REDES SOCIALES

De policía a vivir como influencer comiendo hamburguesas: así es Joe Burgerchallenge

Jorge González decidió dar el difícil paso de cambiar su placa de inspector de la Policía Nacional a dedicarse a su propio estómago: “Todo comenzó por afición y diversión”.

Hoy en día, Internet se ha convertido en un espacio del que millones de personas pueden llegar a vivir, ya sea por medio de plataformas multimedia, de creación de contenido u otros lares, los cuales pueden llegar a cambiarle la vida a mucha gente, como Jorge González, un valenciano que a sus 41 años se ha convertido en una de las sensaciones de las redes sociales.

Tal y como recoge el diario ‘ABC’, Jorge decidió un día cambiar la placa de inspector de la Policía Nacional por su estómago y dedicarse a lo que más le gusta, las hamburguesas. De ahí que pasase a hacerse famoso como Joe Burgerchallenge, convirtiéndose en todo un experto en la materia en España. “Todo comenzó por afición y diversión”, comentó al medio citado.

Y es que los números de visitas en YouTube, Instagram y Twitch han crecido enormemente, llegando casi al millón de seguidores. Pero antes de eso, Jorge González tuvo que enfrentarse a la difícil decisión de renunciar a un sueldo de tres mil euros como inspector de policía para dedicarse a grabar vídeos mientras come, y el caso es que no le ha salido nada mal, con dos hijos y una vida “completamente encauzada”, empezó a grabarse mientras se enfrentaba a retos de comida como la ‘pizzaburger’ de 3,5 kilos.

De empezar ganando 200 euros a vivir de ello

“Yo pensaba que lo iban a ver mis amigos y mi familia, nunca me imaginé que se podría convertir en un trabajo. Al principio consistía en ir a los restaurantes a probar sus hamburguesas y dar una tarjeta a los clientes para que compartieran el vídeo”, confesó, alegando después que tras superar los 100.000 suscriptores en YouTube, su contenido generaba cerca de 200-300 euros mensuales, algo por lo que “no te puedes plantear dejar el trabajo”.

Sin embargo, todo cambió más tarde, creciendo exponencialmente tras viajar por el Misisipi y la ‘Ruta 66′: “Cuando llegué a medio millón de seguidores y ya ganaba 1.000 euros al mes, me di cuenta que se trataba de un trabajo bastante duro y que tenía dos opciones: o me lo tomaba con más tranquilidad o aprovechaba el turón para sacarle el mayor rendimiento posible”.

No ha sido fácil, y menos a raíz de la pandemia del coronavirus, que afectó también a la actividad de Joe Bugerchallenge: “Pasar de grabar vídeos en restaurantes y a hacer viajes a ponerme en frente de una cámara comiendo productos de supermercado supuso que el canal se viera afectado y las cifras se fueran a cero”. De esta forma inició su andadura en redes sociales como Instagram y Twitch.

No se plantea volver al cuerpo de la Policía Nacional

Después del confinamiento me di cuenta que quería dedicarme completamente a esto y que tenía muchas ideas para explotar. En la declaración de la renta del año pasado pagué a Hacienda exactamente lo mismo que gané como policía, por lo que mi gestora me dijo que estaba haciendo el tonto y me animó a decantarme por grabar vídeos ya que estaba llevando un ritmo de vida con dos trabajos totalmente incompatibles”, confesó.

Y es por ello que grabando vídeos no se plantea volver al Cuerpo Nacional de Policía: “Ahora mismo ni me lo planteo, porque eso supondría reconocer que he fracasado y que no he conseguido todo por lo que he apostado estos últimos años”.

Un gran estado de forma

Pese a que Joe Burgerchallenge es capaz de cumplir con retos de comida asombrosos, también conserva un gran estado de forma física, y eso se debe a sus rutinas de gimnasio: “Para mí el entrenamiento en el gimnasio es como dormir, es imprescindible. Nunca descarto ejercitarme porque no me apetece o porque no tenga tiempo. Llevo 23 años entrenando cada día, por lo que he conseguido que mi metabolismo esté muy acelerado y necesite más calorías que el resto de personas”.

Pero no solo el entrenamiento es su secreto, sino también su dieta, siguiendo un ayuno intermitente: “Si voy a un restaurante y me como tres mil calorías, entiendo que mi cuerpo no necesita más y ya no ingiero nada hasta el día siguiente”.

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