MENTALIDAD IMPARABLE

Por qué Rafa Nadal está más cerca de lo humano que de lo divino

El talón de Aquiles de Rada Nadal no es perder, sino no poder jugar.

GUGLIELMO MANGIAPANEREUTERS

Que levante la mano quien no se haya referido a Rafa Nadal como ‘ser de otro planeta’. Ciertamente, con cada nuevo título conquistado por el manacorí nos llenamos la boca de elogios, yo la primera, y lo de ‘no ser de este planeta’ es casi un clásico. Pero mucho me temo que Rafa Nadal tiene más de humano que de divino y este artículo quiere ilustrarlo. Pero, antes de nada, al César lo que es del César, 14 Roland Garros y 22 Grand Slams. No los ha conseguido Rafa siguiendo aquello de ‘coser y cantar’, no. Todo lo contrario. Todos los triunfos de Rafa se construyen desde el barro, la sangre, el sudor y las lágrimas, y este último, aún más.

Como si fuera un aviso, un ‘Victory belongs to the most tenacious’ asomaba en una de las tribunas laterales del estadio Philippe Chatrie, en referencia a una de las frases más recordadas de Napoleón. Y, si a sus 36 años algo ha demostrado Rafa Nadal, es tenacidad. ¿De qué hablamos exactamente? De la fuerza que impulsa a continuar al deportista con empeño y sin desistir en algo que se quiere hacer o conseguir. En este caso, un nuevo triunfo, una nueva victoria. Un nuevo nivel.

Sin embargo, aunque el precio y el sacrificio son elevados, Rafa Nadal no muestra tenacidad por la avaricia de llegar a ser el mejor de la historia (aunque se esté acercando). Sino por la pasión de seguir dedicándose a lo que más le motiva. A aquello que le hace más feliz. Estoy (casi) segura de que, si le damos a escoger a Rafa entre jugar al tenis 30 años y ganar menos títulos o jugar 4 años y ganarlo todo, Rafa Nadal querría lo primero. Es decir, jugar, jugar y jugar, cuanto más, mejor. Dando lo mejor de sí mismo siempre, gane o pierda. Porque Rafa Nadal ha ganado mucho, pero también ha perdido, se ha retirado y lesionado. Un camino demasiado tortuoso para un ‘ser de otro planeta’, ¿no? Rafa es humano y eso le engrandece.

En su trayectoria vital, el tenis es el eje sobre el que avanza Rafa Nadal, pero no lo es tanto la victoria entendida como una consecución de títulos. Sí quizá, de sueños. Él mismo lo explicó en la rueda de prensa posterior a la final que lo enfrentó a Casper Ruud. “Mi carrera nunca tiene prioridad sobre mi felicidad y mi vida. Si soy feliz jugando al tenis, seguiré adelante”, compartió. Una declaración de intenciones. Su mentalidad para la victoria radica en su pasión por el juego. ¿Sueños? Están cumplidos tan cumplidos como los de Novak o Roger. Pero su objetivo hoy es, sencillamente, seguir jugando y disfrutando, y el talón de Aquiles de Rada Nadal no es perder, sino no poder jugar.

El resto de los mortales que admiramos a Rafa, amantes del tenis, periodistas y público en general, no podemos evitar reducir su gesta a una cifra: sea la del número de títulos que acumula, o la de los años que pone en su DNI. A veces pasamos por alto que la verdadera dificultad radica no tanto en un número, sino en su capacidad de ser tenaz. En persistir frente a las dificultades (y haberlas haylas). “Lo que me impulsa a seguir adelante es la pasión por el juego y vivir momentos que permanecerán dentro de mí para siempre”, destacó el tenista manacorí.

Este Roland Garros no ha sido una excepción. El dolor que siente Rafa bien podría haber valido una retirada. Hoy sabemos que hay una enfermedad que se llama síndrome de Müller-Weiss, y que provoca en el pie de Rafa un dolor constante. ¿Qué significa? Que, aunque a veces nos olvidemos, estamos ante un jugador que vive, juega y gana sintiendo un dolor constante. La grandeza de Nadal no está en soportar ese dolor, sino en conseguir una mentalidad enfocada en seguir mejorando a pesar de las obvias dificultades que le acarrea ese dolor. Concentrarse, meterse en el partido, leer al contrincante y aprovechar sus puntos fuertes y débiles. Todo eso no se entrena con el cuerpo, sino con la mente, y más cuando se sabe que existe un dolor.

Ganar con dolor

La mentalidad de trabajo y sacrificio es el arma que hace de Rafa Nadal un deportista capaz de abstraerse del dolor y seguir compitiendo. También porque, como apuntábamos, jugar al tenis es lo que más feliz le hace. ¿A cualquier precio? No, porque ser humano es también eso: saber decir no y ser consciente de las limitaciones que tiene el cuerpo. Rafa Nadal hace tiempo que juega en un corto-medio plazo porque la lesión marcará el tiempo y el ‘hasta aquí’.

Su mentalidad, sin embargo, marcará hasta dónde es capaz de llegar y, por el camino, seguirá aprendiendo. Porque si algo sabemos es que la capacidad de aprendizaje de Rafa Nadal es el verdadero faro que guía su carrera. Ya lo hemos dicho en alguna ocasión: Rafa no es perfecto (ni divino), solo está buscando crecer, siempre. “Los esfuerzos siempre valen la pena”, resumió Nadal en la misma rueda de prensa. Parece fácil de decir, pero no todos los deportistas entienden que el esfuerzo encierra un aprendizaje en sí mismo y que la fortaleza mental, que es lo que mantiene unido a un deportista con sus objetivos, es tanto o más importante como cualquier músculo. Si quieres aprender más sobre esta capacidad y cómo entrenarla, no te pierdas este podcast.

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