Gigi Oliva, tras las chicas de oro

Acababa de cumplir dos años, pero describe aquel momento como algo “especial, basta con ver cómo la gente habla de ello”. Georgina Oliva, ‘Gigi’ en el mundo del hockey hierba, pisa con determinación el Olímpic de Terrassa, el escenario donde hace 30 años la Selección española femenina se colgó un tan inesperado como histórico oro en los Juegos de Barcelona-92, y en el que desde este viernes luchará por lo máximo en la Copa del Mundo la capitana de las ‘Red Sticks’, el combinado del cual se despedirá.

“Sí, tengo la decisión tomada”, asiente en conversación con AS, no sin antes tragar saliva, la 261 veces internacional. “Llevo más de media vida y acabar con un Mundial en casa es genial. Si tuviéramos medalla, ya sería inolvidable”, reconoce la mediocampista, quien a sus 31 años podría perfectamente alargar su carrera internacional, tras haber sido recientemente proclamada MVP de la Liga Iberdrola 2021-22, con el Junior. “Ahora mismo lo tengo claro, ya tengo una edad y han de venir las nuevas generaciones. Es un buen momento, y a veces la edad en el hockey te retira. Yo lo noto”, desgrana Gigi, quien no cree en una retirada en dos tiempos como la de su hermano Roc, plata en Pekín-08.

No le tiemblan las piernas a la mejor jugadora extranjera en la historia de la liga neerlandesa, a la MVP del Europeo de 2019 sin haber sido siquiera finalista, ante el reto de emular a aquellas chicas de oro de hace 30 años. “Aquí en Terrassa, el equipo femenino hizo historia, dejó el listón tan alto que es insuperable lo que lograron”, asume. Y añade: “Hay una parte de presión, pero sobre todo es una motivación. Tenemos muy claro que todo lo hacemos para ganar. A ver si jugar en casa nos da ese punto de suerte que a veces se necesita”.

Así que repasa las dificultades que han tenido siempre para igualarse con Argentina, una de las rivales ya en la fase de grupos, y casi celebra entre dientes que Países Bajos sufra en su idea de juego el cambio de entrenador, “aunque son las mejores”. Y, preguntada por si es posible igualar e incluso superar el tercer puesto del Mundial de 2018, el mejor en la historia de España, responde lacónica: “Tenemos la capacidad de lograrlo”.

Pasada está la página de los Juegos de Tokio, “un golpe bajo porque nos veíamos en semifinales”, hasta que cayeron ante Gran Bretaña en cuartos, en los dramáticos ‘shoot out’. “Estábamos en un momento espectacular, pero en el partido donde mejor debíamos estar, fallaron dos detalles”, lamenta. Y repasa el cambio generacional de las ‘Red Sticks’. “Han entrado jugadoras con menos experiencia en torneos, pero ya estaban en el grupo potencial. Y desde diciembre llevamos entrenándonos juntas, vamos en la misma dirección, queremos lo mismo y se nota que estamos trabajadas”, asegura.

“Si ganáramos, se liaría una bastante gorda”, suelta, ya desinhibida Gigi Oliva, consciente de que “hasta ahora se ha dado mucha más bola al deporte masculino, por eso hay que empujar a las féminas”. Y sabedora también de que la final de este Mundial, que se disputa entre Terrassa y Amstelveen (Países Bajos), se disputa el domingo 17 de julio, solo un día antes de su cumpleaños. “A ver si las del equipo me hacen un buen regalo”, bromea.

Hija de un olímpico en Los Ángeles-84 y Seúl-88, el malogrado Jordi Oliva, y hermana del medallista Roc Oliva, es obligado preguntarle a Gigi Oliva, recolectora de premios individuales, cómo está el futuro de la saga: “Los siguientes son los hijos de mis hermanos, si les gusta el hockey, tienen el talento y quieren esforzarse… Pero tienen un año solo”, advierte. Habrá que disfrutar primero de este Mundial, comenzando por Canadá este viernes (21:30), en el territorio de las chicas de oro.