Dónde está Campillo de Ranas, el pueblo famoso por celebrar bodas LGTB en su municipio

Llega una de las fiestas más esperadas del colectivo LGBTI. El Día del Orgullo, que se celebra el próximo 28 de junio, congregará a miles de personas en las principales calles de las ciudades españolas para reivindicar la diversidad sexual y de género y reclamar la igualdad y dignidad de personas homosexuales, transexuales, transgénero e intersexuales. Esta fiesta también saca a relucir algunos aspectos curiosos y desconocidos, como la importancia que tiene la localidad de Campillo de Ranas, en Guadalajara, en el entorno LGTBI.

El 2 de julio de 2005, la historia cambió en España. El Gobierno, con José Luis Rodríguez Zapatero como presidente, legalizó el matrimonio entre parejas homosexuales. Esta legislación hizo que su alcalde, Francisco Maroto, decidiese abrir las puertas del municipio para casar a todas las personas que siguen esta orientación sexual. Desde entonces, multitud de hombres y mujeres de cualquier parte del planeta se han dado el ‘sí, quiero’ en esta localidad que supera el centenar de vecinos empadronados.

“Todo surge como un acto de militancia. Cuando el alcalde de Valladolid y el de Lugo dijeron que iban a casar a las parejas homosexuales, me dije: ‘yo también’. Vino gente de Madrid, de toda España, de todo el mundo. Pocas son las bodas que hacemos de personas de la provincia de Guadalajara. Casi todas las bodas homosexuales son internacionales”, afirmó Maroto, quien se casó con Quique hace unos años, durante una entrevista con elDiario.es.

‘El pueblo español de las bodas de arcoíris’, según ‘The New York Times’

El alcalde también recordó cómo fue la primera boda homosexual en el pueblo, que no se quisieron perder ninguno de sus vecinos. “A una de las primeras bodas que se celebró en el pueblo fueron todos los vecinos. Pensaban que podía pasar algo y acudieron a la boda para que nadie jodiera la marrana”. La historia de este pueblo cambió por completo cuando su alcalde tomó esta gran decisión.

Dejó de ser un pueblo rural en el que vivían unas cuatro familias que tenían ganados y tierras para convertirse en una zona con más de una veintena de viviendas y apartamentos, un albergue y más de cinco restaurantes. “En los años 80 aquí vivían seis o siete personas. Aquí, un señor que tocaba una caracola en la Plaza Las Cortes y soltaba el ganado... Era como trasladarse a la edad media”, aseguró en RTVE.

Este ‘efecto llamada’ ha reforzado la popularidad de ‘El pueblo español de las bodas arcoíris’, tal y como le etiqueta The New York Times, tras recibir varios reconocimientos por dicha iniciativa, como Premios Regionales de Turismo como mejor destino turístico LGTBI de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha. “Estamos seguros de que hemos dado un impulso a la zona y para nosotros esto es fundamental, porque hemos creado empleo y riqueza, y hemos ayudado al desarrollo de la comarca gracias a nuestras bodas”.

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