TENIS | OPEN DE AUSTRALIA

Un Zverev casi perfecto aparta a Alcaraz de las semifinales

El alemán le da una clase magistral de saque al español, tenso y errático la mayor parte del partido. Es el rival que más veces (cinco) le ha ganado.

Melbourne

Decíamos, en la previa, que la diferencia de tiempo pasado en pista entre Alexander Zverev y Carlos Alcaraz, que había jugado cinco horas menos que el alemán en los anteriores cinco partidos, podía ser un factor favorable al español en su duelo de cuartos de final del Open de Australia. Pero el número seis del mundo, de 26 años, no dio demasiadas opciones al dos, de 20, por lo que el duelo no llegó al punto de que el físico tuviera un papel determinante. Zverev, prácticamente perfecto, pudo con Alcaraz, tenso y errático la mayor parte del encuentro: 6-1, 6-3, 6-7 (2) y 6-4 en 3h05.

Después de una demostración de superioridad llamativa, aunque no sorprendente, el polémico Sascha se enfrentará el viernes (probablemente a las 09:30, Eurosport) a Medvedev, verdugo del polaco Hubert Hurkacz. “Daniil ha estado pateando mi trasero muchas veces en el último año. Pero quizás esta sea la buena, este sea el lugar”, dijo sobre su cita con el ruso, la 19º de su historial particular.

Zverev es ahora el rival que más veces (cinco) le ha ganado a Carlitos, por delante del italiano Jannik Sinner, que ha triunfado en cuatro ocasiones ante el murciano. El teutón domina por 5-3 el cara a cara con dos triunfos consecutivos, contando con el anterior, hace un par de meses en la fase de grupos de las ATP Finals. Alexander le dio una lección de saque a Alcaraz, que tiene mucho que mejorar en esa faceta. Desde sus 198 centímetros de altura, acreditó un porcentaje de acierto del 85% con primeros y algún envío a 214 km/h. Además, falló menos que Charly (39-52), metió muchos restos y acertó en las subidas a la red, sobre todo en los dos primeros sets. Lo hizo todo bien.

En 29 minutos, Zverev se apuntó el primero a un ritmo frenético, ganando la mayoría de los intercambios de más de cinco golpes, con un control absoluto de la situación. Alcaraz no sentía la bola como lo había hecho el lunes contra el serbio Miomir Kecmanovic, con ese pálpito de que todo lo que tocaba salía correctamente de su raqueta. No restaba bien ni siquiera los segundos saques del hamburgués, que ganó 15 seguidos. No perdió uno hasta el inicio de la tercera manga. Estaba tan nervioso el prodigio de El Palmar, que incluso le dieron un aviso por no sacar a tiempo.

Rachas opuestas

No veía huecos en el muro del alemán, que tenía un récord de 55-1 al ganar los dos primeros sets (única derrota en final del US Open 2020 ante Thiem). Nunca había podido remontar una desventaja de dos mangas (0-8 ahora), pero lo intentó, pese al mazazo de encajar un quinto break. “¡Cabeza, corazón y cojones, Carlos!”, exclamó un espectador de la Rod Laver Arena. Zverev, que había estado a tres puntos de la victoria (5-2 y 0-15), sacó con 5-3 para cerrar el partido y se encontró con un arranque de orgullo de Alcaraz, que enardeció al público al acortar distancias y después igualar el marcador con un tanto excepcional. En el desempate de la tercera manga, el español tomó una mala decisión inicial, una dejada que falló con el punto claramente dominado. Pero luego hizo tres pasantes sublimes para mantenerse en el partido con un parcial de 7-0. En uno de ellos, sentó a un Zverev excesivamente prudente, que se hizo alguna rozadura en la caída. Nada importante.

Los aficionados que habían abandonado las gradas antes de tiempo se perdieron el espectáculo, que continuó con una nueva rotura de Zverev en el inicio del cuarto set y el contrabreak inmediato de un Alcaraz mucho más fino según avanzaba el choque. A Alexander empezaban a pesarle las horas en pista. Las fuerzas se nivelaron y el show se vino muy arriba. Fue una verdadera pena que no durará más. Sin embargo, tres fallos de Carlitos le pusieron de nuevo en una situación límite, y esta vez no la desaprovechó el germano. No era el día de Alcaraz, como no lo fue contra Novak Djokovic en las Finals de Turín, aunque seguro que para él vendrán muchos mejores.

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