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Daniil Medvedev
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Novak Djokovic
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TENIS | ATP FINALS

El orgullo de Djokovic vence a la fatiga y a un Medvedev menor

El serbio sufre una pájara, pero se toma como una final el partido contra Medvedev y pasa invicto a unas semifinales en las que le espera Fritz.

Turín

Novak Djokovic y Daniil Medvedev escenificaron este jueves en las ATP Finals, con victoria del serbio (6-3, 6-7 (5) y 7-6 (2)) pese a la pájara que le sibrevino en el segundo set, la historia de dos tenistas que desde que se encontraron en la final del US Open del año pasado han llevado trayectorias opuestas. Al serbio, aquella derrota le dolió y después, por su negativa a vacunarse, se le complicó mucho no solo el inicio, sino prácticamente toda la presente temporada. Pero se las arregló para ser campeón sobre tierra (Roma), hierba (Wimbledon) y pista dura (Tel Aviv y Astana). Y ahora es el principal favorito para alzarse con la Copa de Maestros. Lo demostró al ganar el partido más largo de lo que va de torneo (3h11), pese a que en él no había nada en juego para la clasificación.

Medvedev, por su parte, salió con mucha confianza de Nueva York, pero perder la final del Open de Australia contra Rafa Nadal cuando llegó a tener dos sets de ventaja, se la quitó de un plumazo, y su campaña, pese a que levantó trofeos en Los Cabos y Viena, ha dejado que desear. Ganador en 2020 y finalista en 2021, se va de Turín este año sin ganar un partido, como le ocurrió en su primera participación en 2019. Su balance en el curso es positivo (45-19), pero se esperaba más, sobre todo en el resto de los Grand Slams. “¿Qué ocurrió? Es sencillo, en esos momentos apesté. Un desastre, horrible. Menos mal que en este caso no valía para nada”, se lamentó.

Djokovic ya era primero del Grupo Rojo, que se preveía fiero y después no lo fue tanto. Pero se tomó el partido con una seriedad tremenda, como si fuera una final, para no perdonarle a Medvedev, enemigo acérrimo, los 200 puntos y los 370.000 euros que había en juego, espoleado por la posibilidad de pasar a las semifinales invicto. Es la tercera vez consecutiva que le gana desde aquel duelo de Nueva York. Después de marcharse corriendo al vestuario para un cambio de lentillas, en el momento más crítico que afrontó en la segunda manga, salvó tres puntos de set del ruso con un saque y volea, un ace y un derechazo tras un intercambio duro y larguísimo. No pudo con el cuarto, en el desempate, y se sentó con signos de agotamiento, hasta el punto de temblarle las manos cuando se llevó la toalla a la cara. “No me encontraba muy bien físicamente en el tercer set, he sufrido mucho (”Solo era fatiga, no hay enfermedad”, aclaró más tarde). Estoy muy orgulloso de haber encontrado la última gota de energía y la concentración necesaria para volver el partido”, explicó el de Belgrado.

¿Campeón invicto?

Podría haberse retirado, pero continuó y la tercera manga la salvó engullendo todo tipo de líquidos, píldoras y complementos vitamínicos; gracias al saque, que le ha funcionado de maravilla toda la semana; y a pesar de los errores de bulto que cometió en el eterno noveno juego, que le costaron un break. Porque, acto seguido, facturó un turno al resto impecable, ayudado por una doble falta de Medvedev. El triunfo lo cerró con un drive magnífico y un alarido. “No pensé en retirarme, porque no conozco las reglas y no sabía si podría jugar las semifinales si me retiraba. Ni lo pensé, para ser honestos, porque este partido contra uno de mis grandes rivales es realmente importante, independientemente de que ya estuviera clasificado”. Si continuara así hasta levantar el trofeo, se llevaría el mayor premio de la historia del tenis: 4.500.000 euros. El sábado (14:00, Deportes por M+) el balcánico jugará por 11ª vez la penúltima ronda del torneo contra Taylor Fritz, a cinco aún del récord de Roger Federer (16).

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