Previas divisionales: Packers-Giants


Repetid conmigo. Despacio. Paladeando. Sin prisas. “Packers-Giants en Lambeau Field y en playoff”. Suena a música celestial. No es el acabose pero lo roza. No lo repitáis demasiado, o necesitaréis una ducha fría. No es broma, si solo pudiera ver uno de los cuatro partidos de este fin de semana, elegiría éste sin dudarlo.

El choque tiene sabor añejo, a otro tiempo. Los dos son equipos jóvenes, pero cargados de galones antiguos y modernos. Dos de los últimos cuatro campeones. En la esquina verde, el defensor del título, el conjunto más laureado, la esencia del football americano materializada en unos colores… ¡Los Packers! En la azul, el último defensor del pasado, el alma del football rocoso, el destructor de perfectos, el eterno aspirante que, como un reloj, aparece cada varios años para birlarle el título a equipos más deslumbrantes pero con menos poso. ¡Los Giants! La cita, en el estadio de los estadios. La catedral del football. Un lugar de devoción y recogimiento. La tundra helada, el kilómetro cero. ¡Lambeau Field!

Y todo muchos grados bajo cero, con el cielo despejado, el frío acuchillando los brazos desnudos de titanes que no sienten la congelación, aunque estén rojos de dolor. Y delante del público más entendido y fervoroso. El alma de un pueblo volcado por entero en un solo lugar.

Eso es football. Lo demás, sucedáneos.


PACKERS

Green Bay es Rodgers. No le deis más vueltas. Como un galán de Hollywood que sonríe y derrite una platea que suspira al unísono. Ya he escrito alguna vez que no creo que nunca ningún quarterback haya jugado como lo ha hecho Aaron esta temporada. Todos decimos que los Packers no tienen juego de carrera, que su línea ofensiva flaquea, que la defensa se rompe, que los equipos especiales se despistan. Pero todos mentimos. No tenemos ni idea de si eso es verdad o mentira. Cuando nos sentamos a ver un partido de Green Bay somos inmediatamente abducidos por Rodgers, que nos introduce en una ruleta rusa de pases geniales, lecturas imposibles, atrevimiento heroico, temeridad controlada. Me vais a entender muy bien. Tebow provoca orgasmos juveniles. Experimentación, dudas y desconcierto, rotos por un instante de éxtasis. Los de Rodgers son maduros. Un largo paseo por un estado tal vez menos explosivo, pero si mucho más placentero y laaaaargo. Muchos minutos sin aire en los pulmones, sin resuello, con el corazón estallando y la sensación de estar viviendo la mejor noche de nuestras vidas.

Y así hay que ver los partidos de Rodgers. A calzón quitado. Rendidos desde el primer minuto y convencidos de que nos hará disfrutar desde el principio hasta el final. Manteniéndonos ahí, en el instante insostenible, durante más tiempo del posible. Aaron lo hace todo bien. Y lo hace con emoción, con una sonrisa. Transmitiendo. Pasándoselo mejor que nadie y disfrutando de cada detalle del partido. Cada completo es una fiesta, cada jugada una travesura, cada compañero un cómplice y cada drive una aventura. Los Packers están donde están, tienen el mejor récord, y son los máximos aspirante porque son los que mejor football americano practican. Solo hay un culpable. Aaron Rodgers, el tipo que mejor juega a ésto sobre la faz de la tierra.

Al otro lado del balón están, Greg Jennings, Donald Driver, Jordy Nelson, Jermichael Finley… Y qué queréis que os cuente. Lo demás no importa. Y si de verdad importara tampoco sé cómo contároslo. Insisto, Rodgers lo absorbe todo, lo domina.


¿O alguien piensa que los Packers no tendrían mejor juego de carrera si les hiciera falta? Ryan Grant y James Starks no parecerán mucha cosa, pero el segundo se convirtió en pieza clave para el título hace doce meses. Cuando hizo falta, ahí estaba. La línea ofensiva sigue siendo tan porosa como casi siempre, pero Rodgers aprovecha el defecto para escapar en roll out y lanzar sus pases más letales, desde fuera del pocket, cruzando la pelota de lado a lado, como mandan los cánones que no hay que hacer nunca, para romper las leyes de la física y reírse del mundo.

Sobre la defensa, más de los mismo. Los números dicen que es la peor de toda la NFL. Ni 30, ni 31. Farolillo rojo. Incapaz contra el pase y solo digna contra la carrera. ¿Quién dijo mala?¡¡¡31 intercepciones!!! Más que nadie en la liga. Hay veces que no es necesario parar al enemigo en cada drive. Es suficiente con hacerlo en los que importa. Ahí, cuando lo pide Rodgers, cuando el QB se acerca, da una palmada en las espalda y exige eficacia con una sonrisa, como si no fuera importante, es el momento en que esa defensa tan nefasta recupera al mejor Matthews, a Raji y a Woodson. Los corredores dejan de avanzar y los balones acaban aterrizando, como por arte de magia, en manos de los defensores.

No le deis más vueltas. La carrera de Green Bay no es inoperante, ni la defensa un coladero. Todo el equipo es lo que Rodgers quiera que sea y, salvo sorpresa o milagro, el QB quiere que el domingo todos sean perfectos. ¿Quién podrá evitarlo?


GIANTS

De los Giants ya os conté sus secretos en la previa de hace una semana. Ahí me remito. Lo tienen todo bueno, pero de vez en cuando se van y dejan el emparrillado en manos de sus rivales. Cuanto más dura el apagón, más se alejan las opciones de victoria. No os miento. Eli Manning, con su cara de niño perdido mirando un plano de metro sujetado del revés, es capaz de igualar toda la magia de Rodgers en un partido perfecto. La cuestión no es si los Giants son capaces de tenerlo. Lo difícil es que lo hagan durante dos semanas seguidas.

Os podría decir que los Giants necesitan dormir el partido y sacar a Rodgers del campo, pero sería mentira. Os podría contar que, como hace una semana, Bradshaw (que está tocado) y Jacobs tendrán la llave de la victoria, pero no sería verdad. Los Giants pueden empeñarse en un duelo de pistoleros y sobrevivir. Los Giants pueden buscar un partido de baja anotación y ganarlo. Los Giants pueden regalar el reloj, o conquistar el tiempo, y tener el mismo éxito. Tienen armas para todo. El problema de los Giants es única y exclusivamente la irregularidad, la falta de concentración, los despistes y el desánimo; el individualismo y la estadística propia; los nervios y la falta de confianza.

Y por último, da lo mismo cómo llegue el marcador en los últimos minutos. Si los Giants van ganando, Coughlin, en su único defecto inexplicable e incorregible, colocará su defensa en prevent y dejará que Rodgers le remonte. Si los Packers ganan por mucho, McCarthy se volverá conservador y Eli romperá el marcador. Si el partido es igualado, uff. Si el partido termina igualado todo es posible, porque el domingo, en Lambeau Field, Packers y Giants jugarán a football americano. Repetidlo muy despacio.


MI PRONÓSTICO: PACKERS +7

No me pidáis argumentos. No es racional. Solo que algo me dice que el domingo, en Wisconsin, habrá un apagón descomunal. Dejará sin luz la mitad de Lambeau Field. Veremos.

mtovarnfl@yahoo.es / twitter: @mtovarnfl

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