España, Valencia y la Davis: una relación que viene de largo
La ciudad acogió por primera vez un cruce de la Armada en 1968 y lleva cinco, con tres triunfos y dos derrotas. La Fonteta se estrena como sede este año.
La relación de Valencia con la Copa Davis viene de largo. Fue a comienzos de mayo de 1968, fechas de agitación social hace ya 54 años, cuando se inició, con una eliminatoria zonal de Europa que enfrentó a la España de Manolo Santana, José Luis Arilla y Juan Gisbert contra Países Bajos en el Club de Tenis Valencia, un referente de este deporte en la ciudad fundado en 1905. Entonces los cruces eran al mejor de cinco puntos, los partidos al mejor de cinco sets, había equipos que tiraban únicamente de dos jugadores y España aún no era la potencia mundial que es hoy en una competición itinerante, no centralizada en una o varias sedes. Otros tiempos.
En ese primer episodio, Santana tumbó en el turno inicial a Jan Hajer (6-4, 9-7 y 6-3) y Tom Okker puso el empate ante Gisbert (7-5, 6-3 y 7-5). Arilla y Santana devolvieron la ventaja a España en el dobles, a cara de perro, contra Okker y Hajer (1-6, 4-6, 6-3, 6-3, 6-4 y 6-3). Okker volvió a igualar la eliminatoria venciendo a Santana en otro duelo largo (6-4, 3-6, 6-3, 5-7 y 6-4) y Gisbert dio el punto decisivo pasando por encima de Hajer (7-5, 6-1 y 6-0)
La Davis volvió a la ciudad, mismo emplazamiento, solo un año después. Enfrente, de nuevo en un cruce zonal, la Rumanía de Nastase y Tiriac, que se llevó el gato al agua con claridad. El primero derrotó a Arilla (6-4, 8-6 y 6-2), Tiriac se deshizo de Orantes (6-4, 6-3, 4-6, 1-6 y 6-3) y los cuatro volvieron a coincidir en el dobles, con triunfo rumano (6-4, 6-8, 9-7, 7-9 y 8-6). Ya con la eliminatoria decidida, Tiriac se llevó otro tanto ante Arilla (6-2, 3-6, 6-2 y 6-4) y Orantes salvó la honra española ante el hasta entonces inédito Marmureanu (triple 6-1)
Pasarían once años antes de que Valencia volviera a ver tenis internacional. En 1980 el Club de Tenis Valencia volvió a ser sede, esta vez de una derrota apretada ante Alemania. La cosa empezó bien, con triunfo de Fernando Luna ante Uli Pinner (6-0, 6-4 y 6-3). Se torcería con la victoria de Rolf Gehring ante José Higueras en un àrtido maratoniano (3-6, 1-6, 6-1, 6-2 y 6-1). Higueras se unió después con Andrés Giménez en el dobles para anular a Gehring y Karl Meiller (7-5, 6-4 y 11-9), pero Pinner igualó la contienda (6-4, 6-3 y 6-3 a Higueras) y Gehring sentenció ante Luna (3-6, 6-3, 6-3 y 6-3).
La siguiente vez que el Club de Tenis de Valencia fue escenario de la Davis sería ya en un nuevo siglo, en 2003. Allí se ganó a Croacia en cuartos del Grupo Mundial, camino a una final que se perdería contra Australia. Era el esplendor de la generación de los Ferrero, Corretja, Costa, Moyá, etc y España no dio opción. Ferrero abrió victorioso ante Ancic (6-4, 6-2 y 7-6 (1)), Moyá remontó a Ljubicic (6-7 (5), 6-1, 6-4 y 6-4) y Corretja y Costa no dieron opción en dobles a Ljubicic y Zovko (6-2, 6-3 y 6-4). Sin nada en juego ya, Costa tumbó a Ljubicic (6-3 y 6-4) y Corretja, a Ancic (7-5 y 6-3).
Pero quizá, por ambiente y épica, la eliminatoria más recordada sea la que albergó la Plaza de Toros de Valencia en 2018. También eran cuartos de final del Grupo Mundial, y se sudó para derrotar a Alemania. Sascha Zverev empezó aplicando un severo correctivo a David Ferrer (6-4, 6-2 y 6-2), Nadal puso orden contra Kohlschreiber (6-2, 6-2 y 6-3), el solvente dobles alemán Puetz-Struff abatió a Feliciano y Marc López en el primer maratón del cruce (6-3, 6-4, 3-6, 6-7 (4) y 7-5) y Nadal devolvió puso de nuevo el empate con un 6-1, 6-4 y 6-4 a Zverev. Todo quedó para un Ferrer ávido de revancha que firmaría, en los últimos coletazos de su carrera, uno de sus triunfos más celebrados en una auténtica batalla ante Kohlschreiber (7-6 (1), 3-6, 7-6 (4), 4-6 y 7-5), con el coso valenciano encendido.
Cuatro años más tarde la Davis, que poco se parece a la de entonces, estrena sede en La Fonteta, una de las cuatro que albergan la fase de grupos de las Finals. Con más de 40.000 entradas vendidas y todo agotado para las sesiones de España, el público local vuelve a responder a la llamada de la Armada, que ante Serbia, Canadá y Corea escribirá nuevos capítulos en su relación con la ciudad, agridulce en lo deportivo pero duradera.