Eduard Fernández: “Todavía hay quien dice: ¿pero a qué vas al psicólogo?”

El actor barcelonés interpreta al psiquiatra Samuel Alvar en ‘Los Renglones Torcidos de Dios’, la película basada en el famoso libro de Torcuato Luca de Tena.

Con tres premios Goya en casa, Eduard Fernández (Barcelona, 58 años) es uno de los actores más prolíficos del panorama español. Ahora se adentra en el papel de Samuel Alvar, el controvertido psiquiatra de Los Renglones Torcidos de Dios, la película que dirige Oriol Paulo, basada en el libro de Luca de Tena.

Fernández se sumerge en un intenso duelo interpretativo con Bárbara Lennie (Alice Gould) que lleva al espectador a una confusión permanente, en la que debe tomar parte por uno de los dos, pero nunca queda claro quién lleva la razón. Quizá los dos, quizá nadie. Fernández, culé que vive en Madrid, explica su visión de la película en AS.

-Acaba de estrenar película, Los Renglones Torcidos de Dios, una historia basada en el libro de Torcuato Luca de Tena. ¿Está satisfecho?

-Yo la he hecho, así que aún tengo poca conciencia de cómo la sigue la gente. He visto ya varios pases, y creo que los espectadores se enganchan. Yo también hablo con los que van a verla, a ver qué opinan, si creen que le toman el pelo o no, con qué personaje están de acuerdo... Es una película larga, pero creo que el público está en tensión hasta el final.

-Es una película que hace dudar al espectador, en la que se bascula entre quién lleva la razón, si Alice Gould (Barbara Lennie) o el psiquiatra Samuel Alvar, el papel que usted interpreta. ¿Cómo fue ese duelo interpretativo?

-Bien. El guion estaba muy claro, lo trabajamos con Oriol Paulo, el director. Son dos personajes con un gran ego, que compiten entre ellos. Para mí es muy divertido hacer de psiquiatra, porque es alguien que mira impunemente a los ojos, algo que no siempre hacemos en la vida. Porque hay muchas veces que quitas los ojos por pudor, y en este caso mi trabajo era mirar hasta la saciedad. A ver si Alice engañaba, mentía… Lo pasé muy bien.

-¿Qué hizo para meterse en el papel? ¿Visitó algún centro, habló con especialistas, psiquiatras?

-Me leí el libro y hablé con algún psiquiatra para ver cómo trabajan. De todas formas, cuando haces una película tienes que ver paso a paso cómo funciona. Cambiamos alguna cosa con Oriol Paulo. Yo era el director del psiquiátrico, y un buen profesional creo yo, impertérrito en sus convicciones. Y por mucho que Alice Gould convenciera al personal, mi personaje miraba un poco más allá.

-Es una película ambientada en los años 70, y también es una crítica a los dudosos métodos que se usaban en los en los llamados sanatorios de aquella época.

-No sé si se hacen los electroshock aún, ¿eh? Eso parece que en esta película queda un poco anticuado. Queda claro que Los Renglones Torcidos de Dios es de época y así tratamos de ambientarla. A mí me importa mucho la pinta que llevo en los personajes, y en cuanto encontré las gafas y ese tupé que llevo, me metí en el papel. Estos personajes, así oscuros, son muy atractivos.

-Trata un tema muy importante como la salud mental, que siempre ha tenido algo de tabú.

-La salud mental es menos tabú, que en la época de la película, pero sigue siéndolo. Hay gente que todavía dice, pero para qué vas a ir al psicólogo si estás bien. Es importante que este proceso esté exento de pudores y vergüenzas, y que los chavales puedan acudir a un profesional para liberarse de culpas.

Loreto Mauleon, el director Oriol Paulo, Barbara Lennie y Eduard Fernandez. (Photo by Carlos Alvarez/Getty Images)Carlos AlvarezGetty

Tiene buen feeling con la película entonces…

Sí, pero hay que ir al cine. Es una película para ver en pantalla grande, más que para ver en casa. Ya sólo con el inicio, con el sonido, te metes en la pantalla… En casa te distraes con cualquier cosa, te haces una tortilla, un café, o te dan un masajito.

Estamos en AS, hablemos de deporte, ¿le gusta?

Casi todos los veo.

¿El fútbol?

Soy del Barça, claro. Creo que han fichado muy bien. Lewandowski es la bomba y Xavi lo está haciendo muy bien. Yo vivo en Madrid, y ya sé que aquí enseguida os reís del Barça, porque habéis ganado muchas Copas de Europa, pero creo que este año vamos ir viendo qué tal va todo.

¿Y otro deporte?

Yo hacía waterpolo de pequeño, la natación me vuelve loco. Los Juegos Olímpicos me vuelven loco. Lo que pasa es que tengo que ir con alguien, con un equipo o deportista. Y el atletismo me gusta muchísimo, me acuerdo de la época dorada de los 1.500, de Cacho. De la maratón, de Abel Antón y del 20 y 50 kilómetros marcha, con Llopart, Marín…

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