Djokovic, solo en ‘casa’
El serbio, sin Nadal ni Alcaraz, debuta en el Masters 1.000 de Montecarlo tras perderse Indian Wells y Miami. Ha vivido 10 años en el distrito monegasco.
Novak Djokovic es un tipo cosmopolita. El serbio, sin ir más lejos, tiene una mansión en Marbella, en la que pasa buena parte del año, pero su imperio va mucho más allá. También tiene casas en Miami, Nueva York o Montecarlo, donde estableció su base de operaciones hace unos diez años. Tras comprarse la vivienda en España, en 2021, pasa menos tiempo en Mónaco, pero aún consta como su residencia oficial. Hoy, contra el ruso Ivan Gakhov (sobre las 15:00 horas), 198º en el ranking y procedente de la previa, Nole debutará en el Masters 1.000 de Montecarlo, que aún considera su casa. “Es un club (Monte-Carlo Country Club) que conozco muy bien. Muchos de los mejores jugadores del mundo residen en Mónaco y utilizan este club para entrenar. Se transforma mucho durante las semanas del torneo, pero dormir en tu propia cama es una gran sensación. Siento que juego en casa”, decía durante la rueda de prensa previa al inicio del torneo.
Sin Rafa Nadal, en la fase final de su recuperación tras lesionarse en el Open de Australia, ni Carlos Alcaraz, con molestias tras el Masters 1.000 de Miami, Djokovic ejercerá de capo absoluto. Se esperaba que Montecarlo fuera el punto de encuentro del tridente, pero la cita múltiple deberá esperar. En ausencia del prodigio de El Palmar, Stefanos Tsitsipas es el segundo cabeza de serie y, por lo tanto, el rival potencial de Nole en una hipotética final. Hasta ella, el serbio, de superar el debut, se podría cruzar, por ranking, con los italianos Lorenzo Musetti (21º) y Jannik Sinner (9º), ya en cuartos, y el ruso Daniil Medvedev (4º), en semifinales. La Armada, sin sus líderes y tras quedar eliminados ayer Albert Ramos y Bernabé Zapata, está representada por Roberto Bautista (ganó ayer a Filip Krajinovic), Jaume Munar (juega hoy, sobre las 13:00, contra Andrey Rublev) y Alejandro Davidovich (debuta hoy, sobre las 13:00, ante Karen Khachanov), vigente subcampeón del torneo tras perder el año pasado la final más importante de su carrera, ante Tsitsipas.
Los tres avanzan por la parte baja del cuadro y, por lo tanto, no se podrían encontrar hasta una utópica final con Djokovic, que tiene ganas acumuladas. El actual número uno del mundo, que puede ampliar sustancialmente su margen respecto a Alcaraz (ahora les separan 380 puntos), no juega desde el 3 de marzo, cuando cayó en las semifinales del ATP de Dubái, contra Medvedev. En las últimas semanas, sin embargo, y tras ausentarse de Indian Wells y Miami debido a su negativa a vacunarse contra el coronavirus (EE UU no le permitía la entrada), ha pisado mucha arcilla. “He entrenado más en tierra batida, lo cual es positivo si piensas en la parte de temporada que viene por delante”, añadía ante la prensa. Llegó a Montecarlo hace más de una semana y, desde entonces, no ha parado: actos para niños junto a Sinner, entrenamientos para consumar la paz entre Holger Rune y Stan Wawrinka o hasta un partido del AS Mónaco de baloncesto, con cuyo presidente, Alexey Fedorychev, estuvo conversando muy amigablemente.
Sólo dos títulos
Djokovic pisó Montecarlo por primera vez con 17 años, para jugar la previa del torneo. Progresivamente, empezó a pasar más tiempo debido a que uno de sus exentrenadores, Riccardo Piatti, vivía allí. “El ambiente es increíble, es un club íntimo y pequeño. Es ruidoso y genial. La gente está muy emocionada de ver tenis y es un torneo que ha tenido éxito a lo largo de la historia de nuestro deporte”, dice ahora sobre el Masters 1.000, muy de su gusto, pero poco presente en sus vitrinas. Sólo lo ha ganado en dos ocasiones, en 2013 y 2015. La primera vez venció a Nadal en la final, rompiendo la histórica racha de 46 victorias seguidas del balear en el torneo; en la segunda, venía de imponerse en Indian Wells y Miami. Sin su némesis ni Alcaraz, solo, tiene una oportunidad de oro para volver a triunfar en ‘casa’.