Gigantes en Maldivas
Entrevista con Jesus Arto, director de Maldives Blue Force “Maldivas es de los mejores destinos del mundo para el buceo con grandes animales”
Justito debajo del subcontinente indio, a 370 millas (600 Km) navegando hacia el suroeste se encuentra el país insular de Maldivas. A uno le puede parecer pequeña la nación índica por lo poco que se escucha de ella en las noticias, pero es un gran rosario de 1200 islas que se extiende de norte a sur 820 km. Si una persona quisiera bucear en cada una de las islas le llevaría más de 400 días, haciendo 3 inmersiones al día y una sola en cada ínsula. La oferta de buceo en las Islas Maldivas es, de facto, infinita. Pero no es la cantidad de puntos de inmersión por lo que son famosas estas islas, sino por la belleza de sus arrecifes, sumergidos en aguas cristalinas y cálidas, donde los buceadores disfrutan de magníficas cuevas, corales, cardúmenes de peces con conspicuas libreas y sobre el veril, flotando sobre el azul, encuentros con tiburones, mantas gigantes y los majestuosos tiburones ballena.
¿Qué tiene Maldivas que no tenga otro destino de buceo?
Es uno de los mejores destinos de buceo del mundo para el buceo con grandes animales, especialmente con mantas de arrecife. Es posible encontrar desde una hasta concentraciones de decenas de ejemplares. Las vemos en muchas de las inmersiones y vamos habitualmente a buscarlas a las estaciones de limpieza donde se desparasitan. Además, junto con Hawai, es el único lugar del mundo dónde es posible bucear con mantas por la noche. Además de las mantas, Maldivas destaca por la cantidad de encuentros con una amplia variedad de tiburones, como el ballena, gris, puntas blanca, puntas negra, nodriza, silkies e incluso tigre, spinner, toro y martillo. Todo ello es posible durante todo el año a una temperatura del agua de 28 a 29 grados rodeados de un entorno paradisiaco en un país maravilloso y seguro con una población hospitalaria y amable.
¿Por qué un viaje de vida a bordo y no a un hotel con centro de buceo?
Cuando estás alojado en un hotel y quieres bucear, los lugares de buceo a los que accedes están en un radio de una o dos horas de barco cómo máximo, ya que después de bucear regresas a tu isla. Cuando estás alojado en un crucero vida a bordo el radio se amplía enormemente, pasa de una o dos horas a una semana. Tienes 7 días durante los que puedes navegar plácidamente buscando cada día los mejores puntos de inmersión de 4 o 5 atolones diferentes. Además, el crucero vida a bordo te permite complementar el buceo con visitas a islas habitadas y descubrir y disfrutar de islas desiertas y bancos de arena vírgenes.
¿Se puede realizar alguna otra actividad en el viaje?
En la operación del crucero vida a bordo contamos con 3 barcos a disposición de nuestros pasajeros: en un barco vives (en nuestro caso el Maldives Blue Force One de 42 metros de eslora), en otro barco buceas (llamado localmente dhoni, de 23 metros de eslora), y en otro más pequeño (llamado localmente dinghy, de 6 metros) realizamos actividades como snorkel, pesca y visitas a islas. También tenemos kayak y paddel SUP gratuitos.
¿Cual es el punto de inmersión del que los buceadores salen más contentos? ¿Y la ruta?
El Maldives Blue Force One sale cada sábado (solo paramos en junio para el mantenimiento anual del barco) con dos rutas diferentes: la ruta de los Atolones centrales de Maldivas y la ruta del Hemisferio Sur (febrero y marzo). Ambas rutas ofrecen cada día inmersiones extraordinarias. No hay un único punto de inmersión del que los clientes salgan más contentos, hay muchísimos, la gran mayoría. Es habitual las inmersiones en las que te envuelven los cardúmenes de peces, los encuentros con concentraciones de mantas, bucear rodeado de grandes mantas por la noche que te pasan a escasos centímetros, disfrutar del avistamiento de gran cantidad de tiburones en los canales, o con decenas de tiburones nodriza, hacer snorkel o bucear con tiburón ballena o incluso encontrarlo cenando el plancton que se concentra a la luz de la popa del barco. Decir cuál es la mejor inmersión es casi imposible. Vivir una experiencia así en plena naturaleza es un inmenso privilegio al alcance de cualquier buceador e incluso, no buceador.
¿Qué nivel de buceo se tiene que tener para ir en uno de los Blue Force? ¿Se puede certificar para bucear un lector en un barco Blue Force?
El nivel mínimo para bucear en un crucero Blue Force es de un Open water o similar y unas 20 inmersiones certificadas, aunque nosotros recomendamos un nivel Advanced y una experiencia de unas 50 inmersiones. En el barco no hacemos cursos de introducción al buceo. Recomendamos hacer el curso de buceo en España en cualquiera de los muchísimos y buenos centros de buceo que hay, practicar buceando en las costas españolas para después disfrutar de un gran Viaje de Buceo en un crucero vida a bordo Blue Force en Maldivas o/ y Mar Rojo.
Además de en Maldivas, Blue Force opera en el Mar Rojo ¿Tenéis planificado para el futuro algún otro destino?
Mar Rojo y Maldivas son destinos tan buenos y con tantas posibilidades que nuestros planes no son trabajar en otros. A corto plazo, trasladaremos en diciembre 2022 el Blue Force 3 de Mar Rojo a Maldivas, para así poder ofrecer semanalmente dos barcos premium en Maldivas, el Blue Force One y el Blue Force 3. En Mar Rojo continuaremos con nuestro barco más popular, el Blue Force 2 partiendo cada semana desde Sharm El Sheikh.
Tres inmersiones de lujo
Maaya Thila
Al oeste de Male, la capital, se encuentra el atolón Ari, de 80 Km de longitud. Y en su interior, en el noroeste, se encuentra Maaya Thila, clasificada como reserva marina por su riqueza y biodiversidad. “Thila” son afloramientos sumergidos aislados en la extensión de la laguna de los atolones, y Maaya es de los más pequeños en extensión, apenas 30 metros de diámetro, pero gigante en naturaleza marina. La sima superior se encuentra a unos 8 metros que baja en sucesivas terrazas hasta los -35 metros de profundidad, donde el fondo se encuentra con el canal del atolón. En estos balcones crecen corales duros y blandos de colores brillantes por donde evolucionan bancos pargos de rayas azules, tortugas y mantas moteadas. En las grietas del arrecife habitan morenas cebra y pulpos, y en el fondo tiburones de punta blanca, descansando en espera del ocaso para iniciar su jornada de caza. Patrullando justo en la frontera con la laguna, los tiburones grises vigilan las corrientes y las entradas de pescado. Sin duda una visita ineludible al mundo submarino maldivo.
Pecio Machchafushi
Los barcos hundidos ofrecen un doble atractivo al explorador submarino. Por un lado son arrecifes artificiales que ofrecen cobijos a toda forma de vida submarina, y por otro son visiones oníricas del pasado. Al sur del atolón Ari, se encuentra la isla Machchfushi donde en 1999 se hundió a propósito el carguero japonés MV Kudhi Maa. Un buque de 52 metros de eslora que reposa a -30 metros, ligeramente escorado hacia babor. Reconocible desde el inicio de la inmersión por su puente visitable y una gran grúa en cubierta que aún conserva una red que se utilizó para estivar cargamento. Presenta una bodega espaciosa (limpia de todo aparejo dado que el barco se preparó para ser arrecife y punto de interés para buceadores) donde se puede encontrar algún grupo de tiburones de punta blanca en busca de un sitio apartado. El casco, las barandillas y escaleras han sido colonizados por esponjas y corales. Un esqueleto metálico entre cuyos huesos deambulan miríadas de peces de arrecife, grandes peces murciélagos y los inconfundibles ídolos morunos. Hay que prestar atención porque perfectamente camuflados reposan algunos peces rocas, tan feos como venenosos, y algún que otro curioso pez rana.
Feshdoo Lagoon
Al norte del atolón Ari, más o menos a la altura de Male, se encuentra este punto de inmersión famoso en el mundo por ser uno de los dos donde el encuentro con mantas gigantes. En Feshdoo Lagoon durante la noche tiene lugar un afloramiento de plancton, el alimento de estos colosos, que es potenciado por los focos de los barcos de buceo (el plancton se dirige hacia la luz). El fondo está a unos -12 metros de profundidad, arenoso con algunos trazos de arrecife de coral de cuerno, iluminado por una columna de luz que dibuja la oscuridad más absoluta en 360º. De las tinieblas surjen las grandes mantas, de casi 5 metros (Mobula birrostris), con un lomo negro azabache, la panza nívea y las fauces abiertas en toda su amplitud para filtrar centenares de litros de agua. Vuelan agitando sus aletas como si fuesen águilas por encima de los buceadores, que asisten boquiabiertos a una de las danzas más difíciles de disfrutar en la naturaleza marina.