JUSTICIA

El bungalow de Daniel Sancho, purificado por budistas

La dueña del alojamiento, que no está precintado por la policía tailandesa, se quejaba de que nadie quería reservarlo tras el brutal asesinato de Edwin Arrieta.

La confesión de asesinato y descuartizamiento del cirujano plástico Edwin Arrieta por parte de Daniel Sancho ha salpicado a más personas de las que en principio pareciera imaginar. No solo han quedado destrozadas la familia de la víctima y la del nieto del Sancho Gracia, sino que los problemas han llegado hasta los negocios locales.

Una de las personas que más está sufriendo las consecuencias de lo ocurrido es la dueña del bungalow donde el hijo de Rodolfo Sancho habría matado al colombiano. Y es que, pese a la propia limpieza a conciencia del chef español para tratar de ocultar las pruebas y la realizada después de que la policía tomase las muestras necesarias, no llegan las reservas.

Un duro revés para la economía de esta mujer frente al que la dueña del hotel Haad Salad Villa, en la isla tailandesa de Koh Phangan, ya ha tomado cartas en el asunto: un ritual espiritual para devolverle la buena suerte.

Ritual para ahuyentar los malos espíritus

Así, el escenario donde, según la confesión de Daniel Sancho, este habría asesinado y descuartizado a Edwin Arrieta, ha acogido un ritual budista para deshacerse de los malos espíritus y recuperar la buena suerte.

Una liturgia que tuvo lugar el domingo, cuando no se había cumplido ni una semana de que Sancho entrase en prisión provisional a la espera de ser juzgado por los hechos, un proceso que con casi toda seguridad tendrá lugar el próximo mes y en el que, según manifestó esta mañana el subdirector de la policía tailandesa en rueda de prensa, se le pedirá la pena máxima: la de muerte.

Los monjes, quienes fueron los únicos en entrar en la habitación tras la policía tailandesa, abrieron las ventanas de la estancia para ventilarla y pusieron diferentes figuras de Buda con las que ahuyentar a los malos espíritus y atraer la buena energía a la estancia. Después, se dirigieron a la playa para orar y pedir por la paz completar para el lugar.

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