Carlos Bernardes: “Nadal siempre fue muy respetuoso conmigo y eso nunca lo olvidaré”
Tras 40 años de carrera y más de 8.000 partidos arbitrados, el brasileño se retira la misma semana y en el mismo lugar que el balear. Antes, atiende a AS.
Minutos antes de dirigir el último de más de 8.000 partidos en los que ha actuado como juez de silla durante 40 temporadas, Carlos Bernardes (São Caetano do Sul, 60 años) se sienta con AS en un sofá de los pasillos del Martín Carpena de Málaga. A este mediático y prestigioso umpire, que sufrió un ataque al corazón en el Open de Australia 2021, le toca decir adiós en la Copa Davis, con un encuentro entre el italiano Matteo Berrettini y el holandés Botic van de Zandschulp. Es la última vez que imparte justicia y canta el marcador en español y en inglés, dos de los muchos idiomas en los que ha tenido que anunciarlo. El brasileño repasa su carrera y habla de su relación con Rafa Nadal, cordial fuera de la pista y, a veces, tensa dentro de ella. Curiosamente, ambos se han retirado del tenis profesional la misma semana y en el mismo lugar.
Lo primero, enhorabuena por su gran carrera. Cierra usted el círculo que empezó como línea en la Copa Federación de 1984 y acaba en la silla en una Copa Davis. ¿Qué siente?
Estaba todo planeado para terminar en el Masters de Turín. Aunque durante el torneo de Wimbledon, yo apliqué para hacer la fase de grupos de la Copa Davis, la que se juega en septiembre. Vivo en Italia y me pillaba cerca Bolonia, donde jugaba Brasil. Pero sabía que allí no iba a estar, porque solo hay tres árbitros y al no poder arbitrar a mi país, uno tendría que haber hecho dos partidos en un día. Pensaba que no iba a vivir más la Copa Davis. Pero ahí en Londres, después de una reunión que teníamos, el director me dijo, ‘mira, tú no puedes hacer los partidos de septiembre, pero demos tu nombre para hacer las Finales'. Y fue aprobado. Así que, muy contento por esta coincidencia de hacer primero la Copa Federación, que fue mi primer torneo en el 84, y terminar con la Copa Davis en 2024.
¿Cuándo, cómo y por qué se dedicó a ser juez de silla?
Bueno, al principio era como, no digo una distracción, pero sí una curiosidad. Yo jugaba al tenis en San Caetano, estudiaba ingeniería mecánica. Había torneos de la ciudad de São Paulo y en un periódico ponían anuncios. Un viernes compré el periódico, iba a jugar en Piñeros a las ocho. Y vi que buscaban 120 jueces de línea para la Copa Federación. Y le dije a mi jefe, que trabajamos juntos, ¿por qué no vamos? Es una curiosidad, un torneo profesional. Nunca lo había visto personalmente. Y fui uno de esos 120 jueces de línea. Entrenamos y me gustó tanto que empecé a hacer otros torneos. En Brasil había muchos. Casi 25, 30 semanas al año. Tanto que los jugadores brasileños no tenían que salir del país para conseguir puntos. Los Grand Prix, esos casi todos en Brasil. Y empecé así. Me encantó, fui trabajando más, más y más, hasta el momento en que me dijeron, ‘tienes que elegir, o continuar aquí trabajando como profesor de tenis o como árbitro, porque viajas casi 20 semanas y te tenemos que sustituir'. Y fue así. Elegí esto, aunque no era nada seguro. Y, después de 40 años, terminé de hacer toda esa locura de partidos.
Ha usado la palabra ‘entrenamos’. ¿Qué hay que hacer para ser un buen juez de silla?
Los jueces de línea, cuando empezamos, practicábamos las posiciones, cómo hacer con las manos, los avisos, cómo darlos, cómo no, la altura a la que hay que estar, todas esas cosas. Para ser juez de silla, hay que aprender las cosas del scorecard (puntaje), las reglas, el código de conducta, todo eso que el árbitro tiene que saber, la base para empezar. Y ahí después, trabajando, vas cogiendo feeling, algo que nadie te va a enseñar. Pero al principio, aprendes las reglas básicas, cómo hablar con el jugador, las señales en la silla… Antes el tenis no era tan rápido como es hoy. Pero hay una técnica, principalmente para los jueces de línea, que no pueden acompañar las bolas. Tienen que llegar a la línea antes que la bola. Si saben que viene una bola a la derecha, tienen que mirar ahí. Si viene una bola alta, hay que estar ahí. Son técnicas que se van aprendiendo, y si las sigues bien, te dan oportunidades de hacer partidos más importantes. Así pasó conmigo. Que me gustaba tanto y trabajaba tan bien esta parte técnica, que conseguí hacer torneos grandes y salir del Brasil. Esto me ayudó bastante.
Entre tanto partido, no será fácil elegir uno, pero ¿hay alguno que recuerde mucho?
Uno que siempre voy a recordar es el de la final de Wimbledon 2011 (Djokovic ganó a Nadal). Porque ese fue el primer torneo que vi en televisión. Antes de empezar a saltar los muros para jugar tenis, vi ese torneo en la tele. Y esto me dejó una marca muy grande. Después, volver ahí a hacer una final en un sitio que es especial fue muy bonito.
¿Ha arbitrado partidos de algunos de los mejores jugadores de todos los tiempos. ¿Cómo ha sido la relación con ellos?
Bueno, mi jefe de la ATP me dijo que de los 29 números uno del mundo, yo arbitré a 24. Y para mí fue una sorpresa, porque no tenía idea de esas cosas. Y después empecé a pensar y me dio vueltas la cabeza. No he hecho como juez de silla a McEnroe o a Nastase, pero sí a Wilander, Edberg… es impresionante. No está mal para un chico que de una ciudad pequeña empezar a trabajar en ese nivel y llegar a hacer todos esos partidos, es una cosa impresionante, una victoria personal por tener esa oportunidad.
¿Hay alguno que vaya a recordar especialmente por su trato, por su corrección dentro de la pista?
Si dijera solo uno, sería equivocado, porque recibí mensajes estos días de jugadores que arbitré y con los que trabajé hace 20 años. Cuando supieron que yo me retiraba. Y para mí fue una cosa que no pensaba que pasaría. ¿Cómo se acuerdan aún? Son muchos. Más de 100. Porque tuve una buena relación con ellos, una buena relación con el trabajo. Y creo que esto fue lo más importante. Y que después de tantos años sigan enviando mensajes, escribiendo, y cuando nos vemos, saludarnos así muy bien… No puedo decir uno, porque no estaría bien.
No obstante, hay que hablar de Nadal, que se retira también ahora, y han tenido una historia curiosa, porque usted arbitró su primer partido ATP (en Mallorca 2002 contra Ramón Delgado) y también el primero que jugó contra Federer (en Miami 2004). Y luego tuvieron sus más y sus menos…
Sí, tenemos esa imagen por causa de las discusiones. Pero siempre nos tratamos muy bien. Él fue siempre muy respetuoso conmigo. Y esto es una cosa que nunca me olvidaré. Me quedé triste, porque terminó de esta forma su carrera. Quería estar ahí para verlo. No pensaba ni en arbitrarlo. Solo verlo por el gran trabajo que ha hecho para otros jugadores. Fue muy importante para el tenis. Creo que no hay palabras para describir a estos tipos que están ahí ahora terminando su carrera. Como Federer, que ya paró, Nadal, Murray… Cambiaron el tenis mundial. Creo que nunca hubo tanta pasión como en este periodo. Ese estrés con Djokovic, que aún está jugando. Para mí fue un honor poder trabajar en esta época.
¿Alguna vez lo pasó realmente mal en un partido?
No, mal no. Porque nunca me llevé las cosas de la pista fuera. Nunca. Por muy malo que fuera lo que hubiera pasado, las discusiones… nunca. Para mí, el partido terminaba y afuera era otra cosa. Porque somos los únicos que decimos. Y cada partido, para nosotros, es una final, una cosa distinta. Porque puedes arbitrar centenares de partidos y si haces alguna cosa equivocada en uno, se te recuerda. Las otras cien buenas decisiones se olvidan. Como árbitro, si no consigues lidiar con esto, no puedes trabajar. Porque te vas a equivocar. Es imposible no hacerlo en ocho mil partidos. Sería ridículo. Ninguna persona puede decir esto. Hay que aprender a manejarlo. Porque van a hablar hoy más que nunca. Con las redes sociales, haces una cosa mal en la pista y cuando sales, ya circula por ahí.
La última pregunta es una curiosidad sobre el objeto que le ha acompañado durante toda su trayectoria: la silla. ¿Cuál es la más espectacular en la que se ha sentado?
(Se ríe antes de contestar) Había una muy buena, en la que apretabas un botón y subía. Y fue divertido, porque que le hicimos una broma a un compañero que no lo sabía. Llegó ahí, se sentó, al nivel de la pista. Y dijo, ‘¿cómo voy a ver? No consigo ver bien desde aquí‘. Y nosotros, callados. Y cuando ya estábamos haciendo el calentamiento y él estaba desesperado, apretamos el botón y él subió. Esta fue la más divertida.
Muy bien, muchísimas gracias. Que le vaya muy hoy el partido. Y enhorabuena de nuevo por su carrera. Es usted una persona muy agradable, la verdad. Muchas gracias.
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