Nadal ofreció su versión sólida y Mahut se retiró

Nicolas Mahut, el hombre que un día tuvo 11 horas a John Isner sobre la hierba de Wimbledon, sólo pudo aguantarle una hora y veinte minutos a Rafa Nadal en la segunda ronda del US Open. El español, afinado por una minipretemporada realizada en Nueva York con órdenes desde la distancia de Joan Forcades, mostró la chispa y la explosividad que no sacó ni en Montreal ni en Cincinnati y que ya apuntó frente a Andrey Golubev. El número dos pedía ir ganando confianza, y a ello se aplicó para colocarse 6-2 y 6-2 y encaminarse hacia la paliza cuando el abdominal del francés, que había sido atendido por el fisio, dijo basta.

En el primer set, Mahut (99º del mundo y habitual de los challengers) optó por la táctica lógica del kamikaze: matar o morir. Subir a la red. Volear. No entrar al intercambio. Pero salió el Nadal de los tiros profundos y la mente acorazada. Rotura en el tercer juego. Otra en el séptimo. Un 85% de puntos ganados con su primer saque (sólo perdió dos puntos), dos errores no forzados (sólo cinco al final). Esa solidez que pesa toneladas.

En el segundo, más de lo mismo. Si Golubev le arrebató el servicio en seis ocasiones (una más que en todo el 2010), esta vez Rafa supo blindarse. Los datos hablan de superioridad, pero lo mejor fueron las sensaciones. Preferible hubiera sido, quizás, estar más tiempo sobre la pista para coger el ritmo que perdió tras Wimbledon. Pero las victorias fáciles también alegran. Como jugar en la sesión diurna, lejos del peligro de acabar más allá de la medianoche arriesgando la recuperación.

Como se agradece que Gilles Muller limpiara del camino de octavos al peligroso, por lo imprevisible, Ernest Gulbis, campeón en Los Ángeles. Mañana, ya rodado, toca Nalbandián, que eliminó a Ljubicic en cuatro sets.