JUSTICIA

Primera entrevista de Dani Alves: “Yo la perdono”, dice sobre la denunciante

“Si esa noche me dicen que una joven me acusa de violación, me presento en comisaría para aclararlo”, dice el futbolista en una charla con ‘La Vanguardia’.

Dani Alves ha dado su primera entrevista en exclusiva desde la prisión Brians 2 tras ser denunciado por una joven de 23 años que dice que este la agredió sexualmente en el baño del reservado de la discoteca Sutton de Barcelona la noche del pasado 30 de diciembre.

En una charla con la periodista Mayka Navarro, de La Vanguardia, el jugador defiende su inocencia y reconoce su infidelidad a la que todavía es su esposa, la modelo tinerfeña Joana Sanz.

“Me he decidido a dar esta entrevista, mi primera entrevista desde que estoy aquí, para que la gente sepa lo que pienso. Que conozcan la historia a partir de lo que yo viví aquella madrugada en aquel baño. Hasta ahora se ha explicado un relato muy asustadizo de miedo y de terror, que nada tiene que ver con lo que pasó, ni con lo que yo hice”, relata el brasileño.

Disculpas a Joana Sanz

En la entrevista, el jugador cuenta que su deseo con la entrevista es pedir disculpa a su todavía esposa. “La única persona a la que tengo que pedir perdón es a mi mujer, Joana Sanz. La mujer con la que me casé hace ocho años, con la que sigo casado, y con la que espero seguir viviendo toda mi vida. Ya le pedí perdón personalmente aquí, en prisión, pero debo hacerlo públicamente, porque la historia es pública, la ofensa es pública y ella merece esas disculpas públicas. Han sido, están siendo y serán días muy duros para ella”, explica.

“Le agradezco todo lo que está haciendo por mí. No es fácil su papel. La quiero y este tiempo en prisión he pensado mucho en nuestro matrimonio. Tengo la certeza de que no me equivoqué al elegir a Joana como mi mujer. Aunque quizás ella sí se equivocó conmigo”, añade.

Dani Alves y Joana Sanz. Instagram.

Lo que ocurrió esa noche

Sobre lo sucedido en el baño del reservado de la discoteca Sutton de la calle Tusset de Barcelona, el jugador dice: “Todo lo que pasó y no pasó allí dentro solo lo sabemos ella y yo”. Y sostiene que ella no le pedió que se detuviera: “Apenas hablamos”.

Alves cuenta que es él quien propone que vaya al baño del reservado. “Lo hago porque sé que está ese baño. Hay un momento en que nos estamos acercando mucho. Estamos en un lugar público y aunque mi amigo Bruno se coloca delante todo el rato para evitar que nos hagan fotos, yo le propongo ir al baño. Le digo que entraré primero y la esperaré. Llevábamos un rato bailando muy pegados. No nos besamos, ni nada. Pero era evidente por los movimientos y las miradas que había una atracción”, dice.

La periodista le pregunta en la entrevista por qué no fueron a la parte de arriba de la discoteca, donde hay un sofá junto a una mesa, si lo que querían era tener relaciones sexuales. “Arriba es un espacio sin privacidad, está todo abierto y yo estoy casado. Aquello que estaba haciendo no lo podía hacer. Entré primero al baño y al cabo de un rato pensé que ella habría cambiado de opinión y que ya no entraría. Estaba tardando mucho. Ya estaba saliendo por la puerta cuando la vi acercarse. Me hice a un lado, pasó junto a mí y luego entró en el baño. Yo entré detrás. Ni cerré la puerta con pestillo. Sabía que Bruno estaba fuera pendiente de que no entrara nadie. Mi amigo sabía lo que estábamos haciendo”, responde.

Acerca de lo relatado por la denunciante, quien dice que el jugador no la dejó salir del baño y que la agredió para mantener relaciones, contesta: “Nada de todo eso es verdad. Pero allá ella con su conciencia. Ella en ningún momento me dijo que me detuviera. Ni hizo ningún gesto de quererse ir. La puerta estuvo abierta en todo momento, podría haberse ido porque yo permanecí sentado prácticamente todo el rato sobre la tapa del wáter”.

En cuanto a las huellas dactilares del baño recogidas por los agentes, que avalan el relato de la joven, dice: “No sé en qué momento tocó esos lugares. Pero nada de esos movimientos que ella ha contado que yo le obligué a hacer son ciertos y el rasguño es por permanecer de rodillas mientras me realizaba una felación. No hay ni una sola marca en su cuerpo que explique esa violencia con la que ella dice que la moví en baño”.

Cómo transcurrió la noche en la discoteca

Alves niega también haber bebido mucho, como había dicho en una de sus versiones. “Teníamos una botella de champán, pero cuando ellas [la denunciante y sus dos acompañantes] se acercaron a nuestra mesa hacía rato que yo estaba bebiendo agua”.

Asimismo, niega también que les pidiesen a las jóvenes que se acercasen a su mesa. “Tampoco es verdad. Nosotros llegamos al Sutton, a la mesa que nos asignaban con frecuencia y, como siempre, se acercó el responsable del VIP para preguntarnos si queríamos conocer a alguna chica. Eso pasaba siempre que no iba con mi mujer. Les dije que sí y primero se acercaron dos chicas. Pero nos incomodó que quisieran hacer fotos. Les pedimos que se fueran. En ese momento pasaron las tres jóvenes frente a nuestra mesa y nos miraron. Nosotros también a ellas. Estaban con unos mejicanos, que me reconocieron. Ellas no dejaban de mirarnos. Le pedimos al camarero que les preguntaran si querían acercarse. Y vinieron. Nosotros teníamos champán y les ofrecimos pedir cualquier cosa que les apeteciera. La señorita con la que tuve el problema empezó a bailar muy pegado a mi. Yo no me aparté”.

Dani Alves, a su salida los calabozos de la Ciudad de la Justicia hacia la cárcel Brians 1 de Sant Esteve Sesrovires (Barcelona), en enero. Enric FontcubertaEFE

Sobre su actuación a la salida de la discoteca

“Esa madrugada, cuando la mujer con la que tengo el problema sale del baño detrás de mí, me quedo un rato junto a mi mesa. No estoy mucho tiempo porque era tarde. Estoy con mi amigo Bruno y se me acerca otra gente antes de irme. Cuando abandono la discoteca por el pasillo de salida, he sabido por las imágenes que paso cerca de donde la mujer está llorando. Yo no la vi. Si la hubiera visto llorar me hubiera detenido para preguntar qué pasaba”, cuenta sobre su relación con la denunciante.

“Y en ese instante, si algún responsable de la discoteca me hubiera pedido que me esperara porque una joven aseguraba que yo le he había agredido sexualmente, yo no me voy a casa. Esa misma noche me presento en una comisaría a aclarar lo que ha pasado”, añade.

Su opinión sobre la denunciante

Alves dice no entender por qué la denunciante se derrumba al salir del baño. “Pues por más vueltas que le doy, tampoco lo sé. Se me ocurre que hay alguien que le aconsejó mal. Que se sintió mal después de hacerlo, que dio un paso adelante y que ya no ha sabido salir del lío en el que se ha metido y en el que me ha metido. Yo apelo a su conciencia. No ha habido ni una sola noche que yo no haya dormido tranquilo. Ni una sola noche. Tengo la conciencia tranquila. Nunca he hecho daño voluntariamente a nadie. Y a ella aquella noche tampoco. No se si ella tiene la conciencia tranquila, si duerme bien por las noches. Pero yo la perdono”.

La versiones

Navarro también le pregunta acerca de las diferentes versiones aportadas. ”Si alguien ha amado alguna vez de verdad, si ha conocido, como yo, el amor verdadero, sabrá que por conservar ese amor, uno hace cualquier cosa. Y yo mentí. Tuve miedo de perder a Joana y por eso mentí. Luché a la desesperada por salvar mi matrimonio de una infidelidad, sin importarme las consecuencias que estoy pagando”.

“Llevaba horas esperando en un calabozo. No sabía ni dónde iba, ni qué pasaría conmigo. Pero eso no era lo importante. En cuanto le pude contar a mi mujer lo que había pasado realmente aquella noche y le pedí perdón, quise declarar otra vez y contar la verdad. Tengo claro que todo esto que estoy viviendo es una pesadilla. Que espero que algún día terminará”.

Cuándo se entera de que hay una denuncia

A la pregunta acerca de cuándo es consciente de que ha sido denunciado por la joven, responde: “Creo que fue al día siguiente. Porque a mí allí nadie me dijo nada. Salí del Sutton tranquilo. Llegué a mi casa. Me duché porque mi mujer ya dormía y me avergonzaba de la infidelidad. Me enjaboné con rabia. Me acosté en otra cama. Regresaba a México a los dos días para jugar y en algún medio de comunicación se publicó que una joven acusaba a Dani Alves de agresión sexual. Llamé por teléfono a mi abogada, Miraida Puentes. Ella consultó con los Mossos y en los juzgados y me aseguró que no había ninguna denuncia y que podía viajar y salir de España con total tranquilidad. Por eso me fui”, dice.

“Comportamiento ejemplar”

Alves defiende que en la discoteca Sutton lo conocían y que no entiendo cómo actuaron de aquella forma en la madruga del pasado 30 de diciembre.

“Desde el 2008 era un lugar al que acudía cuando quería tomar una copa con mi mujer, con mis amigos. Conozco a todos los empleados. A todos. A los responsables de la sala, camareros. A todo el mundo. Y creí que me apreciaban, de verdad. Ninguno de ellos puede decir que en todos estos años yo haya protagonizado ni un solo incidente, ni un solo problema en esa sala. Ni uno. Mi comportamiento siempre ha sido ejemplar. Y por eso que les conozco desde hace tantos años sigo sin entender cómo actuaron esa madrugada”.

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