Sabalenka encuentra su final

Le ha costado 20 participaciones conseguirlo, pese a que desde que empezó a despuntar en 2018 se la consideraba candidata. Pero más vale tarde que nunca, y Aryna Sabalenka por fin ha encontrado, en el Open de Australia, su final de Grand Slam en la cuarta semifinal que disputaba. Ganadora de títulos desde los albores de su carrera (lleva 11 y otras ocho finales en menos de seis años), este martes se desquitó con un triunfo trabajado por 7-6 (1) y 6-2 en 1h33 ante la revelación del torneo, Magda Linette. La polaca, de 30 años y 45ª del mundo, puso fin a su sueño en Melbourne después de haber apeado antes a Sherif, Kontaveit, Alexandrova, García y Pliskova, lasa cuatro últimas con mejor ranking que ella.

Sabalenka, de 24 años y 5ª del mundo (2ª virtualmente), llegó a Melbourne con un saque mejorado y un mejor balance entre golpes ganadores y errores no forzados. Se ha ganado a pulso esta oportunidad, porque ahora sabe controlar sus emociones en la pista. El sábado, a las 9:30, se enfrentará en busca de su primer trofeo en un major a la kazaja Elena Rybakina, a quien domina por 3-0 en el cara a cara. Aryna está en racha de 10 victorias y 20 sets ganados, con el campeonato en el WTA 500 de Adelaida 1 como recompensa, más esta final.

Ante Linette, una tenista con un saque difícil de interpretar, muchas veces abierto, y buenos golpes paralelos, Sabalenka impuso su potencia (33 winners por 9 de su rival) y su mejor mano. Demostró que se mueve bien hacia adelante y fue entendiendo cada vez mejor la estrategia de la polaca, que había devuelto la ilusión a los aficionados de un país que se quedó pronto sin sus líderes en el tenis, Iga Swiatek y Hubert. Se va en el puesto 22 de la clasificación, 22 más arriba de lo que estaba.

Risueña y amistosa

“No empecé bien, pero en el desempate (del primer set), encontré el ritmo y los golpes”, dijo Sabalenka, que se besó los biceps cuando la entrevistadora de la Rod Laver Arena le dijo que le pega a la pelota con la derecha más fuerte que algunos hombres. Siempre risueña, y amiga de muchas de sus compañeras, incluidas Linette y la española Paula Badosa, tiene buena relación con el público, pese a su polémica nacionalidad, por su gracia e ingenuidad, como demostró al decir que la final era el viernes. “Es que quiero jugar mañana”, se disculpó. Necesitará todo el apoyo posible si quiere ganar a Rybakina y alcanzar la gloria que le ha sido esquiva.