AGUAS ABIERTAS | BUDAPEST 2022
“Las aguas abiertas están perdiendo su esencia”
Alberto Martínez, que desde otoño se entrena en Río de Janeiro con la campeona olímpica Cunha, llega “ilusionado” a Budapest y reconoce que debe adaptarse a los nuevos tiempos.
“A causa o por culpa de Wellbrock, las aguas abiertas están cambiando”, se arranca Alberto Martínez, nadador de Arena, que ha tenido una llegada a Budapest un tanto accidentada. Su vuelo sufrió un retraso y le perdieron la maleta, por lo que lleva ya cuatro días teniendo que lidiar con el mismo polo de España y sus enseres. “En breve esta camiseta va a caminar sola”, bromea al final del encuentro en el Hotel Ensana Terman de Budapest. en la Isla Margarita, desde donde descansa y se alimenta antes de cubrir este miércoles y jueves las pruebas de 10km y 25 km. El pasado lunes, cuando iba a debutar en el relevo 4x1.500m, la descalificación de María de Valdés lo hizo imposible. “Voy este martes a nadar por el lago, aún no lo conozco”, comenta.
Al hilo de Wellbrock, el alemán que se entrena nadando a contracorriente y que tiene “una marcha más que el resto”, subcampeón del 1.500 libre y medallista del 800, campeón olímpico en 10 kilómetros y ganado del relevo 6km y de la prueba de 5km en Lupa Beach en Budapest en este Mundial de Natación, Martínez argumenta por qué las aguas abiertas han mutado y los velocistas de piscina (los más rápidos en el fondo) dominan esta prueba desde hace unos años. Wellbrock, Gregorio Paltrinieri o Mikhaylo Romanchuk son los hombres a seguir. “La tendencia de las aguas abiertas cambia. Vemos que las condiciones climatológicas no alteran las competiciones, las aguas cerradas son y su temperatura normal, no hay viento ni oleaje. No dejan de sumarse nadadores de tallaje y velocidad alta porque cada vez se parece más a nadar en piscina. Ha perdido ese componente de aventura. Todo es más plano y puedes controlar factores que antes eran imprevisible”, argumenta.
Eso facilita el ritmo de los más rápidos. Los que vienen de piscina tienen de serie una marcha más, pero Wellbrock cuenta con otra adicional. “Las primeras cuatro o cinco posiciones son inaccesibles”, dice. Pese a ello, el murciano que se entrena desde otoño en Río de Janeiro llega “ilusionado” a un Mundial en el que quiere repetir el top-10 conseguido en Gwangju en 2019 que le dio el billete olímpico, aunque reconoce que están en una fase de cambio de hábitos en los entrenamientos y necesita adaptarse con vistas a París 2024, su gran objetivo.
Destina sus ayudas a mejorar y crecer personalmente
Una vez acabó Tokio y dejó el grupo de entrenamiento de Fred Vergnoux (Martínez fue compañero de Mireia Belmonte durante varios años) y viajó a Río de Janeiro, a la zona de Barra de Tijuca donde se celebraron los Juegos Olímpicos, para entrenarse con Fernando Possenti. Un técnico de gran fama por los buenos resultados de Brasil, especialmente de Ana Marcela Cunha, que ya ganó la prueba de 5km y que es campeona olímpica. La Wellbrock femenina. “Tiene una energía brutal, me gusta su filosofía de vida, es capaz de desconectar cuando toca y de generar muy bien ambiente; cuando toca trabajar lo hace duro. Es capaz de cambiar el chip rápido. Es una cualidad brutal que le permite estar relajada y concentrada cuando toca. Destaci su competitividad. Me ha ayudado mucho a corregir errores dentro de la técnica”, explica.
Alberto Martínez está intentando mejorar la longitud de la brazada y respirar hacia los dos lados, ya que actualmente cargaba todo para el lado derecho. “Son cambios a largo plazo”, asegura. El nadador de aguas abiertas vive en frente del anillo olímpico, donde entrena, y está viviendo una experiencia importante de crecimiento personal (”estoy aprendiendo portugués”). Todo ello, con las ayudas que recibe de las Becas Podium y de la Comunidad de Murcia y el Ayuntamiento de Cartagena: “Sí, podía estar en mi casa en Murcia, entrenarme allí y ahorrar ese dinero, pero es una apuesta, una inversión”.
Sin mucho tiempo libre debido a las dos sesiones de entrenamiento diarios, el nadador que nunca ha abandonado una carrera y que acabó exhausto en los Juegos de Tokio después de la prueba de 10km, destaca el espíritu de equipo de su grupo de entrenamiento y le ha impactado la “pobreza” en algunas zonas de Río: “Ves momentos en los sacan los cubos de basura y la gente está allí recogiendo. Visite zonas de playa y me pareció espectaculares, pero por otro lado ves gente al límite. Tenemos una chica que nos viene a limpiar un día a la semana el piso y podemos comprobar sus problemas económicos”, finaliza Martínez, que espera repetir el top ten en la ‘piscina’ Lupa Beach.