo en una frase sus intenciones: “Si quieren guerra la va a haber”.

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