El nuevo día a día de Daniel Sancho en la cárcel de Surat Thani: “Ya no le cubren la espalda”

Daniel Sancho lleva ya un mes en Surat Thani, la cárcel en la que pasa sus días después de recibir condena a cadena perpetua por el asesinato y desmembramiento de Edwin Arrieta. El juez tailandés no solo considera que el español actuó bajo premeditación sino que también ocultó el cadáver y destruyó la documentación personal de la víctima con el fin de no ser localizada ni identificada. Además, deberá indemnizar a los familiares del cirujano colombiano con 106.000 euros.

A la espera de que su abogado Marcos García-Montes presente un recurso de apelación, el hijo de Rodolfo Sancho convive en esa prisión con cerca de 5.400 presos, más del doble de su capacidad, y no menos de 20 reos por celda. Un lugar donde se cumplen condenas de más de 25 años por delitos de sangre al igual que el crimen cometido por Daniel.

A lo largo de estas casi cinco semanas allí, el nieto de Sancho Gracia experimentó un complicado proceso de adaptación al lugar ya que se encontraba totalmente aislado del resto de reclusos para cumplir con el protocolo de acceso a Surat Thani. Sin embargo, este periodo finalizó el pasado viernes, tal y como comunicó Carmen Balfagón, portavoz de la familia.

Una nueva etapa

Con Daniel Sancho ya instalado en el módulo general de Surat Thani, Marcos García-Montes ha reaparecido en La 1 para explicar cómo es la nueva vida del español tras superar el periodo de aislamiento. “Ha terminado el periodo de adaptación, sí. Ya no tendrá un compañero que le cubra las espaldas”, cuenta el reconocido jurista. “Se lleva bien con los presos y está ilusionado”, añade. No obstante, la comunicación en el centro penitenciario no es nada fácil para él ya que muy pocos trabajadores y reos hablan el inglés, allí reina el tailandés.

Asimismo, el joven ha hecho hasta un total de cinco exigencias al Consulado de España en Bangkok entre las que se encuentran seis pares de guantes de boxeo, un protector bucal, protectores de pecho y espinillas, tapones para los oídos y un libro en inglés para aprender tailandés, el idioma clave. Y es que la intención de Daniel no es otra que practicar Muay Thai, aunque no lo tendrá nada fácil ya que en la prisión no se permite la utilización de ropa deportiva.

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