ROLAND GARROS | CARLOS ALCARAZ
Carlos Alcaraz: “Hay que compaginar trabajo y la libertad de sentirte un chaval”
Carlos Alcaraz (21 años) habla con los enviados de los medios españoles en París, el día después de proclamarse campeón de Roland Garros.
Vestido con un traje negro de corte retro, con las solapas anchas, muy setentero, se presenta Carlos Alcaraz otra vez en la sala de prensa principal de Roland Garros. Un lugar inusual para la habitual cita de la prensa con el campeón del torneo al día siguiente de la final. Las medidas de seguridad en la ciudad de París, a pocos días ya de los Juegos Olímpicos, motivan la elección del escenario donde el murciano de 21 años comparece para hablar con los enviados especiales de los medios españoles, después de la sesión fotográfica con la Copa de los Mosqueteros, en la grada de la Philippe Chatrier.
La estadística dice que es el primer Sub-22 que ha ganado Roland Garros, Wimbledon y el US Open ¿Piensa que es mejor que Federer, Nadal y Djokovic a los 21 años?
Hace un año vi vídeos de ellos con esa edad, pero al final son unos highlights, no puedo compararme. Al final, como siempre he dicho, no importa lo que haya conseguido a esta edad si me estanco aquí. Quiero seguir en la carrera, seguir creciendo y llegar donde están Djokovic y Rafa, y donde estuvo Federer, hasta hace poco. Los buenos, los cracks, han seguido su carrera, mejorando y mejorando hasta llegar a los 37 o 38, en su mejor momento todavía.
¿Usted se ve jugando con 38 años?
¿Por qué no?
¿Cómo hay que gestionar las cosas para entender que después de un éxito tan grande hay que centrarse ahora en Wimbledon y en los Juegos?
Hay que disfrutar este tipo de momentos. Después de todo el trabajo, del sufrimiento para ganar estos trofeos, tienes que compaginar el trabajo con el disfrute. Lo que voy aprendiendo, aunque todavía tenga 21 años, es que al final todavía me estoy conociendo a mí mismo. Lo que necesito, cómo hacerlo, cómo no hacerlo. Y me voy dando cuenta de que hay que conciliar el trabajo y el sufrimiento con esos días de descanso y libertad de hacer lo que te gusta, de sentirte no tenista, sino un chaval o una persona normal. Eso también te ayuda a aislarte y a despejar la mente para volver a la pista a tu 100%. Después de estos momentos, de ganar torneos, hay que saber disfrutarlos con tu gente y aprovecharlos.
¿Con qué tres imágenes del domingo se quedaría?
Me viene una preparándome antes del partido, una hora antes, con los vendajes, estamos todos en la sala de fisio y comentando, también haciendo bromas. La tensión se puede cortar con una tijera. Luego, cuando subí a celebrarlo al box, a dar el abrazo a toda mi gente. Y la última, después, con todos cenando y celebrando la victoria.
¿Qué cree que le puede separar del sueño de estar algún día compitiendo por ser el GOAT (El mejor de todos los tiempos)?
Yo creo que la cabeza. Al final, aguantar durante 16, 17 años en lo más alto del ranking, en lo más arriba de tu nivel, peleando por grandes títulos año tras año, lidiando con la presión, con las lesiones, con todo, para mí es algo fuera de lo normal. Tener esa continuidad año tras año es algo que pocos logran. Así que pienso que la fortaleza mental y la cabeza es lo que el día de mañana a lo mejor me hace estar en ese debate.
Con los problemas que le ha dado el antebrazo derecho, ¿sintió un punto de angustia o temor?
No, tanto no, la verdad. En las primeras rondas de Roland Garros, después de venir de Madrid, que sí que es verdad que ahí me lo noté y eran partidos al mejor de tres sets, mucho más cortos, tuve un poco de incertidumbre de ver cómo iba a reaccionar mi brazo en un Grand Slam al mejor de cinco. Eso fue un poco complicado, pero conforme iban pasando las rondas, me iba sintiendo bien, sin ningún dolor, aunque con precaución. Y ya el día de semifinales fue cuando no tenía que cohibirme, que pegar la derecha a un 80 o un 90%. Ahí ya fue cuando dije, bueno, si me rompo o si me duele, que sea aquí. No era hora de tener miedo, sino de confiar en el trabajo que había hecho y olvidarme plenamente de todo. Antes, cuando tuve que descartar torneos, como Barcelona, mentalmente fue una angustia, porque el antebrazo lo usas para todo. Imprimo mucha velocidad, mucha fuerza en cada golpeo y se sufre mucho. Es una zona en la que me preocupaba mucho pensar que a lo mejor no me iba a recuperar al 100%.
¿En su escala de prioridades, que le hace más ilusión, revalidar el título de Wimbledon o ganar el oro en los Juegos Olímpicos?
Es complicado, pero los Juegos son cada cuatro años y es un torneo especial, en el que no juegas por ti solo, sino por un país y representas a todos los españoles. Yo creo que este año elegiría el oro olímpico.
¿Le sigue pareciendo un poco surrealista, como chico de 21 años de El Palmar, verse en estas situaciones y vídeos en los que está haciendo historia?
Sí, lo seguimos viviendo con la máxima ilusión y cuando veo vídeos de cuando yo era pequeño, aquí en París, debajo de la Torre Eiffel, viendo Roland Garros, estar años después levantando la Copa es bonito y lo vivo con especial ilusión, como si estuviera viviendo un sueño. Poder estar ganando títulos como este y en especial Roland Garros, que era el torneo que veía desde que era pequeño. Tenía muchas ganas de que ocurriese. Aunque sea el tercer Grand Slam o si gano el décimo, lo seguiré viviendo como si fuera el primero.
Su vida ahora mismo es como un cuento mágico. Todo va muy bien, extraordinariamente bien. ¿Hay algo malo en su vida?
Nunca es un camino de rosas, ni en el aspecto profesional ni en el personal. Tienes que lidiar con cositas que van pasando. De momento, yo me considero una persona muy feliz, tanto en la vida deportiva, que todo está yendo muy bien, como en la personal. Tampoco tenemos grandes preocupaciones fuera del tenis. Eso ayuda también a vivir cómodamente y tranquilo. Estoy muy contento y muy feliz, sobre todo también de tener la gente a la que tengo alrededor y poder vivir este momento con ellos.
¿Cuándo cree que ya podrá jugar sin la malla compresora en el brazo?
Ahora mismo, en hierba, con bolas duras, va a ser un poco complicado quitármelo. En Wimbledon me acuerdo de que en 2022 me vino el problema también del codo, por lo cual tuve que ponerme también la bracera. No sé si en esta gira me la seguiré poniendo. Es algo que hablaré con el equipo. Pero también dependerá de mis sensaciones, de cómo me vea y sobre todo si me calma mentalmente.
¿Usted es más de llorar por las lesiones y la frustración de no poder jugar o por alegría?
Yo soy más de llorar por frustración que por felicidad. No lloro mucho y con el tema de la lesión sí que he llorado un par de veces cuando tuve que perderme ciertos torneos que me hacían mucha ilusión.
¿Tiene completamente aprobadas las asignaturas pendientes que tenía en París?
El año pasado suspendí clarísimamente. Pero vinimos con los deberes hechos y este año lo pudimos hacer mucho mejor. Yo creo que he aprobado una asignatura que tenía pendiente, pero no con nota, no con matrícula. Es un trabajo que tengo que seguir haciendo, mejorando, creciendo. Y yo creo que lo haré conforme vayan pasando los años. Hemos hecho un muy buen trabajo este último año.
Pausa en la dieta antigluten y champán
Como mandan los cánones, Carlos Alcaraz celebró su victoria en Roland Garros con una cena en París, rodeado de sus seres queridos, y aprovechó para relajar un poco la disciplina que ha seguido durante las últimas semanas. “Ayer lo celebré con mi familia, con la gente que vino de Murcia, con mis amigos. Fuimos a cenar y obviamente hice todo lo que no estaba haciendo durante el torneo. Comí lo que no estaba comiendo. Yo que estoy con el tema del gluten y demás, pues ayer me solté el pie y me dejé llevar un poco. Había que brindar con champán, que también era la ocasión y luego me fui temprano”, explicó Carlitos.
El ganador de tres Grand Slams no se acostó demasiado tarde y no se llevó el trofeo del Grand Slam francés a la cama. “Hoy, estoy en una nube. No dormí con la Copa. Se la dejé mi padre y la disfrutó también”.
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