Sinner contra Alcaraz: mesa para dos en la final del US Open

“Al final de mi carrera, quiero sentarme en la misma mesa que los grandes. Ese es mi objetivo principal. Mi sueño. No importa si ya gané cuatro Grand Slams con 21 años (va por cinco). Si no sigo adelante, todo eso, para mí, no importa”. Lo dijo Carlos Alcaraz cuando se proclamó por segunda vez campeón en Wimbledon, el curso pasado. Jannik Sinner ya había ganado en el Open de Australia el primero de sus cuatro majors, en los albores de una nueva era que se ha consolidado un año después, hasta el punto de que ambos tienen su propia mesa desde la que dominar el tenis. Este domingo (20:00, Movistar+) se enfrentan en la final del US Open, tercera consecutiva en Slams con los dos como protagonistas. En Roland Garros prevaleció Carlos; en Wimbledon, Sinner. Está en juego, además, el número uno. El italiano lo mantendrá si gana. De lo contrario, el español recuperará el trono dos cursos después.

Alcaraz derribó el viernes a Novak Djokovic. Fue otra victoria intergeneracional que confirmó, si ya no lo estaba, el cambio de guardia en el panorama tenístico, ante el penúltimo acto de resistencia de los restos del Big Three. Más tarde, Sinner se sobrepuso a un mal segundo set para vencer al canadiense Felix Auger-Aliassime en la sesión nocturna de la Arthur Ashe (6-1, 3-6, 6-3 y 6-4 en 3h21), con susto incluido, cuando después de perder ese parcial se marchó al vestuario para ser atendido. “Sentí un pequeño espasmo después de un servicio con 4-3. Después del tratamiento, me sentía mucho mejor. En algún momento ya no noté nada. Saqué de nuevo a un ritmo normal, así que todo estuvo bien. Nada de qué preocuparse”, tranquilizó el pelirrojo, que se ha dejado dos mangas de camino al encuentro por el título (la otra, en tercera ronda, ante otro canadiense, Denis Shapovalov).

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Alcaraz llega sin haber cedido ni una y con un gran bagaje en los juegos al servicio, porque solo ha perdido dos, uno contra Luciano Darderi, en tercera ronda, y otro ante Djokovic, en semifinales. “Para mí es genial llegar a la final sin perder un set. Es algo en lo que estoy trabajando: mantener la consistencia en los partidos, en los torneos, en toda la temporada. Quiero evitar altibajos y sostener el nivel con el que empiezo un partido”, argumenta el de El Palmar. En total, apenas ha afrontado nueve puntos de quiebre en contra, mientras que su próximo rival ha salvado 27 de 31. Eso le ha permitido ahorrar tiempo en pista. Ha gastado 11h56, contra las 13h33 del transalpino, cuyo punto fuerte ha sido la capacidad de hacerles breaks a sus oponentes (35/66 por los 27/67 del murciano). Datos que no deberían tener mucha trascendencia, más allá de lo físico, si la final se alarga.

“Siempre que pisamos la pista, somos conscientes de más cosas e intentamos preparar el partido tácticamente y de diferentes maneras. Pero, a veces, también es bueno no enfrentarnos”, reconoce Sinner, aunque señala que “es genial para el deporte tener rivalidades, grandes partidos”. Hoy se vivirá el 15º capítulo de la suya (9-5 para Alcaraz), que va para legendaria.

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