MENTALIDAD IMPARABLE

Siete consejos que te harán despertar más feliz y más concentrado

Si quisiéramos tener un teléfono con la batería cargada por la mañana, ¿lo dejaríamos con las notificaciones habilitadas y las aplicaciones abiertas durante toda la noche?

Ahora que ya sabes si eres león, oso, lobo o delfín (y si no lo sabes aún, no te pierdas este artículo), sabrás también que dormir no es sinónimo de descansar. Podemos dormir 10 horas y, sin embargo, sentirnos cansados. O peor. Podemos necesitar dormir tras una dura jornada y, a pesar de sentirnos exhaustos, no lograr conciliar el sueño. Dormir no es una ciencia exacta, y mucho menos levantarse con plenas facultades.

Sentir energía está reservado para quienes aprenden a poner su cerebro y, por extensión, su cuerpo en modo ‘avión’. Sí, avión. Si quisiéramos tener un teléfono con la batería cargada por la mañana, ¿lo dejaríamos con las notificaciones abiertas y las aplicaciones encendidas? La respuesta es no. Cerraríamos aplicaciones y silenciaríamos avisos, y cualquier tipo de sonido o vibración. Nuestro cerebro no es tan diferente.

Se busca energía mañanera

Nuestro cerebro es el encargado de hacer que los estímulos tengan respuesta y haya actividad. También es el responsable de lo contrario. Por eso es necesario aprender a desconectar nuestro centro de operaciones si lo que queremos es despertarnos más concentrados y que esa sensación de descanso nos provoque felicidad o el cotizado ‘qué buena cara tienes hoy’, que tanto se agradece.

Despertarse feliz no es misión imposible y con estos siete consejos te lo demuestro:

1. Programa la alarma a la misma hora todos los días

Fácil. Si programamos una hora para despertarnos y esta es cada día diferente no creamos ninguna rutina y, por extensión, ningún hábito, la herramienta imprescindible para conquistar cualquier cambio. Revisa a qué hora pones la alarma y asegúrate de que siempre es la misma, aunque ese día entrenes más tarde o trabajes más pronto que el anterior: procura que la hora a la que abres los ojos y pones los pies en el suelo sea la misma.

2. Deja que los rayos de luz entren por tu ventana

Si leíste este artículo, muy probablemente te hayas sentido identificado con el oso. Un animal que inicia su actividad con los primeros destellos de luz y que ‘se recoge’ según cae el día. El 50% de la población se rige con el ciclo solar. Estas personas a menudo sienten el impulso de posponer la alarma (ahora veremos por qué no hay que hacerlo) pero si hacen caso a su instinto y no se dejan llevar por la pereza, descubrirán que su momento de mayor productividad es de 10h a 12h. Importante: este consejo no aplica para lobos ni leones J

3. No pospongas la alarma… ¡nunca!

O, lo que es lo mismo, cuando te despiertes, levántate. Nada más, nada menos. Una de las primeras cosas que le recomiendo a los deportistas con los que trabajo es que adquieran horarios fijos. Con horarios estables, es más fácil garantizar que el sueño sea estable. Es una regla de proporcionalidad. Cuando nos dejamos llevar por el verbo posponer, lo que hacemos es también posponer y alterar el descanso. Por no hablar de los efectos que entraña escuchar 8 veces la alarma en 35 minutos. No se lo deseo ni a mi peor enemigo…

4. Respira un par de veces, antes de hacer nada más

O dedica dos minutos a realizar un breve ejercicio de respiración profunda. Brinda ese tiempo a tu respiración y concéntrate en ella (dejando de lado los mails, la televisión, las noticias o cualquier otro estímulo). Sé que hay muchos padres que pensarán que no es posible, pero quizá puedan adelantar el despertador y encontrar esos dos minutos en los que dejarse llevar por la calma antes que por el estrés. Dos minutos, solo dos minutos.

5. Piensa en algo por lo que sientas gratitud

La gratitud es una fuerza poderosa y que se contagia rápido. Sentirnos agradecidos por cosas tan pequeñas pero potentes como el hecho de poder levantarnos, ver los rayos del sol despuntar en invierno, pensar en el calor de esa taza de café que nos espera o ese plan que tanto nos apetece y que culminaremos al final del día son algunos ejemplos. Seguro que encuentras los tuyos. Déjate dominar por la gratitud y no por la queja y verás el efecto que eso tiene a lo largo del día.

6. Empieza el día con actividad física

Pueden ser tres o cinco kilómetros, un poco de yoga en el balcón o algunos levantamientos de pesas (si puede ser en el exterior, mejor). Activar los músculos libera endorfinas que nos generarán esa maravillosa sensación de bienestar que solo el ejercicio procura. ¿Misión imposible? Asegúrate de poder recorrer el último tramo hasta el trabajo en modo paseo ligero.

7. Toma una bebida caliente (café o té preferiblemente por la mañana)

¿Sabías que cuando entra en modo descanso, la temperatura de nuestro cuerpo desciende? Por esa misma regla de tres, nuestro cuerpo entra en calor al activarse. Una taza de algo caliente (un café, una infusión) puede ayudarlo a activarse y ponerse en modo ‘on’ desde el minuto uno del nuevo día.

Espero que puedas poner en práctica estos consejos y comprobar por ti mismo que levantarse y ser feliz no son conceptos incompatibles, como tampoco lo es competir y divertirse. Si te interesa saber si es posible competir al más alto nivel y dejar de lado el sufrimiento no te pierdas este podcast.

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