Iker Jiménez, Ángel Gaitán y el Monaguillo muestran el último accesorio desde Japón para evitar el calor: “Te pega un estacazo”
El periodista, el mecánico y el cómico protagonizaron un surrealista junte en las ínsulas niponas que inmortalizaron otorgando el protagonismo a un extraño artilugio.
De Japón dicen que sus bosques susurran historias lejanas en el tiempo sobre diosas que crean montañas, cortadores de bambú que hallan a princesas lunares y cascabeleras dentro de tallos radiantes y amores predestinados por un hilo rojo que hace frágil el alma de cualquier emperador. Todo cabe en las ínsulas del Sol naciente, cuyo horizonte anaranjado, propio de las agonías y postrimerías del mes de julio, otean Iker Jiménez y Ángel Gaitán.
Las vacaciones que ambos comparten se han convertido en un auténtico fenómeno viral alimentado por una serie de vídeos cercanos en los que la dupla televisiva que, ahora, halla un tercer e inesperado aliado: el Monaguillo. El surrealista junte se ha dado en una reciente publicación que ha corrido como pólvora en redes sociales y que comienza con el mecánico adelantando que se encuentran trasteando con “productos raros, esos que salen en la tele” y que el periodista, clásico y certero, define como “cachivaches”.
El artilugio imposible
Aparece entonces el cómico, quien, confiesa en clave humorística, es alguien muy reconocido por lares nipones. “¡Me conoce todo el mundo! Mira: ¡hasta luego, Felipe!“, vacila. Le agarra entonces Gaitán, agradable y malicioso: ”Vamos a hacer un vídeo con este hombre, que dice que lo sabe todo de los productos japoneses. Espérate, que te vas a quedar sin trabajo". Saca entonces un artefacto que, compungido y extrañado, define el Monaguillo como “esto que te calienta... ¿un café?“.
No solo se equivocó; hacía todo lo contrario. El mecánico coloca el artilugio en el cuello del cómico, cuyos ojos, abiertos e inocentes, similares a los de un conejo iluminado por las luces de largo alcance de un coche en plena carretera comarcal, delataban que, efectivamente, no tenía ni idea. “Bueno, supuestamente te enfría el cuello”, mata Gaitán el misterio.
“A ver, ni enfría ni na’”, sentencia el Monaguillo, algo aliviado. Tras preguntar si se encuentra todavía en garantía e insistir en la duda acerca de su verdadero uso, que Jiménez resuelve reiterando que “te pega un estacazo brutal”, disuelven un junte histórico materializado en un vídeo que, muy probablemente, susurrarán los árboles de los bosques japoneses, colmados de viejas leyendas y poemas empolvados.
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