Vómitos, drama, el partido más largo del torneo y Paul a la final

Pasan las horas y los signos de agotamiento se hacen presentes a ambos lados de la pista. También evidentes gestos de dolor. Incluso vómitos. Un thriller, uno de los guiones más dramáticos en lo que va de temporada tenística. Tommy Paul, tras superar a Taylor Fritz (6-3, 6-7 y 7-6) en el partido más largo de siempre en el ATP 500 de Acapulco (3h:25), se enfrentará la próxima madrugada (no antes de las 4:00) a Álex De Miñaur, ganador ante Holger Rune (3-6, 7-5 y 6-2 en 2h:48), en la final del abierto mexicano. Opositaban dos top-10 a ella y los dos se han quedado fuera (Paul es 23º y De Miñaur, 22º). “No puedo estar más feliz. Obviamente, espero que el cuerpo se sienta un poco mejor mañana. El objetivo de este año era subir en el ranking y ganar trofeos (sólo tiene uno, en Estocolmo 2021)”, celebraba el estadounidense, ante la cita más importante de su carrera hasta el momento.

Hasta ella, corrió una maratón. En el segundo set, con 5-4 y saque, tendría su primer punto de partido; hasta dos horas después, no podía certificar su victoria. Tanto Fritz como Paul parecían tener problemas estomacales. Fritz, tras mostrarlos de forma muy evidente, buscando apoyarse en su banquillo para calmar el dolor y vomitando, volvía una y otra vez, tomando ventaja en un tercer set empinado para Paul, solvente en el primer parcial. La tranquilidad sólo duró una manga. Desde ese momento, el drama viajó con la pelota, golpeado por las raquetas hacia un lado y el otro de la pista. “Nunca va a ser fácil (cerrar un partido) contra Fritz, es irreal. No te da ningún punto en todo el partido, sientes que tienes que trabajar para todo. Consiguió el break para empezar el tercer set y fue extraño, comencé a sentirme mal y, luego, creo que también le pasó algo en su estómago. Tuve un poco de suerte, porque ambos estábamos luchando, no solo yo”, valoraba el malabarista (por sus juegos con la raqueta) Tommy, que cerraba (por fin) el pase a la final con su cuarta bola de partido.

Rune, acalambrado

La noche andaba enrevesada en Acapulco y lo siguió en la segunda semifinal del día. Holger Rune, abrumador durante todo el torneo, salía con el mismo reprís a la pista. De Miñaur, pese a su reconocida capacidad para defenderse, no podía tapar todos los agujeros que el danés, a golpe de martillo, generaba en su pared. Primer set sencillo para el actual número 10 del ranking, que terminaría siendo víctima de su carácter y de unos calambres que requirieron asistencia en múltiples ocasiones. Con intercambios más largos, De Miñaur fue ganando confianza; Rune, que se jugaba segundos saques a más de 200 km/h e incluso buscaba golpes entre las piernas, pagaba un exceso de la misma. Cuando quiso reaccionar, el cuerpo se lo impidió. “Siento que me lo merezco. Me mantuve firme. No era fácil porque es un gran jugador. Empezó mandándome muy atrás y no me dejaba hacer mucho. Seguí dándome oportunidades y aproveché las que tuve para seguir”, analizaba Álex, que disputará su undécima final en el circuito.