La ayuda de Aitana en uno de los pueblos afectados por la DANA: “Desde las nueve dando palazos”

Ni todos los brazos del país bastarían para rechazar una mano más. Desde que la DANA escogiera el Levante peninsular —y de manera cruel y caprichosa, algunos puntos del interior— como ubicación perfecta para desatar la rabia de la gota fría, un aluvión de rostros llega con provisiones, rastrillos y objetos de primera necesidad a la zona cero de un temporal que nunca olvidará la pesadilla valenciana. El aluvión solidario, provenientes de todos los puntos de España, se encomienda a la difícil tarea de recomponer lo anegado de las calles y lo roto de las almas que allí viven.

Hasta los municipios más afectados por la DANA se han desplazado numerosas personalidades conocidas, conscientes de su poder movilizador y la influencia que poseen para atraer ayuda. Quien ha querido viajar a Catarroja para ayudar a todo lo que sea posible, pero tratando de mantener la confidencialidad, ha sido Aitana Ocaña.

“En el barrio que más barro hay”

Así lo ha desvelado uno de los vecinos de la localidad, Julio Braceli, creador de contenido oriundo de la zona cero del desastre que, desde el primer día, ha informado acerca de todo lo que en el citado lugar acontece. “Chicos, os quiero contar una cosa. La persona que me ha ayudado no quería que lo contase, pero es que para mí es de justicia. No puedo callarme, lo tengo que contar y la tengo que etiquetar porque es que es increíble”, dice, desvelando la identidad de Aitana como la ayudante ‘misteriosa’.

“Estoy contento de contaros que voy a completar el círculo”, expresa, relatando cómo la artista le habló por redes sociales, envió un tráiler con 17 palets y, desde hace una semana, decidió ponerse las botas y “estar ahí en el barro”. Las imágenes que muestra, en las que se ve a la cantante catalana con ropa cómoda (leggins grises, camiseta ancha y botas de agua), haciendo uso de guantes, gafas y mascarilla, respaldan todo lo que cuenta. “Han estado con nosotros en el barrio que más barro hay, que se llama las Barracas y ha sido brutal”, asegura, refiriéndose, además, al séquito que la acompañaba (su padre y todo su equipo).

No ha ido para ‘la foto’. “Ha estado desde las nueve dando palazos, saludando a la gente. Como un grupo de voluntarios más remando y ayudando”, sentencia, añadiendo que, después de tantos días de desastre, “ver sonrisas y caras de esperanza y optimismo ayuda mucho”.

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